Correr o andar: ¿Qué actividad tiene más beneficios para el organismo?

La eterna disyuntiva entre correr y andar sigue siendo un tema de debate entre los entusiastas del fitness y los profesionales de la salud. Ambas actividades ofrecen numerosos beneficios para el organismo, pero ¿cuál es la más efectiva? A continuación, desglosamos los pros y contras de cada una para ayudarte a decidir cuál se ajusta mejor a tus necesidades y objetivos.

Los beneficios de correr

Correr es una de las formas más eficientes de quemar calorías. En comparación con andar, correr a un ritmo moderado quema aproximadamente el doble de calorías por minuto. Esto es ideal para quienes buscan perder peso rápidamente o mantener un peso saludable. Además, este ejercicio de alta intensidad fortalece el corazón y mejora la capacidad pulmonar. Estudios demuestran que correr regularmente reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora la presión arterial y reduce los niveles de colesterol LDL, conocido como el colesterol "malo".

Correr también implica un mayor esfuerzo muscular, especialmente en las piernas y el núcleo. Esto ayuda a tonificar y fortalecer estos grupos musculares, contribuyendo a una mayor resistencia y potencia. Además, correr puede mejorar la densidad ósea, reduciendo el riesgo de osteoporosis. La liberación de endorfinas durante una carrera puede mejorar el estado de ánimo y reducir los niveles de estrés y ansiedad, conocido popularmente como el "subidón del corredor". También se ha demostrado que correr mejora la función cognitiva y puede ayudar a combatir la depresión.

Los beneficios de andar

Andar es una actividad de bajo impacto, lo que significa menos estrés para las articulaciones y menor riesgo de lesiones. Es una excelente opción para personas mayores, principiantes o aquellos con problemas articulares. Caminar reduce significativamente la probabilidad de lesiones relacionadas con el ejercicio. Aunque andar no es tan intenso como correr, caminar a paso rápido también mejora la salud cardiovascular. Estudios sugieren que caminar regularmente puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes tipo 2. Además, caminar puede mejorar la circulación y reducir la inflamación.

Andar puede ser una herramienta efectiva para el control de peso a largo plazo. Aunque quema menos calorías por minuto que correr, la consistencia y la duración pueden igualar los beneficios de quema calórica a lo largo del tiempo. Caminar después de las comidas también puede ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Andar es una actividad fácil de integrar en la vida cotidiana, ya sea caminando al trabajo, subiendo escaleras o dando paseos durante las pausas laborales. Esto fomenta un estilo de vida más activo y reduce el sedentarismo. Además, caminar al aire libre puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.

¿Qué actividad tiene más beneficios para el organismo?

La elección entre correr y andar depende en gran medida de tus objetivos personales, condición física y preferencias. Si buscas una quema de calorías rápida y estás en buena forma física, correr podría ser la opción ideal. Por otro lado, si prefieres una actividad de bajo impacto que puedas incorporar fácilmente en tu rutina diaria y mantener a largo plazo, andar podría ser más beneficioso. Correr es superior si tu objetivo principal es perder peso rápidamente, mejorar tu salud cardiovascular de manera más intensa, fortalecer músculos y huesos de manera significativa y disfrutar de una actividad de alta intensidad que libera endorfinas.

Andar es superior si buscas una actividad de bajo impacto que minimice el riesgo de lesiones, prefieres una forma de ejercicio que se pueda realizar en cualquier momento y lugar, deseas mantener un peso saludable y controlar el azúcar en la sangre de manera constante, y necesitas una actividad que mejore tu salud mental sin el esfuerzo físico intenso.

En definitiva, tanto correr como andar ofrecen significativos beneficios para la salud cardiovascular, el control de peso y el bienestar mental. La clave está en elegir la actividad que más disfrutes y que mejor se adapte a tu estilo de vida, asegurando así una mayor consistencia y satisfacción con tu rutina de ejercicios.