
Invstigación
Descubren que las bacterias intestinales cambian la actividad de las neuronas cuando las tocan
El contacto provoca cambios inmediatos en la actividad eléctrica de las células del cerebro, que pueden derivar en patologías como demencia o depresión

El cerebro y el intestino están más interconectados de lo que pensábamos. Los avances en el estudio de microbioma intestinal, los microorganismos de nuestro intestino, han dado lugar a muchas hipótesis y afirmaciones sobre la conexión intestino-cerebro, como que las bacterias que nos habitan están intimamente relacionadas con nuestra salud mental.
Hace unos meses, un estudio publicado en Cell mostraba que el microbioma intestinal no solo regula la digestión y el metabolismo, sino que también juega un papel fundamental en nuestra reacción al estrés, y que esta regulación sigue un ritmo circadiano preciso. Sus hallazgos permitían pronosticar que, muy pronto, inetrevenciones centradas en el microbioma podría ayudar a manejar o incluso prevenir condiciones relacionadas con el estrés.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha dado un paso pionero en neurociencia al descubrir cómo las bacterias intestinales modifican directamente la actividad de las neuronas con solo tocarlas.
El estudio, publicado en la revista Scientific Reports presenta un modelo experimental innovador que permite observar interacciones en tiempo real entre neuronas de la corteza cerebral y Lactiplantibacillus plantarum, una bacteria común en alimentos fermentados y reconocida por su potencial probiótico.
“Sabíamos que la microbiota puede influir en el cerebro, pero siempre a través de rutas indirectas, como el sistema inmune o la circulación sanguínea. Lo verdaderamente novedoso de este estudio es que demuestra que una bacteria viva puede modificar directamente la actividad de una neurona con solo tocarla. Más aún, observamos que la neurona no solo responde, sino que discrimina activamente esa presencia bacteriana, activando programas moleculares y eléctricos específicos. Es un cambio de paradigma en nuestra forma de entender la comunicación entre microorganismos y el sistema nervioso”, explica Celia Herrera-Rincón, investigadora Ramón y Cajal en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UCM, y autora correspondiente del artículo.
Mediante técnicas avanzadas de microscopía confocal, análisis de señalización de calcio y secuenciación génica, los investigadores comprobaron que las bacterias se adhieren a la superficie de las neuronas sin invadirlas, provocando cambios inmediatos en la actividad eléctrica y en la expresión de genes implicados en plasticidad sináptica, inflamación e incluso enfermedades como la demencia o la depresión.
"Es fascinante pensar que neuronas y bacterias, a pesar de pertenecer a reinos biológicos distintos, podrían compartir un lenguaje bioeléctrico común basado en canales iónicos y potenciales de membrana”, añade Juan Lombardo-Hernández, primer autor del artículo e investigador predoctoral FPU en la UCM
Este descubrimiento abre nuevas vías para entender cómo el microbioma intestinal puede influir en el sistema nervioso central más allá de los mecanismos clásicos, y plantea la posibilidad de diseñar futuras terapias neuroactivas basadas en bacterias vivas o inactivadas.
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