Salud

¿Cómo será la alergia al polen? Los expertos alertan de más casos con reacciones de mayor gravedad

Una de las consecuencias de las nuevas alergias es la aparición precoz de asma resistente al tratamiento

Alergia primaveral
Una de las consecuencias de las nuevas alergias es la aparición precoz de asma resistente al tratamientoFREEPIKFREEPIK

El arranque del año 2024 confirma que algo está cambiando. El invierno ya no es lo que era y enero y febrero se han coronado como los meses más cálidos desde que hay registros. Y eso pasa factura a nuestra salud respiratoria, tal y como demuestra que las consultas de Alergología están desbordadas: «La alergia al polen ya no es una cuestión sólo de la primavera y cada vez nos encontramos más pacientes expuestos durante más meses a los alérgenos, lo que desencadena síntomas más graves y una peor respuesta a los tratamientos tradicionales», reconoce Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic).

La culpa de esta situación no es única, ya que, tal y como denominan los expertos, se trata de una «tormenta perfecta» provocada por «el impacto del cambio climático que nos deja una meteorología más extrema, con inviernos más secos y más cálidos, lo que adelanta la polinización», argumenta Mar Gómez, doctora en Físicas y meteoróloga de eltiempo.es.

Ese cambio de condiciones ambientales se adereza «con una mayor contaminación por la escasez de lluvias, lo que genera unos pólenes cada vez más agresivos, ya que reaccionan al entorno y obligan al sistema inmune a tener una respuesta más severa. Además, las partículas contaminantes sirven de catalizador del polen, pues actúan de vehículo de transporte», asegura Alberto Álvarez, alergólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid.

Los datos son contundentes. Las gramíneas primaverales siguen haciendo de las suyas, pero lo peor está en las cupresáceas (que engloba, por ejemplo, el ciprés o las arizónicas), presentes de forma intensa durante cada vez más meses, con una polinización que puede ir de noviembre a marzo. «La concentración de polen del ciprés se ha multiplicado por cinco en enero y febrero en comparación con el año pasado en la zona centro, con picos que han llegado hasta los 1.200 granos por metro cúbico de aire. Es una locura que ha provocado una demanda impresionante de los pacientes en la consulta en las últimas semanas», confiesa Teresa Toscano, miembro del Servicio de Alergología e Inmunología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.

Crecimiento exponencial

Los últimos datos oficiales de la Seaic estiman que las enfermedades alérgicas por pólenes afectan a más de ocho millones de personas en España, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónicas, plátano de sombra, salsola y parietaria. Sin embargo, la realidad es peor aún, pues «el crecimiento de los últimos años es exponencial y ya podríamos estar hablando de unos 11 millones de alérgicos», asegura Toscano. Una previsión que también refrenda Zapata, quien recuerda que «la epidemia no infecciosa más importante del siglo XXI ya es la que corresponde a la enfermedad alérgica, que aumentará un 50% en las próximas décadas, según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cada vez más pacientes, y con peor pronóstico, pues lo que llega a la consulta de Alergología es un perfil de afectado diferente a los alérgicos «tradicionales». «Este año estamos viendo muchos pacientes que llegan con síntomas más graves que en temporadas anteriores e incluso nuevos pacientes que han debutado por primera vez con una afectación más virulenta de lo habitual. Vemos pacientes que se hacen alérgicos más rápidamente, es decir, que reaccionan de forma más severa a diferentes pólenes, lo que es un factor de mal pronóstico. Me está sorprendiendo mucho la agresividad de las arizónicas», reconoce Álvarez.

Mayor virulencia

Las reacciones alérgicas propias del polen son los síntomas nasales, el moqueo y el lagrimeo. Sin embargo, «observamos congestión nasal muy persistente que aumenta el riesgo de otras secuelas como sinusitis, otitis, dolores de cabeza intensos o dermatitis atópica, mientras que los síntomas respiratorios se agravan hasta el punto de generar la inflamación crónica de la pared de los bronquios y provocar broncoespasmos, sibilancias, disnea y el debut del asma crónico resistente a los medicamentos», detalla Zapata. Todo ello «lleva a los pacientes a acudir a Urgencias y nos conduce a usar cada vez más pronto todo el arsenal terapéutico de corticoides y fármacos de rescate que tenemos a nuestra disposición», advierte Toscano.

En este sentido, «el gran avance en Alergología se ha logrado de la mano de la inmunoterapia, con métodos de diagnóstico muy precisos que nos llevan a hacer tratamientos más personalizados», afirma Zapata. Y el horizonte mantiene esa línea, ya que, según avanza Toscano, «el futuro de la alergia respiratoria pasa por la investigación a nivel molecular para identificar exactamente qué parte del alérgeno y qué proteína concreta provoca la sensibilización. Eso nos permitirá hacer inmunoterapia por componentes moleculares, lo que traerá consigo vacunas super dirigidas con resultados aún más eficaces».

Aunque los especialistas no se atreven a adelantar cómo será la primavera, pues la llegada de las lluvias en marzo o abril cambiará el panorama, «viendo la tendencia de años atrás, seguro que será animada para los alérgicos a las gramíneas y al olivo», augura Zapata, quien recomienda «consultar los mapas de pólenes que publica Seaic en su web, así como tener una buena adherencia al tratamiento. Es un error no actuar ante los primeros síntomas, pues el tratamiento precoz reduce el riesgo de complicaciones graves».