
Salud mental
¿Cómo se siente la depresión desde dentro? El testimonio de una persona que lleva ocho años con la enfermedad
Esta enfermedad es uno de los peligros invisibles que rigen nuestra sociedad. "Te vas muriendo lentamente por dentro mientras sigues vivo", en palabras del afectado

En una era marcada por la hiperconexión digital, la salud mental se ha convertido en uno de los desafíos más urgentes y, al mismo tiempo, más invisibilizados de nuestro tiempo. Vivimos expuestos a una constante presión por proyectar felicidad, éxito y estabilidad, mientras puertas adentro muchas personas batallan con una profunda sensación de vacío, ansiedad o tristeza crónica. El entorno digital no solo ha transformado nuestra forma de relacionarnos, sino también nuestra manera de experimentar y gestionar las emociones. La comparación constante, la validación a través de métricas como likes o seguidores y la sobreexposición han elevado los niveles de malestar emocional, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos.
Cuidar la salud mental propia y ajena ya no puede considerarse un lujo o una prioridad secundaria. En un contexto donde las pantallas median nuestras interacciones más frecuentes, es fácil perder de vista lo que sienten los demás e incluso lo que sentimos nosotros mismos. Las señales de alerta se diluyen entre los filtros y las frases hechas, mientras crece el riesgo de que quienes necesitan ayuda no la pidan por temor al estigma o la incomprensión. En este escenario, el acompañamiento, la escucha activa y la empatía se vuelven fundamentales. Reconocer que la salud emocional es tan importante como la física es el primer paso hacia una sociedad más consciente y menos indiferente.
Los datos respaldan la magnitud del problema. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 280 millones de personas en el mundo padecen depresión. En España, los estudios más recientes revelan que cerca del 13% de la población ha sido diagnosticada con algún trastorno depresivo, y las cifras se han incrementado de forma alarmante tras la pandemia. Lo más preocupante es que, en muchos casos, la depresión pasa desapercibida o es minimizada tanto por el entorno como por quien la sufre. Esto retrasa el acceso al tratamiento adecuado y puede agravar el cuadro clínico hasta derivar en situaciones extremas.
¿Qué es la depresión según una persona enferma durante ocho años?
No se trata únicamente de tristeza ni de un mal día. La depresión es una enfermedad que puede afectar seriamente el funcionamiento diario de una persona. Un usuario de TikTok, que asegura que lleva ocho año sumergido en esta enfermedad mental, conocido como @adrity ha expuesto lo que supone esta experiencia. "La depresión te sumerge más en tu mundo, por lo que cada experiencia depresiva es distinta", aclara antes de entregar su testimonio y desmentir los mitos extendidos. El implicado asegura que no se trata solo de "estar triste". En este sentido, puede provocar una desconexión profunda con el entorno, una pérdida del sentido de la vida y una visión distorsionada de uno mismo.
Las consecuencias pueden ser devastadoras si no se detecta a tiempo y no se trata con el acompañamiento profesional que requiere. Frente a esta realidad, el gesto más humano y más necesario es dejar de subestimar lo que no siempre se ve. Según aclara Adrián, "te vas muriendo lentamente en vida y te vas apagando". A menudo, quienes sufren depresión son los que menos lo comunican y esta forma de diluirse entre la sociedad es el claro efecto de esta falta de conexión con el mundo que a uno le rodea.
La sonrisa puede esconder el dolor, el silencio puede hablar más que las palabras. Por eso es vital que familiares, amigos y compañeros aprendan a identificar cambios de comportamiento, aislamientos repentinos o señales de agotamiento emocional. No se trata de invadir, sino de estar presentes, de preguntar con honestidad cómo se encuentra el otro y de ofrecer apoyo sin juicio. La prevención también se construye en los vínculos cotidianos, en la capacidad de abrir espacios de contención y de promover conversaciones reales sobre lo que sentimos.
No es estar triste, sino dejar de sentir
"Estoy triste pero a parte de tristeza también siento ira, rabia, desesperación y ansiedad. Pero lo que más sientes es como que te apagas", vuelve a incidir. A todo ello, añade que "hay una gran gente que la tiene pero no diagnosticada". Por ende, hablar de depresión con claridad, sin tabúes ni eufemismos, es una tarea urgente. Mientras se normalice minimizar el sufrimiento ajeno con frases como “todo pasa” o “tienes que animarte”, se seguirán perdiendo vidas en silencio. El afectado propone la visita al psicólogo si una persona empieza a entrar en una etapa de tristeza, para eludir caer en las garras de la patología. La depresión no es debilidad, no es falta de voluntad ni una etapa que se supera sola. Es una condición que merece atención, respeto y sobre todo, acompañamiento.
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