Gas Radón
Conocimiento y soluciones al gas radón, a debate en LA RAZÓN
Cuatro expertos aportan soluciones y medidas para paliar los efectos de este gas radiactivo en la salud de las personas
La alta exposición al gas radón es la primera causa de cáncer de pulmón en personas no fumadoras. Para personas fumadoras, convivir con este gas incoloro e inoloro hace que las posibilidades de sufrirlo aumenten en hasta veinticinco veces más. La ciencia avala estos datos, y España es uno de los países de Europa con mayores emisiones de gas radón, un compuesto radiactivo que emana de las formaciones rocosas graníticas de manera natural y que puede acumularse en espacios cerrados o mal ventilados.
Con el objetivo de dar a conocer estas informaciones y para concienciar a la sociedad y las administraciones, se ha celebrado en LA RAZÓN una mesa redonda bajo el título «Incidencia en el cáncer de pulmón. Legislación y soluciones», que ha congregado a cuatro expertos en la materia. La mesa, que ha estado moderada por la periodista de esta casa Eva Rull, ha contado con la presencia de Alberto Ruano Raviña, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela y director del Laboratorio de Radón de Galicia; Miguel Ángel Leite, director Murprotec Zona Noroeste-Portugal; la doctora Gema García Ledo, Oncóloga Médica y directora del Programa de tumores torácicos del CIOCC de HM Hospitales; y David Arias Arranz, de la Asesoría Tecnológica y Gabinete Técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid.
En líneas generales, el debate giró en torno a la prevención, no solo en el ámbito médico, para poder llegar a paliar de la mejor manera los efectos nocivos del radón en las personas.
El gas radón no es algo nuevo, pero sí es cierto que es ahora cuando se están empezando a implementar medidas para medir y reducir estas emisiones en espacios cerrados, sobre todo en espacios de trabajo, pero también en lugares particulares y destinados a otras actividades.
El Plan Nacional contra el Radón, aprobado en enero de 2024, declara que, como máximo, deben registrarse 300 bequereles (bq) por metro cúbico en espacios cerrados, siendo la medida óptima por debajo de los 100bq/m3.
Pero ya muchos años antes, en un estudio publicado en el British Medical Journal en el año 2005 en el que colaboró Ruano, ya se declaró con base científica que la exposición al radón en niveles superiores de 100bq/m3 hacía aumentar la posibilidad de sufrir cáncer de pulmón en un 16%.
Por ello, la norma establece que el nivel óptimo no debe superar los 100bq, siendo potencialmente mortal si supera los 300bq.
Conciencia y conocimiento
Para la doctora García Ledo, la realidad es que «aún no hay conocimiento ni conciencia en la sociedad de que el gas radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, por lo que tampoco hay un plan implementado para actuar en su reducción y su consecuente impacto en la salud». De manera general, la concienciación es la asignatura pendiente en esta materia, aunque Alberto Ruano declaró que en lugares con mayor incidencia –esto es, en Galicia, el oeste y suroeste de Castilla y León, Extremadura, norte de Madrid y costa norte de Cataluña– esta falta de información sí está más solventada. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
En opinión de David Arias, el trabajo es conjunto de toda la sociedad, empezando por las administraciones y pasando por las empresas y los propios ciudadanos. «Es necesario que en una ITE (Inspección Técnica de Edificios) se dé la misma relevancia a las mediciones de radón que a otros factores, como por ejemplo el certificado energético», comentó.
De hecho, son muchos los técnicos que llaman al Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid para pedir asesoramiento sobre cómo se debe hacer una medición o cómo incluir estos datos de manera correcta en un informe. En este sentido, «los informes serán más completos si las mediciones están hechas de la forma correcta», un método que debe estar avalado por un laboratorio acreditado y que «debe hacerse entre los meses de octubre y mayo, durante un mínimo de tres meses», comentó Ruano.
Esto no ocurre en zonas de alta exposición. Por ejemplo, en Galicia, continuó Ruano, existe un registro donde se puede ver si tu misma calle es propensa a emisiones altas de radón, aunque después haya que hacer una medición exacta». Pero es algo que no ocurre por igual en todo el territorio nacional, pues no todas las provincias y regiones están expuestas de la misma forma a las emisiones de este gas radiactivo.
Miguel Ángel Leite comentó que, aunque existen aparatos que hacen mediciones en menos tiempo, «estos aportan un margen de error de entre el 20 y el 25%, por lo que realmente no son mediciones fiables».
Soluciones y prevención
Por todo ello, los cuatro expertos congregados en la mesa coinciden en que la mejor solución es la prevención, sobre todo en edificios que ya están construidos. Para la obra nueva, comentó Arias, «ya existe normativa vigente en cuanto al radón se refiere», pero para los edificios ya construidos la mejor solución pasa por instalaciones personalizadas, como la CTA (Central de Tratamiento del Aira) de Murprotec, un dispositivo que aumenta la presión del aire en el interior de las estancias para hacer que el radón salga al exterior. La solución, según el director de Zona Noroeste de Murprotec, es fácil y ágil: «una vez se tiene la medición hecha, un ingeniero se persona en el edificio para estudiar el caso en concreto y, con menos de dos días de instalación, se puede tener una CTA perfectamente operativa para mejorar la calidad del aire de la estancia, verdadero core empresarial de Murprotec desde hace más de 70 años».
Además, la eficacia de la CTA se ha podido testar junto al CSIC, a través de un estudio de campo realizado durante más de año y medio, en el que se determinó que la solución aportada por la empresa es válida y garantiza una mejor calidad del aire, reduciendo significativamente, hasta niveles dentro de la normativa, la exposición al radón en espacios cerrados en los casos que se estudiaron.
El verdadero problema, explicó Alberto Ruano, viene cuando «las emisiones de radón se producen en edificios tan singulares e históricos como la Torre del Hércules, en La Coruña, donde no se pueden llevar a cabo determinadas actuaciones, al tratarse de un edificio de dos mil años de antigüedad. En este caso, la solución que se ha encontrado es aplicar la rotación de puestos de trabajo, pues la exposición al radón es peligrosa en largos periodos de tiempo», expuso.
Aplicado a trabajadores
Curiosamente, la norma que regula exposición al radón en España se ha centrado en los lugares de trabajo, por la cantidad de tiempo que pasan las personas en estos lugares. Sin embargo, otros edificios con diferentes usos también deberían ser objeto de estudio, medición e intervención, como por ejemplo bibliotecas, centros comerciales o de ocio, polideportivos o colegios. La norma exige que «deben hacerse mediciones en edificios donde las personas pasan más de 50 horas al año», explicó Alberto Ruano. Para David Arias, «estas mediciones deberían hacerse en cualquier tipo de edificio, independientemente de su uso», por lo que también pidió a las administraciones que «los permisos para intervenir en los edificios a este efecto se tramiten de una manera ágil», pues en estos casos el tiempo es un factor muy a tener en cuenta.
De la misma manera, a la hora de comprar o vender un inmueble es importante saber si éste está expuesto a emisiones de gas radón, pues el algo que «puede ser determinante a la hora de comprar o venderlo. Si al comprarlo deberás hacer mediciones o alguna intervención paliativa, debería tenerse en cuenta a la hora de fijar el precio», comentó David Arias.
Si no se mide, no existe
El punto de partida, por tanto, está en las mediciones. No se puede alegar el clásico «Si no se mide, no existe» cuando se habla de gas radón, pues es un «asesino silencioso» que actúa a lo largo de años y sus efectos pueden tardar décadas en dar la cara. Por tanto, las administraciones deben ser las primeras en fomentar estas mediciones en sus edificios y viviendas.
Por su parte, la doctora García Ledo hizo hincapié en que la mejor solución es la prevención, algo en lo que coincidió Alberto Ruano, que reconoció que «en consultas sobre el radón, primero pregunto si esa persona es fumadora, pues un fumador expuesto al radón tiene un 25% más de probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón», comentó el catedrático en Medicina Preventiva.
Miguel Ángel Leite animó a hacer mediciones y, en su caso, tomar las medidas necesarias para paliar los efectos negativos del radón. «La instalación de la CTA de Murprotec es ágil y sencilla, sin necesidad de hacer obra ni de abandonar la vivienda durante el proceso», comentó Leite.