Hito

Descubren que hay cuatro subtipos distintos de autismo

Usando datos de más de 5.000 niños con este trastorno, los investigadores han identificado diferencias clínicas y biológicas, lo que transforma la comprensión de las bases genéticas de la enfermedad y el potencial para una atención personalizada

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo con un marcado carácter biológico causado por factores genéticos y ambientales
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo con un marcado carácter biológico causado por factores genéticos y ambientalesEP

Durante décadas, investigadores y profesionales clínicos del autismo han buscado definiciones sólidas de los subtipos para facilitar el diagnóstico y la atención. Se sabe que el autismo es altamente hereditario y que existen numerosos genes implicados.

Ahora, investigadores de la Universidad de Princeton (de estados Unidos) han identificado cuatro subtipos de autismo clínica y biológicamente distintos, lo que marca un paso transformador en la comprensión de las bases genéticas de la enfermedad y el potencial para una atención personalizada.

Al analizar datos de más de 5.000 niños de un estudio de cohorte sobre autismo financiado por la Fundación Simons, el en SPARK , los investigadores utilizaron un modelo computacional para agrupar a los individuos según sus combinaciones de rasgos. El equipo empleó un enfoque centrado en la persona que consideró una amplia gama de más de 230 rasgos en cada individuo, desde interacciones sociales hasta comportamientos repetitivos e hitos del desarrollo, en lugar de buscar vínculos genéticos con rasgos individuales.

Este enfoque permitió el descubrimiento de subtipos de autismo clínicamente relevantes, que los investigadores vincularon con perfiles genéticos y trayectorias de desarrollo distintos, ofreciendo nuevos conocimientos sobre la biología subyacente al autismo.

“Comprender la genética del autismo es esencial para revelar los mecanismos biológicos que contribuyen a la enfermedad, lo que permite un diagnóstico más temprano y preciso y orienta la atención personalizada”, asegura la autora principal del estudio, Olga Troyanskaya, que también es directora de Princeton Precision Health, profesora Maduraperuma/Khot de Ciencias de la Computación y del Instituto Lewis-Sigler de Genómica Integrativa de Princeton, y subdirectora de genómica en el Centro de Biología Computacional del Instituto Flatiron de la Fundación Simons.

Los cuatro tipos de autismo

El estudio -cuyos resultados se publican hoy 9 de julio en "Nature Genetics"- define cuatro subtipos de autismo: con dificultades sociales y conductuales; TEA mixto con retraso del desarrollo; con dificultades moderadas; y con amplia afección. Cada subtipo presenta rasgos distintivos de desarrollo, médicos, conductuales y psiquiátricos, y, lo que es más importante, diferentes patrones de variación genética.

Las personas del grupo con dificultades sociales y conductuales presentan rasgos autistas fundamentales, como dificultades sociales y conductas repetitivas, pero generalmente alcanzan los hitos del desarrollo a un ritmo similar al de los niños sin autismo. Además, suelen presentar trastornos coexistentes como TDAH, ansiedad, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo, junto con el autismo. Este grupo, uno de los más numerosos, representa alrededor del 37% de los participantes del estudio.

El grupo de TEA mixto con retraso del desarrollo tiende a alcanzar hitos del desarrollo, como caminar y hablar, más tarde que los niños sin autismo, pero no suele mostrar signos de ansiedad, depresión ni comportamientos disruptivos. El término "Mixto" se refiere a las diferencias dentro de este grupo en cuanto a comportamientos repetitivos y dificultades sociales. Este grupo representa aproximadamente el 19% de los participantes.

Las personas con dificultades moderadas presentan conductas esenciales relacionadas con el autismo, pero con menor intensidad que las de los otros grupos, y suelen alcanzar hitos del desarrollo de forma similar a las personas sin autismo. Generalmente no presentan trastornos psiquiátricos concomitantes. Aproximadamente el 34% de los participantes se encuentran en esta categoría.

El grupo de personas con afectación amplia se enfrenta a desafíos más extremos y de mayor alcance, como retrasos en el desarrollo, dificultades sociales y de comunicación, comportamientos repetitivos y trastornos psiquiátricos coexistentes como ansiedad, depresión y desregulación del estado de ánimo. Este es el grupo más pequeño, representando alrededor del 10% de los participantes.

"Estos hallazgos son poderosos porque las clases representan diferentes presentaciones y resultados clínicos y, fundamentalmente, pudimos conectarlos con una biología subyacente distinta", dijo Aviya Litman , estudiante de doctorado en Princeton y coautora principal.

El equipo también descubrió que los subtipos de autismo difieren en el momento en que las alteraciones genéticas afectan el desarrollo cerebral. Los genes se activan y desactivan en momentos específicos, lo que guía las diferentes etapas del desarrollo. Si bien se creía que gran parte del impacto genético del autismo ocurría antes del nacimiento, en el subtipo con dificultades sociales y conductuales —que suele presentar importantes dificultades sociales y psiquiátricas, ausencia de retrasos en el desarrollo y un diagnóstico tardío— se encontraron mutaciones en genes que se activan más tarde en la infancia. Esto sugiere que, en estos niños, los mecanismos biológicos del autismo podrían surgir después del nacimiento, coincidiendo con su presentación clínica posterior.

Cambio de paradigma

Este estudio se basa en más de una década de investigación genómica del autismo dirigida por Troyanskaya y colaboradores, apoyada por la Fundación Simons y los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, y más recientemente por Princeton Precision Health, una iniciativa interdisciplinaria lanzada en 2022.

"Es un paradigma completamente nuevo ofrecer a estos grupos un punto de partida para investigar la genética del autismo", asegura Chandra Theesfeld, coautora del estudio. En lugar de buscar una explicación biológica que abarque a todas las personas con autismo, los investigadores ahora pueden investigar los distintos procesos genéticos y biológicos que impulsan cada subtipo.

Este cambio podría transformar tanto la investigación sobre el autismo como la atención clínica, ayudando a los profesionales clínicos a anticipar diferentes trayectorias en el diagnóstico, el desarrollo y el tratamiento. «La capacidad de definir subtipos de autismo con significado biológico es fundamental para hacer realidad la visión de la medicina de precisión para las afecciones del neurodesarrollo», añade Natalie Sauerwald, investigadora asociada del Instituto Flatiron y coautora principal.

Si bien el trabajo actual define cuatro subtipos, «esto no significa que solo haya cuatro clases». «Significa que ahora contamos con un marco basado en datos que demuestra que hay al menos cuatro, y que son relevantes tanto en la práctica clínica como en el genoma», concluye Litman.