Salud

La ciencia desvela un nuevo beneficio del omega-3 para la salud

Una nueva ventaja se suma a la larga lista de los efectos positivos que genera en nuestro cuerpo el consumo de este ácido graso, presente en píldoras o alimentos como el pescado azul

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Mujer toma una píldora de omega-3Freepik

Hay alimentos "de toda la vida" en España cuyo consumo apoyan estudios científicos avalados por todo el mundo. Sin duda, tres de ellos son el aceite de oliva, las nueces y el pescado azul. Uno de los motivos principales para realizar esta selección es que se trata de dos alimentos que se descomponen en ácidos grasos sumamente importantes para nuestro cuerpo, como el omega-6 o el omega-3.

El organismo necesita omega-3 para fortalecer las neuronas y para realizar otras funciones igualmente importantes. Estos ácidos ayudan a mantener el corazón sano y lo protegen contra un accidente cerebrovascular. También ayudan a mejorar la salud del corazón si la persona ya tiene una enfermedad cardiaca.

No solo eso. Últimamente, las investigadoras e investigadores están desvelando nuevos beneficios para la salud del omega 3. Uno de ellos, según un estudio publicado en la revista científica Neurology y recogido por LA RAZÓN, consiste en mantener a raya la esclerosis múltiple (ELA). A este se le unen muchos más: desde combatir las alergias a disminuir la acumulación de placa en las arterias.

Y ahora, se suma una nueva ventaja a la lista de beneficios del omega-3: parece prometedor para mantener la salud de los pulmones, según las nuevas pruebas de un amplio y polifacético estudio en adultos sanos apoyado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que forman parte del Departamento de Salud de los Estados Unidos.

El estudio aporta las pruebas más sólidas hasta la fecha de esta asociación y subraya la importancia de incluir ácidos grasos omega-3 en la dieta, sobre todo teniendo en cuenta que muchos estadounidenses no cumplen las directrices actuales. En España tampoco se cumplen, según los estudios llevados a cabo en esta materia.

"Sabemos mucho sobre el papel de la dieta en el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, pero el papel de la dieta en la enfermedad pulmonar crónica es algo poco estudiado", apunta la autora Patricia A. Cassano, directora de la División de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York. "Este estudio se suma a las crecientes pruebas de que los ácidos grasos omega-3, que forman parte de una dieta sana, también pueden ser importantes para la salud pulmonar".

Crece el interés por el omega 3

El interés por saber si lo que comemos (y cuánto comemos a la semana) podría desempeñar un papel en la prevención de enfermedades, incluidas las pulmonares, crece por momentos. Estudios anteriores han sugerido los beneficios potenciales de los ácidos grasos omega-3, principalmente debido a sus acciones antiinflamatorias. Sin embargo, hasta ahora no se habían realizado estudios sólidos que examinaran esta conexión.

Para saber más, los investigadores realizaron una investigación en dos partes sobre la relación entre los niveles de ácidos grasos omega-3 en sangre y la función pulmonar a lo largo del tiempo. En la primera parte, los investigadores llevaron a cabo un estudio en el que participaron 15.063 estadounidenses del NHLBI Pooled Cohorts Study, una gran colección de estudios financiados por los NIH.

El pescado azul de pequeño tamaño es el más recomendado para una dieta saludable. En la imagen un espeto de sardinas
El pescado azul de pequeño tamaño es el más recomendado para una dieta saludable. En la imagen un espeto de sardinasArchivoArchivo

Los participantes gozaban de buena salud en general cuando se inició el estudio, y la mayoría no presentaba síntomas de enfermedad pulmonar crónica. Formaban un grupo racialmente diverso de adultos, con una edad media de 56 años, y el 55% eran mujeres. Los investigadores siguieron a los participantes durante una media de siete años y hasta 20 años.

¿Los resultados? Unos niveles sanguíneos más elevados de ácidos grasos omega-3 se correspondían con un deterioro más lento de la función pulmonar. Las asociaciones más fuertes se observaron para el ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso omega-3 que se encuentra en altas concentraciones en pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas. También está disponible como suplemento dietético.

En la segunda parte, los investigadores analizaron los datos genéticos de un amplio estudio de pacientes europeos (más de 500.000 participantes) del Biobanco del Reino Unido. Estudiaron determinados marcadores genéticos en la sangre de los niveles de ácidos grasos omega-3 en la dieta. Los resultados mostraron que los niveles más altos de ácidos grasos omega-3, incluido el DHA, se asociaban a una mejor función pulmonar.

El futuro pasa por la "nutrición de precisión" para las enfermedades pulmonares

Como parte de este proyecto en curso, los investigadores están colaborando para examinar los niveles sanguíneos de ácidos grasos omega-3 en relación con la tasa de disminución de la función pulmonar entre las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, incluidos los grandes fumadores, para determinar si se encuentran las mismas asociaciones beneficiosas.

"Estamos empezando a dar un giro en la investigación nutricional y a avanzar realmente hacia una nutrición de precisión para el tratamiento de las enfermedades pulmonares", explica la primera autora del estudio, la doctora Bonnie K. Patchen, nutricionista y miembro del equipo de investigación de Cassano en Cornell. "En el futuro, esto podría traducirse en recomendaciones dietéticas individualizadas para personas con alto riesgo de enfermedad pulmonar crónica".

Por ahora, tanto la Fundación Española de Nutrición como la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomiendan consumir pescado azul entre dos y tres veces a la semana. De hecho, los expertos en nutrición recomiendan la ingesta de pescado entre 3 y 4 raciones a la semana, siendo al menos dos de ellas de pescado azul. Otras fuentes de ácidos grasos omega-3 son los frutos secos y las semillas, los aceites vegetales y los alimentos enriquecidos.

El estudio fue financiado en gran parte por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), que forma parte de los NIH, y los resultados se publicaron en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.