La cefalea en racimos se caracteriza por la aparición de dolor en un solo lado de la cabeza. Generalmente, va acompañada de otros síntomas oculares o nasales como lagrimeo, enrojecimiento, congestión y/o secreción nasal. Aunque no es el tipo de dolor de cabeza más común, la padecen cerca de 50.000 personas en España, y, de ellas, un 78% sufren de restricciones importantes en su vida diaria.
Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que esta enfermedad“suele tener una duración relativamente breve, pero el dolor se experimenta de forma tan intensa, que son muchos los pacientes los que lo describen como atroz o insoportable. Además, muestran una gran inquietud motora porque toleran mal el estar en posición de descanso”.
Otra característica que define a este tipo de dolor de cabeza es que se suele presentar casi siempre a la misma hora, con un predominio vespertino y/o nocturno en el 73% de los casos, y con frecuencia las crisis ocurren en determinadas épocas del año, sobre todo con los cambios de estación al inicio de la primavera o al final del otoño.
Si bien la gran mayoría de los pacientes la experimentan de forma episódica -es decir, se combinan periodos bastante amplios de remisión, junto con períodos sintomáticos-, en hasta un 20% de los pacientes, la cefalea en racimos se puede cronificar y, en estos casos, los periodos de remisión prácticamente desaparecen.
“La cefalea en racimos es posiblemente unos de los tipos de dolor de cabeza más infradiagnosticados de España. En primer lugar porque si no se llega a cronificar, los periodos de remisión pueden ser tan amplios que son pocos los pacientes que, sobre todo en los primeros años de su enfermedad, no llegan a consultar con un especialista”,comenta Irimia.“Pero, además, es un tipo de dolor de cabeza en el que, a pesar de tener unas características tan específicas, como no es una enfermedad muy habitual, más del 57% de los pacientes reciben diagnósticos previos erróneos”.
Terapia con oxígeno
Actualmente, en España, se diagnostican unos 1.000 nuevos casos de esta enfermedad. Pero aun así, existe un retraso diagnostico que, en muchos pacientes, puede ser superior a los 3 años.“La principal consecuencia de no tener un diagnóstico es que, al no poder acceder al control y al tratamiento adecuados para esta enfermedad, las crisis de dolor de cabeza cada vez serán más habituales y se tenderá a la cronificación. Y cuando los pacientes tienen ya una cefalea en racimos crónica, su enfermedad no solo será mucho más discapacitante, sino que además experimentarán una menor respuesta a los fármacos. Porque calculamos, además, que un 10% de las formas crónicas son refractarias a los fármacos”,señala .
La SEN estima que más de un 50% de los pacientes no está recibiendo el tratamiento preventivo adecuado y que más de un 30% de los pacientes no tienen acceso a los tratamientos sintomáticos adecuados, sobre todo a la terapia con oxígeno, que es una de las principales terapias de elección.“El tratamiento habitual de los pacientes se hace con fármacos, pero los casos resistentes pueden beneficiarse de tratamiento quirúrgico”,indica.
“Es por tanto necesario recalcar no solo la relevancia que tiene para la población concienciarse sobre la importancia que tiene consultar el dolor de cabeza, sino hacer un llamamiento a todos los profesionales médicos para mejorar su identificación clínica, para evitar que esta enfermedad se cronifique”, añade.
Actualmente se desconoce cuál es el origen de la cefalea en racimos, aunque parece que se han identificado ciertas alteraciones en una estructura cerebral denominada hipotálamo. Por otra parte, y aunque se dan casos de cefalea en racimos en la infancia, adolescencia y en personas mayores, se trata de una enfermedad que afecta especialmente a adultos jóvenes de alrededor de 30 años. Y sobre todo afecta a varones, en una ratio de 4:1.
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