Alimentación
El cuidado de los pacientes también está en el plato
Quirónsalud pone en marcha una iniciativa de alimentación saludable y sostenible en todos sus centros
Una buena alimentación, saludable y equilibrada, es un factor fundamental en el cuidado de la salud, especialmente si hablamos de pacientes hospitalizados. No en vano, se estima que una de cada cuatro personas que ingresa en Medicina Interna presenta desnutrición y que el 33% se desnutre durante su estancia hospitalaria. Mantener una adecuada nutrición es importante para tener un buen estado de salud, prevenir enfermedades y evitar complicaciones de patologías crónicas en el caso de que ya se padezcan.
«La alimentación hospitalaria tiene un gran impacto en el estado nutricional de los pacientes ingresados, pudiendo contribuir a su mantenimiento, mejora o empeoramiento», afirma Enrique Sanz, nutricionista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Así, «uno de cada tres pacientes que ingresan bien nutridos puede desnutrirse y dos tercios de los que inicialmente presentaban desnutrición pueden empeorar», incide Sanz.
La desnutrición puede suponer una «mayor duración de la estancia hospitalaria, deterioro en la cicatrización de heridas, mayor riesgo de infecciones e incluso mayor riesgo de morbilidad y mortalidad», asegura el nutricionista.
«En un ambiente hospitalario –prosigue– se debe contemplar la desnutrición por todo lo que implica; así, ofrecer una alimentación saludable, atractiva, sabrosa y de calidad es una estrategia fundamental para evitarla y mejorar la evolución de los pacientes».
Por este motivo, Quirónsalud ha puesto en marcha un Programa de Alimentación Saludable, una iniciativa dirigida a mejorar la salud de las personas a través de la promoción de una alimentación saludable y sostenible en todos los hospitales del grupo, empezando por el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. La medida afectará a todas las fases del circuito de alimentación, tanto a la comida que se ofrece a pacientes ingresados como a las cafeterías y máquinas expendedoras.
«Si revisamos datos globales sobre desnutrición hospitalaria, vemos que es altamente frecuente, pudiendo afectar hasta al 65% de los pacientes, y uno de los motivos principales es la insatisfacción con las dietas de los hospitales», detalla Sanz.
Para evitarlo, se ha contado con la colaboración del chef Iván Cerdeño, galardonado con tres soles Repsol y dos estrellas Michelin, que ha compartido su experiencia y conocimiento con los profesionales de cocina de los hospitales del grupo. Su propuesta está regida «por criterios de cocina saludable y supervisada por dietistas y nutricionistas. Una cocina sencilla, apetecible y directa, elaborada con productos de calidad, que en invierno ofrezca calidez y en verano sea fresca», destaca el chef.
«Queremos mejorar la oferta de alimentos de alta densidad nutricional, ya que debemos ser ejemplo para las elecciones que luego uno realizará en casa (si, por ejemplo, en la cafetería de un hospital encontramos más variedad de bollería industrial que de fruta para un desayuno, una persona puede pensar que en la despensa de su casa puede aplicar esa regla porque así se está ofreciendo en un ambiente hospitalario, y esto no es recomendable)», precisa Sanz.
Así, «todos los días en el desayuno se sirve fruta, se ha incrementado la ingesta de pan integral en detrimento del pan blanco, se ha introducido el consumo de queso fresco y los cereales bio de alto contenido en fibra, y también se potencia el consumo de aceite de oliva virgen extra. En el lado opuesto, se ha reducido el consumo de galletas, zumos, mermeladas y azúcar», afirma Rubén Jiménez, jefe de cocina del departamento de Restauración del mismo hospital.
Ambos expertos coinciden en que la convivencia entre alimentos más o menos saludables es posible, siempre que se potencie los saludables. Y es que los alimentos en sí no son saludables o no; es la correcta elección, combinación y cantidad de cada alimento la que produce propiedades más o menos beneficiosas.
«No pasa nada por consumir un ultraprocesado de vez en cuando, un refresco o un frito, pero la combinación de los tres en la misma ingesta es poco recomendable. Es decir, que puede haber convivencia entre alimentos recomendables y menos recomendables, pero deben prevalecer los sanos y limitarse los segundos», precisa Jiménez.
«En este sentido, en nuestra cafetería y máquinas de vending se han potenciado de forma mayoritaria los recomendados y quedan muy reducidos aquellos cuyo consumo debe ser puntual», añade.
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