
Vida eterna
Jimmy Hernández, 100 años de edad, desvela el secreto de su longevidad: "Es lo que mis padres me enseñaron"
El ciudadano explica las claves que le han llevado a superar el siglo de vida y los consejos sabios que le dio su familia para llevar una vida plena

Cada vez son más los estudios que respaldan la idea de que una vida longeva no es fruto del azar sino del estilo de vida que adoptamos desde edades tempranas. Los expertos en salud coinciden en que mantener una alimentación equilibrada rica en vegetales y baja en productos ultraprocesados es uno de los pilares fundamentales para alcanzar una vejez saludable. A esto se suma la práctica regular de ejercicio físico, no necesariamente extenuante, pero sí constante y adaptado a cada etapa de la vida. Dormir bien, mantener relaciones sociales activas y reducir el estrés son también factores que influyen directamente en la calidad y duración de los años vividos. En las conocidas zonas azules del planeta donde la esperanza de vida supera con frecuencia los 90 años, estas pautas forman parte del día a día de sus habitantes sin que ellos lo consideren un esfuerzo extraordinario.
Sin embargo, alcanzar los cien años no es posible si se mantienen hábitos que, aunque comunes, resultan perjudiciales a largo plazo. El sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol o tabaco y la mala gestión emocional son algunos de los errores más frecuentes que comprometen seriamente la salud con el paso del tiempo. Muchos especialistas advierten que también influye negativamente la falta de propósito o motivación vital, un aspecto que suele pasarse por alto pero que juega un papel clave en el bienestar psicológico. Vivir con intención, cuidarse sin obsesionarse y prestar atención tanto al cuerpo como a la mente son, en definitiva, claves esenciales para disfrutar de una vida más larga y plena.
Tal es el caso que menciona Jimmy Hernández sobre su experiencia vital. El susodicho, entrevistado por el medio anglosajón Today, explicó las claves que le han llevado a superar el siglo de vida. A su lejana edad, todavía práctica actividades de alto riesgo como el paracaidismo y en su día a día sigue conduciendo con total normalidad. Si bien este es un caso anómalo, no tanto por los años que cumple sino por el estado físico que presenta, esto se debe a una vida llena de cuidados que según aclara "nunca se ha dejado ir". Por tanto, ante la posibilidad de vivir durante tanto tiempo, el ciudadano identifica las claves que le han llevado a estar donde actualmente vive y los caprichos que todavía se permite.
Hernández revela el secreto de la longevidad: el amor
El reposo en estos casos nunca es una opción. Actualmente se encuentra retirado de su profesión de carpintero, pero la ejerció desde que cumplió los 22 hasta los 91 años. Sin embargo, con un sentimiento de oficio irremediable, aún se encarga de arreglar los estropicios aparentes en su vivienda y, por tanto, se ocupa del total mantenimiento del domicilio. Por lo que, si hay algo que fundamenta el motor que hoy resiste en su interior es la actividad física, tanto "laboral" como voluntaria. "No puedes simplemente sentarte a ver la televisión porque engordas. Tienes que hacer ejercicio y no puedes dejarte ir", recalca Hernández. Al fin y al cabo, si una Segunda Guerra Mundial no pudo con él, el desnivel de su casa menos. "No puedo dejar de subir a la escalera. Hago mis cosas", indica.
Pero, entrando en materia, si hay algo que ha facilitado el ritmo vital del estadounidense ha sido el apoyo familiar que ha recibido por parte de todos sus allegados. Destaca la relevancia del cariño y del amor de su familia para una vida larga, enfatizando las relaciones y los lazos familiares como clave para su longevidad. “Ama a las personas. Eso fue lo que mi mamá y mi papá nos enseñaron: a amarnos y abrazarnos”, destaca. Pero este sentir no solo se traslada a su entorno cercano, sino que también se refleja en los intercambios que tenemos en el día a día, independientemente de la confianza que tengamos con el tercero. “Solo tienes que confiar en todos y respetar a los demás”, incide.
Un espacio para los caprichos
Pese a todo lo que pudiera parecer, la vida de Hernández no es un listado de exclusiones, puesto que también hay un hueco reservado para los pequeños gustos de la vida. Un claro ejemplo reside en la alimentación, donde agrega que "el postre, siempre tengo que tenerlo". Pero, sin embargo, es bien consciente de lo que no debe ingerir, incluso cuando esto suponga una tentación: "Tienes que vivir una vida limpia y no abusar del licor, ni del tabaco, ni siquiera de la comida", por lo que siempre es moderado en sus decisiones. La filosofía de vida que sigue el veterano de guerra es clara y concisa: "Tienes que vivir en positivo. Creo que es la única manera de vivir", concluye.
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