
Investigación
¿Cuantos años vivirás? Tus abuelos y tus padres tienen la clave
Una nueva investigación muestra cómo se hereda la longevidad, incluso cuatro generaciones después

Esta semana se daba conocer una pionera investigación del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras sobre la "superanciana" Maria Branyas, fallecida a los 117 años, y que es, por ahora, la persona más longeva del mundo. Gracias a muestras obtenidas de Branyas antes de fallecer, como saliva, sangre y orina, los científicos pudieron concluir que quienes alcanzan edades supercentenarias no lo logran por un retraso general del envejecimiento, sino gracias a una "fascinante dualidad: la presencia simultánea de señales de vejez extrema y de longevidad saludable". Asó lo describió el jefe del grupo de Epigenética del cáncer del Instituto, Manel Esteller.
Ahora, una nueva investigación, centrada en el gusano redondo C. elegans, aporta la respuesta a otras incognitas sobre la longevidad. Los científicos del Campus de Investigación Janelia del HHMI (Estados Unidos), liderados por la investigadora Meng Wang, concluyen que los cambios en los lisosomas (orgánulos celulares que antes se consideraban el centro de reciclaje de la célula) de los padres que promueven la longevidad se transfieren a su descendencia. Los resultados se recogen en Science.
El estudio también detalla una nueva forma en que la información epigenética se transmite de las células del cuerpo a las células reproductivas, lo que permite heredar los cambios si que esto afecte el código genético. Estos conocimientos muestran cómo las modificaciones epigenéticas que ayudan a los organismos a afrontar el estrés ambiental pueden transmitirse de padres a hijos, según recoge Ep.
El equipo de Wang había demostrado anteriormente que, al sobreexpresar una enzima en los lisosomas del gusano C. elegans, pueden prolongar su vida hasta en un 60%. Pero, sorprendentemente, el equipo descubrió que la descendencia de los gusanos sin esta modificación genética seguía viviendo más de lo normal. Al cruzar sus gusanos longevos con gusanos "de tipo salvaje" que no sobreexpresaban la enzima (un procedimiento rutinario de laboratorio utilizado para eliminar cualquier manipulación genética), observaron que la descendencia también vivía más que los gusanos normales. De alguna manera, los marcadores de longevidad se transferían de generación en generación, incluso cuatro generaciones después.
El efecto trasgeneracional
Los hallazgos tienen repercusiones que van mucho más allá de la longevidad. Las modificaciones epigenéticas pueden ayudar a los organismos a afrontar diversos tipos de estresores ambientales, desde cambios en la dieta hasta la exposición a contaminantes y el estrés psicológico, y el nuevo trabajo muestra cómo estas ventajas podrían transmitirse de padres a hijos.
"Siempre se piensa que la herencia reside en el núcleo, dentro de la célula, pero ahora demostramos que la histona puede desplazarse de un lugar a otro, y si esa histona presenta alguna modificación, significa que se transferirá la información epigenética de una célula a otra", afirmó Wang. "Esto realmente proporciona un mecanismo para comprender el efecto transgeneracional".
El estudio revela que los gusanos con mayor longevidad presentan una modificación específica en las histonas, vinculada a cambios en el metabolismo de los lisosomas. Estos cambios, activados por procesos como el ayuno, hacen que una variante de histona viaje desde las células corporales hasta las reproductivas, donde se modifica y transmite la información a la descendencia.
Los hallazgos muestran que los lisosomas no solo reciclan componentes celulares, sino que también actúan como centros de señalización que influyen en la herencia. Este mecanismo ayuda a explicar cómo factores ambientales, como la desnutrición en los padres, pueden afectar a las siguientes generaciones.
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