Bienestar

Tu descanso podría empeorar durante la Semana Santa. Descubre el motivo

La Semana Santa coincide con la Luna llena desde el año 325, que es cuando la Santa Sede celebró el Concilio de Nicea

Una luna normal, o tal vez una superluna, quién sabe, porque son indistinguibles en estas condiciones
Una luna normal, o tal vez una superluna, quién sabe, porque son indistinguibles en estas condiciones(471743 / Pixabay)(471743 / Pixabay)

La Semana Santa es la festividad religiosa que conmemora la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Y es la semana que pone un punto final a la Cuaresma (Quadragésima en latín), que es el periodo de 40 días que inicia con el Miércoles de Ceniza. Esencialmente, la Cuaresma y la Semana Santa son un momento en el que la Iglesia Católica exhorta a sus fieles a purificarse para reconciliarse con su fe, con ellos mismos y con los demás.

Antonio Banderas en la Semana Santa de Málaga
Antonio Banderas en la Semana Santa de MálagaGtres

La Semana Santa se celebra en estas fechas desde el año 325, que es cuando la Santa Sede celebró el Concilio de Nicea. En aquel momento se decidió que el Domingo de Resurrección debía coincidir con el domingo siguiente a la primera luna llena de la primavera, de forma que la Semana Santa coincidise siempre con la luna llena.

Este hecho, lejos de ser un dato simplemente anecdótico, podría ser mucho más trascendente de lo que podría pensarse en un primer momento, es más, podría afectar incluso a la calidad de nuestro descanso:

¿Cómo afecta la luna llena a nuestro cuerpo?

La mayoría de los profesionales de la salud sostienen que los ciclos lunares pueden afectar a la salud de las personas. Y es una creencia que parece tener cierto sustento. Al fin y al cabo, los ciclos lunares afectan a las mareas, a los ciclos reproductivos de muchas especies o a los ciclos vitales de las plantas... entonces, ¿por qué no podría afectar también a nuestro organismo?

Esta relación entre la salud y la fase en la que se encuentre la Luna que han observado los médicos actuales, es materia de estudio desde hace ya mucho tiempo: allá por el 400 a.C., los médicos y los filósofos encontraron que existía una relación entre el estado mental de sus pacientes y los ciclos lunares. De hecho, ese es -precisamente- el origen de la palabra “lunático”.

GRAF9096. SANTIAGO DE COMPOSTELA, 02/09/2020.- La luna llena sale sobre Santiago de Compostela esta noche de cielos despejados y buen tiempo. EFE/Lavandeira jr
GRAF9096. SANTIAGO DE COMPOSTELA, 02/09/2020.- La luna llena sale sobre Santiago de Compostela esta noche de cielos despejados y buen tiempo. EFE/Lavandeira jrLavandeira jrAgencia EFE

Lejos de ser pura superchería, se ha comprobado en diversos estudios que -efectivamente- la fase en la que se encuentra la luna en un momento u otro, tiene un impacto importante en algunos elementos del comportamiento humano, como por ejemplo, en el sueño.

Varios científicos de la Universidad de Basilea (Suiza) publicaron los resultados de un estudio realizado en el año 2018 en la revista “Current Biology”. Y en aquel artículo, los investigadores explicaron la forma en que los biorritmos humanos se adaptan a los ritmos geofísicos de la luna.

Al parecer, los datos demostraron que la actividad cerebral de las áreas relacionadas con el sueño profundo (REM) descendían en los últimos días de cada ciclo lunar, coincidiendo con la cuarta fase visible de la luna, es decir, la luna llena. Eso significa que los sujetos del estudio tardaron más en conciliar el sueño y que -además- durmieron de una forma más liviana.

Concretamente, la actividad encefalográfica disminuyó en un 30%, el tiempo para conciliar el sueño se incrementó en cinco minutos y la duración total del sueño se redujo 20 minutos. Otro aspecto que también llamó la atención de los científicos fue la notable disminución de los niveles de melatonina en el organismo, que es la hormona encargada de regular los ciclos del sueño.

Dormir el mínimo de horas es básico
Dormir el mínimo de horas es básicoLa Razón

Cabe aclarar también que, durante el experimento, los investigadores trataron de desechar otros elementos que pudiesen enturbiar los resultados, como la luz de las pantallas; que se ha demostrado que aumentan la estimulación cognitiva del cerebro y que -por lo tanto- alteran artificialmente el sueño, haciendo que sea más difícil de conciliar el sueño.