JJ OO
Dopaje olímpico: tan prohibido como dañino para la salud
Problemas cardiovasculares, alteraciones hepáticas, inmunodeficiencia o infertilidad son algunas de las secuelas del consumo de sustancias prohibidas
Tras cuatro años y miles de horas de entrenamiento, el momento ha llegado para los más de 10.000 atletas que compiten en los Juegos Olímpicos. La inmensa mayoría lo hará en buena lid. Pero, lamentablemente, habrá un pequeño porcentaje de tramposos que se dopará para intentar contar con una ventaja adicional. Y, además, con un grave quebranto para su salud.
El ser humano siempre ha tomado sustancias para mejorar su rendimiento: plantas medicinales, hongos, estimulantes, alcohol… Y ha sucedido en todas las civilizaciones. Ya en los Juegos Olímpicos de la antigüedad se hablaba de atletas que consumían elevadas cantidades de carne de diferentes animales –incluidos sus corazones y testículos–, hidromiel (agua y miel fermentada) o el denominado «Semen de Hércules», hoja de mostaza exprimida que, supuestamente, aumentaba la fuerza y la potencia.
«En el ámbito del dopaje, los alimentos por sí mismos no están prohibidos, pero pueden estar implicados de manera indirecta», explica Jaime López-Seoane, profesor ayudante e investigador del grupo ImINE de la Universidad Politécnica de Madrid. Esto se debe, como prosigue, «a que algunos alimentos o suplementos nutricionales pueden contener o estar adulterados con sustancias que están en la lista de prohibiciones por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA)».
«Las normativas sobre los suplementos alimentarios varían entre países, siendo muy laxa en algunos. Es frecuente que suplementos comercializados en tiendas o por internet contengan anabolizantes, hormonas o sustancias estimulantes, que están entre las sustancias prohibidas por la AMA. Precisamente por esto se han creado diferentes herramientas de consulta, que buscan ayudar al deportista a distinguir si un suplemento es apto o no para el consumo, ya que no contiene sustancias dopantes», detalla López-Seoane.
En los controles de dopaje se realiza una extracción de sangre, así como una recolección de orina. A través de cualquiera de estos dos métodos se puede analizar si hay sustancias prohibidas en el cuerpo que están en cantidades mayores a las estipuladas y que, por lo tanto, se consideran como dopaje, una negligencia para el deporte, pero también para la salud.
«El impacto del dopaje sobre la salud es total, tanto a corto como a largo plazo. De hecho, es uno de los principales motivos por los cuales se creó la AMA y se regulan las sustancias que se pueden consumir y las que no. El dopaje tiene grave impacto negativo sobre la salud, incluyendo problemas cardiovasculares, hepáticos y hormonales. Su uso prolongado puede llevar a la dependencia, el abuso y la mortalidad prematura y, precisamente por ello, la prevención y educación son cruciales para proteger a los atletas y mantener la integridad deportiva», recalca Marcela González Gross, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición y catedrática de Nutrición y Fisiología del Ejercicio en la facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Universidad Politécnica de Madrid.
Dos de tres criterios
El doctor Miguel del Valle es presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed) y miembro del comité sancionador anti-dopaje, quien confirma que «prácticamente todas las sustancias identificadas como dopantes representan un riesgo real o potencial para la salud de los deportistas. Para que una sustancia sea considerada prohibida, debe cumplir al menos dos de estos tres criterios: que mejore el rendimiento deportivo, que suponga un riesgo para la salud del deportista y que vulnere el espíritu de la competición».
Por ejemplo, los anabolizantes esteroideos causan un aumento de colesterol, de los triglicéridos y de la tensión arterial. Además, retrasan el crecimiento si se consumen en edad adolescente y causan a largo plazo arritmias y problemas graves en el hígado y el riñón. En los hombres causan disfunción eréctil, disminución de la libido y disminución del volumen de los testículos. «También se ha descrito que, en algunos casos, causan cáncer, impactan en la salud mental y disminuyen la fertilidad tanto en mujeres como en hombres», advierte Del Valle.
Las hormonas, como la del crecimiento, son otras sustancias dopantes. Una de las más usadas es la eritropoyetina, conocida popularmente como EPO, que se popularizó a finales de los años 90 especialmente por su consumo prohibido en ciclismo. El doctor Del Valle, que también es catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, alerta de que causa problemas en el corazón e, incluso, muerte súbita «sobre todo si se combina con otras sustancias. Respecto a los corticoides, causan inmunodeficiencias, intolerancia a la glucosa, afecta a músculos y huesos y provoca problemas gastrointestinales. Se detectan gracias al pasaporte biológico: si los parámetros indicadores de dopaje, como la hemoglobina, se alteran de manera brusca, se investiga. Si no, es muy difícil de detectar».
La lista de productos dopantes se va actualizando de manera permanente. Uno de los últimos en incorporarse es el tramadol, un medicamento que se usa habitualmente para eliminar el dolor y que los deportistas emplean para erradicar la sensación de fatiga y los dolores que causan los entrenamientos. Además, «los estimulantes se siguen utilizando. Uno habitual es el cannabis, que aumenta de manera importante la presión arterial y la fatiga y disminuye la concentración y causa alteraciones en la coordinación», añade del Valle.
Controles sorpresa
Los deportistas pueden ser requeridos en cualquier momento a someterse a un control anti-dopaje, tanto por una organización española o por una internacional. Además, muchos de ellos tienen que estar localizados previamente. En caso de no comparecer tres veces, son sancionados. «Se ponen todas las excusas que hay, pero si no se acude al control o no se está localizable a la hora concreta, lo más habitual es que se esté usando una sustancia que podría dar positivo», indica Del Valle, quien añade que, «a los tramposos hay que sancionarles.
Un aspecto clave es que los deportistas deben alertar si están tomando un medicamento para un determinado tratamiento. Como detalla el presidente de la Semed, «si está justificado, se le concede la autorización. Incluso se puede conseguir una retroactiva si se considera oportuno. Los laboratorios no están en contra de los deportistas, están en contra de aquellos que vulneran el espíritu deportivo, que deben ser sancionados. Pero no los que cometieron un error o se equivocaron, que son los casos más infrecuentes».
¿Hacia dónde va el dopaje?
El organismo más destacado que lucha en España contra esta lacra es la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (Celad). Como explican desde su gabinete de prensa, su trabajo se centra en cuatro ámbitos: detección, aplicación, inmediatez y prevención. En cuanto al primero, abogan por controles constantes, el correcto análisis y valoración del pasaporte biológico y la conservación de muestras biológicas durante diez años. Este periodo se establece para que, tarde o temprano, se puedan detectar prácticas que, a día de hoy, son indetectables. Así, como explica el doctor Del Valle, al cazar al tramposo «se le puede suspender y quitarle todas las medallas, títulos y récords que haya conseguido. A la larga, terminan cayendo».
En cuanto a la aplicación, la detección debe acompañarse siempre de la capacidad para sancionar a quienes hayan cometido una infracción de las normas antidopaje. Y debe poder hacerse con inmediatez, acortando los tiempos para evitar la sensación de posible impunidad y para dejar claro que el uso de métodos prohibidos tiene consecuencias. Por último, para la prevención del dopaje, la Celad recomienda acciones tanto transversales como innovadoras.
En este sentido, «en España hay dos laboratorios anti-dopaje, uno de ellos está en Madrid y el otro en Barcelona y en ambos casos se siguen investigando nuevos métodos, además de hacer los análisis pertinentes. El dopaje es tan viejo como la historia de la Humanidad y va a seguir existiendo. De hecho, va a intentar ir por delante de los controles. En este sentido, me preocupa especialmente el denominado dopaje genético, con consecuencias a largo plazo y efectos secundarios que son desconocidas. Se va a incrementar, pero no sabemos todavía su alcance», concluye el doctor Del Valle.
¿Qué es el pasaporte biológico?
Se trata de un sistema que, mediante un registro electrónico individual, establece propiedades y variables en la sangre y en la orina de los deportistas durante un plazo de tiempo. Su objetivo es el de determinar cuáles son los valores normales en sangre para detectar cualquier alteración: tras cinco controles sorpresa, se marcan los valores máximos y mínimos y, a partir de ahí, se van realizando nuevos controles, que deben tener cifras entre estos valores. Si sucede que, tras un control, se registra un valor por encima de estos parámetros, se considera un positivo. La Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte considera que su eficacia es absoluta para detectar dopaje en sangre.
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