Salud

¿Congelas el pan? presta atención porque estás poniendo tu salud en riesgo

Adoptar estas precauciones permitirá disfrutar del pan congelado sin comprometer la salud ni la calidad del alimento

Pan congelado
Pan congeladoistock

El pan es un básico en la dieta de muchos hogares españoles, y congelarlo parece una solución práctica para tenerlo siempre a mano y evitar el desperdicio alimentario. Sin embargo, esta práctica puede tener consecuencias negativas tanto para su calidad como para la salud, según alerta la web italiana danseur.it.

Menos nutrientes y digestión más difícil

Congelar el pan durante largos periodos no solo afecta a su sabor y textura, sino también a su valor nutricional. En concreto, la vitamina B presente en los cereales se degrada con la congelación prolongada. Además, los cambios en la estructura del almidón hacen que sea menos digerible tras ser descongelado, lo que puede impactar en la digestión.

Riesgos de proliferación bacteriana

''Uno de los principales riesgos asociados al consumo de pan descongelado es la proliferación bacteriana”, señalan desde danseur.it. Al descongelarlo a temperatura ambiente, la humedad que se genera en su superficie crea un entorno ideal para el crecimiento de bacterias y moho.

La situación se agrava si el pan descongelado se vuelve a congelar, ya que este proceso puede dar lugar a la formación de compuestos químicos tóxicos, como la carboximetilcelulosa. Estas sustancias, al alterarse tras varias congelaciones y descongelaciones, pueden ser potencialmente dañinas para la salud.

Cómo congelar y descongelar sin riesgos

Si congelar el pan es indispensable para tu rutina, es fundamental hacerlo de manera segura. Aquí algunos consejos para evitar problemas:

  • Porciones individuales: Divide el pan en raciones antes de congelarlo para evitar recongelarlo posteriormente.
  • Envoltorios adecuados: Utiliza bolsas herméticas o film transparente diseñado para congelación, garantizando que esté bien sellado.
  • Descongela con cuidado: Lo mejor es hacerlo en el frigorífico, un método más lento pero seguro. También puedes calentarlo en el horno a baja temperatura para devolverle su textura y aroma.