Nuevas perspectivas

Descubren los factores que determinan que una persona mayor sana desarrolle Alzheimer, y otra no

Los hallazgos desafían la teoría mayoritaria de que la clave está en la acumulación de placas amiloides en el cerebro, y podrían cambiar las reglas de juego en el abordaje de la enfermedad

Los investigadores han desarrollado un innovador análisis de sangre que predice el riesgo de la esquizofrenia
Un análisis de sangre podría detectar la propensión a sufrir Alzheimer larazonLa Razón

El Alzheimer es una de las patologías que acumula, mes a mes, mayor número de titulares referentes a nuevos tratamientos o pruebas diagnósticas con resultados esperanzadores para cambiar la durísima realidad que viven los afectados y su entorno.

Muchos de estos hallazgos se quedan en el camino, y no llegan a materializarse en fármacos, terapias o pruebas que tengan una utilidad importante en la vida real. Sin embargo, hay otras líneas de investigación que sí suponen un antes y un después a la hora de abordar esta patología que, más de 120 años después de su descubrimiento, sigue sin tener un tratamiento curativo. Una de las causas que lo explican es que se desarrolla en el cerebro, que es un órgano aún muy desconocido para la ciencia, mayormente por la dificultad de acceder a él.

Ahora, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) parece haber encontrado la respuesta a por qué algunas personas desarrollan la enfermedad, y otras no. Según su nuevo estudio, publicado en la revista “Nature Medicine”, y sobre el que informa Europa Press, los astrocitos- un tipo de célula glial que se localiza en el sistema nervioso central, esto es, en el encéfalo y en la médula espinal- son la clave para favorecer la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Así, través de un análisis de sangre que detecte la presencia de amiloide cerebral, se puede predecir si un anciano cognitivamente sano la desarrollara.

Al analizar la sangre de más de 1.000 ancianos sin deterioro cognitivo, con y sin patología amiloide- algo que se marca en las proteínas- el equipo de investigación descubrió que sólo los que presentaban una combinación de carga amiloide y marcadores sanguíneos de activación anormal de los astrocitos- o reactividad- evolucionarían en el futuro hacia una enfermedad de Alzheimer sintomática, un descubrimiento fundamental para el desarrollo de fármacos destinados a detener la progresión.

"Nuestro estudio sostiene que el análisis de la presencia de amiloide cerebral junto con biomarcadores sanguíneos de la reactividad de los astrocitos es el método de cribado óptimo para identificar a los pacientes con mayor riesgo de progresar a la enfermedad de Alzheimer", afirma Tharick Pascoal, profesor asociado de psiquiatría y neurología en la Universidad de Pittsburgh. "Esto pone a los astrocitos en el centro como reguladores clave de la progresión de la enfermedad, desafiando la noción de que el amiloide es suficiente para desencadenar la enfermedad de Alzheimer", añade.

Nuevos hallazgos ponen en duda la teoría mayoritaria

Los biomarcadores en sangre se han mostrado clave en los últimos años para la eficacia de un futuro tratamiento del Alzheimer pero, hasta ahora, la teoría mayoritaria aceptada por gran parte de los neurólogos es que la enfermedad era causada por la acumulación de placas amiloides y ovillos de tau- grupos de fibras proteínicas desordenadas que se forman en el interior de las neuronas.

Sin embargo, esta investigación- y otras previas realizadas por el mismo equipo de científicos- pone el foco en que la alteración de otros procesos cerebrales, como el aumento de la inflamación cerebral, podría ser tan importante como la propia carga amiloide a la hora de iniciar la cascada patológica de muerte neuronal que causa el rápido deterioro cognitivo característico de la enfermedad. Y, además, que este deterioro puede predecirse mediante un análisis de sangre.

Los astrocitos son células gliales del sistema nervioso que apoyan a las células neuronales suministrándoles nutrientes y oxígeno y protegiéndolas de agentes patógenos. Pero como las células gliales no conducen la electricidad y, al principio, no parecían desempeñar un papel directo en la comunicación entre neuronas, se había pasado por alto su función en la salud y la enfermedad.

"Los astrocitos coordinan la relación entre el amiloide cerebral y la proteína tau como un director de orquesta -afirma la autora principal del estudio, la doctora Bruna Bellaver, asociada postdoctoral en la Universidad de Pittsburg-. Esto puede cambiar las reglas del juego en este campo, ya que los biomarcadores gliales, en general, no se tienen en cuenta en ningún modelo principal de enfermedad".

Según esta nueva perspectiva, incluir los marcadores de reactividad astrocitaria en el panel de pruebas diagnósticas permitirá mejorar la selección de pacientes con probabilidades de progresar a fases posteriores de la enfermedad de Alzheimer y, por tanto, ayudará a afinar la selección de candidatos a intervenciones terapéuticas con más probabilidades de beneficiarse.