La búsqueda de la inmortalidad (2)

El investigador Jonathan An de la Universidad de Washington planea probar la rapamicina en humanos. Si los efectos en adultos son similares a los observados en ratones, este medicamento podría reducir las visitas al dentista.

La mejora en la salud dental es notable, pero no es la razón principal por la que su investigación ha captado tanta atención. La rapamicina ha demostrado prolongar la vida de levaduras, nematodos, moscas de la fruta y ratones en experimentos de laboratorio, ayudando a retrasar o revertir el declive inmunitario, muscular, cognitivo y cancerígeno en estos animales.

El éxito de la rapamicina, que inhibe una vía biológica del crecimiento celular, ha atraído la atención de destacados investigadores de longevidad, clínicas, e inversores en biotecnología.

Desde que el estudio de An se publicó en 2020, numerosas clínicas de longevidad le han consultado sobre cómo incorporar la rapamicina en sus prácticas.

Algunos científicos ven en la rapamicina un fuerte candidato para prolongar la vida debido a sus efectos en especies de laboratorio y su aprobación previa como inmunosupresor en humanos.

Actualmente, los médicos pueden recetar rapamicina para usos no estrictamente aprobados, incluidos aquellos relacionados con la longevidad.

Este científico espera que estas clínicas realmente busquen mejorar la salud de sus clientes, aunque sospecha que no siempre es así. Les advierte sobre los efectos secundarios orales de la rapamicina y recalca que aún se desconoce mucho sobre sus efectos en la salud humana.

Diferentes empresas también han solicitado su ayuda para estudios privados, lo que añade una capa de complejidad a la incipiente industria de la longevidad, que según «The Wall Street Journal», incluye entre 50 y 800 proveedores en todo los Estados Unidos.