Salud
Descubren que un popular medicamento para el dolor de garganta puede matar el cáncer
El hallazgo allana el camino para un ensayo clínico que añada este fármaco a la terapia estándar para pacientes con cáncer, especialmente de cabeza y cuello
Del cáncer se sabe mucho, y es poco común que se descubra que un medicamento ya aprobado y ampliamente utilizado puede ser eficaz para su tratamiento. Pero esto es justo lo que ha ocurrido con un popular fármaco que pertenece a la familia de los anestésicos locales. Se trata de la lidocaína, un medicamento ampliamente disponible que, por ejemplo, se encuentra en la formulación de los Strepsils, las pasillas que habitualmente se utilizan para aliviar infecciones leves de boca que provocan dolor de garganta.
Ahora, un nuevo estudio pionero ha descubierto que la lidocaína, utilizada a menudo como anestésico en procedimientos médicos ambulatorios (también se administra por vía intramuscular, subcutánea o epidural) puede ser beneficiosa para algunos pacientes con cáncer. En concreto, la nueva investigación publicada en la revista Cell Reports, afirma que la lidocaína activa ciertos receptores del sabor amargo a través de dos mecanismos únicos que provocan la muerte de las células cancerosas.
Los hallazgos del equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) allanan el camino para un ensayo clínico que añada lidocaína a la terapia estándar para pacientes con cáncer de cabeza y cuello. Y es que, desde hace tiempo se ha sugerido que este fármaco anestésico local tenía beneficiosos en personas con cáncer, pero no se sabía cómo ni por qué.
Lidocaína en cáncer: un hallazgo sorprendente
Los científicos descubrieron que la lidocaína activa el receptor del sabor amargo T2R14, que está elevado en varias células cancerosas. Cuando este receptor se activa, se inicia un proceso denominado apoptosis, que provoca la muerte de las células cancerosas. Los mecanismos específicos que permiten a la lidocaína activar el T2R14 son la sobrecarga mitocondrial de iones de calcio, que produce especies reactivas del oxígeno que pueden dañar las biomoléculas, y la inhibición del proteasoma, que juntas provocan la muerte celular.
Trabajos anteriores del equipo demostraron que los receptores del sabor amargo se encuentran en muchas células de cáncer oral y de garganta, donde desencadenan la apoptosis, y que una mayor expresión de estos receptores amargos se correlaciona con mejores resultados de supervivencia en pacientes con cáncer de cabeza y cuello. En abril de 2023, un ensayo clínico aleatorizado multiinstitucional publicado en el Journal of Clinical Oncology descubrió que la supervivencia del cáncer de mama aumentaba cuando se administraba lidocaína antes de la cirugía.
«Llevamos años siguiendo esta línea de investigación, pero nos sorprendió descubrir que la lidocaína se dirige al receptor que resulta ser el más expresado en todos los tipos de cáncer», explica Robert Lee, profesor de Otorrinolaringología en la citada universidad que dirigió el estudio. «El T2R14 se encuentra en células de todo el organismo. Lo más emocionante es que muchos de los fármacos existentes lo activan, por lo que podría haber nuevas oportunidades para pensar en la reutilización de otros fármacos que pudieran dirigirse a este receptor de forma segura», añade.
Aunque el T2R14 ayuda al organismo a percibir el sabor amargo en la boca, la función del receptor en otras células del cuerpo no está clara. La lidocaína suele inyectarse en la piel u otros tejidos para evitar el dolor mediante el bloqueo de las señales nerviosas, y podría inyectarse directamente cerca o alrededor de tumores orales accesibles.
«Como cirujano de cabeza y cuello, utilizamos lidocaína constantemente», afirma Ryan Carey, también profesor de esta área y codirector del trabajo. «Sabemos que la lidocaína es segura, nos sentimos cómodos usándola y está fácilmente disponible, lo que significa que podría incorporarse a otros aspectos de la atención del cáncer de cabeza y cuello sin problemas», señala.
El estudio, que se realizó principalmente en líneas celulares de carcinomas de células escamosas de cabeza y cuello (HNSCC), también descubrió que T2R14 está particularmente elevado en los HNSCC asociados al virus del papiloma humano (VPH), que es actualmente la forma dominante de HNSCC. Como resultado de estos hallazgos, Carey está planeando desarrollar un ensayo clínico en el Centro de Cáncer Abramson de Penn Medicine para probar la adición de lidocaína a la atención estándar para los HNSCC asociados con el VPH.
«Si bien no estamos sugiriendo que la lidocaína podría curar el cáncer, estamos galvanizados por la posibilidad de que podría obtener una ventaja en el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello y mover el dial hacia adelante, en términos de mejorar las opciones de tratamiento para los pacientes con esta forma desafiante de cáncer», concluye Carey.
En la dirección de este estudio preclínico también participó Zoey Miller, estudiante graduada de Farmacología en Penn y miembro del laboratorio de Lee. La investigación contó con el apoyo de los Institutos Nacionales de la Salud (Estados Unidos), la Blavatnik Family Foundation, la American Head and Neck Society y la McCabe Foundation.
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