
Higiene
Aurelio Rojas, cardiólogo: “A esta hora la ducha no es solo higiene, es uno de los mejores trucos científicos de longevidad”
Una ducha, bien programada, puede convertirse en una herramienta poderosa para dormir mejor, proteger el corazón y hasta alargar la vida, según la ciencia

Cada día, millones de personas comienzan o terminan la jornada bajo la ducha sin darle demasiada importancia. Sin embargo, la ciencia lleva años señalando que este hábito cotidiano puede ser mucho más que un ritual de higiene: tiene un impacto directo en cómo dormimos, en la salud del corazón e incluso en la velocidad a la que envejecen nuestras células. El cardiólogo Aurelio Rojas lo resume en una frase llamativa: “La ducha, bien hecha y en el momento adecuado, puede ser uno de los trucos más eficaces de longevidad”.
Y no se trata de un simple consejo de estilo de vida, sino de conclusiones respaldadas por estudios internacionales que analizan la relación entre descanso nocturno y salud a largo plazo.
¿A qué hora es mejor ducharse, según la ciencia?
Aquí es donde los datos se vuelven sorprendentes. Una investigación publicada en Sleep Medicine Reviews (2019) revisó 17 estudios y encontró que ducharse con agua caliente entre una y dos horas antes de dormir ayuda a conciliar el sueño un 36% más rápido y mejora la calidad del descanso profundo.
La explicación es fisiológica: el agua caliente dilata los vasos sanguíneos de la piel, facilitando la pérdida de calor corporal. Ese descenso de la temperatura central envía al cerebro la señal de que es hora de producir melatonina, la hormona que regula nuestro reloj biológico y prepara el cuerpo para dormir.
Al mismo tiempo, esta señal ayuda a contrarrestar al cortisol, la hormona del estrés, que en exceso retrasa la conciliación del sueño.
Este hallazgo no es menor: dormir bien no solo influye en el rendimiento cognitivo, sino también en la función inmunológica, la salud cardiovascular y la longevidad. De hecho, múltiples estudios han demostrado que los problemas de sueño se asocian a un mayor riesgo de hipertensión, diabetes tipo 2, obesidad y deterioro cognitivo.
En palabras simples: la ducha nocturna ayuda a “apagar el sistema” y a poner al cuerpo en modo descanso.
Beneficios comprobados de la ducha nocturna
El propio Dr. Rojas lo resume como un truco de longevidad. Y la ciencia lo respalda con varios beneficios directos:
- Conciliar el sueño más rápido: reduce la latencia del sueño en más de un tercio.
- Más sueño profundo: aumenta las fases de descanso reparador, clave para la memoria y la regeneración celular.
- Mejor estado de ánimo: al favorecer el descanso, se reduce la irritabilidad y mejora la regulación emocional.
- Sistema inmune reforzado: dormir bien fortalece las defensas frente a infecciones.
- Corazón protegido: la calidad del sueño se relaciona con menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Prevención de enfermedades crónicas: el buen descanso disminuye la probabilidad de desarrollar diabetes y deterioro cognitivo.
Un punto clave que destaca Rojas y la literatura científica: el tiempo y la temperatura importan.
- Cuándo: lo ideal es entre 1 y 2 horas antes de dormir. Si se hace justo al acostarse, el aumento inicial de la temperatura corporal puede retrasar la conciliación del sueño.
- Cómo: la temperatura debe ser templada a caliente, entre 40 y 42,5 ºC, nunca excesivamente alta.
- Duración: entre 5 y 10 minutos es suficiente.
El sueño como medicina preventiva
Dormir bien es mucho más que sentirse descansado. La revista Nature and Science of Sleep (2017) advierte que la falta de sueño reparador afecta a corto plazo a la concentración y la memoria, y a largo plazo incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas.
Además, investigaciones en el campo de la cronobiología demuestran que regular la temperatura corporal mediante técnicas como la ducha nocturna es una de las formas más eficaces de alinear nuestro reloj interno y evitar el insomnio.
Lo que podría parecer un gesto rutinario de higiene es en realidad una herramienta de salud preventiva. El propio Aurelio Rojas lo sintetiza así: “Una ducha caliente antes de dormir no es solo limpieza: es un truco científico para vivir más y mejor”. Incorporar este hábito puede ser un cambio pequeño con un impacto enorme en la calidad del descanso, el rendimiento diario y la salud a largo plazo.
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