Informe
España logra reducir casi un 7% el consumo de antibióticos
A pesar de esta buena noticia, seguimos siendo el séptimo país de la Unión Europea que más toma este tipo de fármacos
Sin perder de vista que el abuso de antibióticos es una lacra que hay que controlar, parece que las medidas tomadas en los últimos tiempos en nuestro país para evitar la proliferación de resistencias antimicrobianas por su empleo están dando resultado.
Así lo confirma el informe “Panorama de las resistencias microbianas y nuevos antibióticos”, que ha elaborado el Consejo General de Colegios Farmacéuticos coincidiendo con la celebración, el próximo lunes 18 de noviembre, del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos.
Según sus datos, España se encuentra entre los países que más han reducido el uso de antibióticos, con una caída del 6,7 %, frente a un 2,5 % en el conjunto de la Unión Europea en el periodo 2019-2022, si bien se sitúa como el séptimo con un mayor consumo de estos medicamentos. En concreto, la media europea estaba en 2022, último dato disponible, en 19,4 Dosis Diarias Definidas por mil habitantes y día (DHD), mientras en España alcanzaba las 23,2 DHD.
El documento realiza una profunda revisión de la situación actual de las resistencias microbianas y la disponibilidad de nuevos antibióticos. Un problema en el que se ha avanzado, como confirma la reducción de las cifras de consumo desde que se implementó el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), pero que a pesar de todos estos esfuerzos, continúa siendo una de las mayores amenazas a la salud pública global en el siglo XXI.
Pocas novedades
En este escenario, el desarrollo de nuevos antibióticos ha sido hasta ahora insuficiente para compensar la creciente aparición de resistencias. En el último lustro –desde el 1 de enero de 2020–, en España únicamente se han incorporado cinco nuevos fármacos antibióticos –oritavancina, delafloxacino, cefiderocol y las combinaciones de meropenem/vaborbactam e imipenem/cilastatina/relebactam– de los siete últimos autorizados en la UE, que incluyen también a lefamulina y cefepima/enmetazobactam.
Entre las estrategias para evitar el problema de las resistencias antimicrobianas hay que destacar la importancia de la vacunación y de enfoques farmacoterapéuticos innovadores, por ejemplo, a partir de anticuerpos monoclonales o la terapia con fagos o fagoterapia, un enfoque terapéutico que emplea bacteriófagos, que son virus que infectan y destruyen bacterias, con el objetivo de tratar infecciones bacterianas.
En cuanto a las vacunas, el informe destaca que son otro elemento fundamental en la lucha contra las enfermedades infecciosas, yendo mucho más allá de su función primaria de prevención individual, ya que también contribuyen a la inmunidad colectiva, reduciendo la transmisión de patógenos dentro de la comunidad. Además, más allá del aspecto sanitario, son una estrategia extremadamente coste-eficiente. En un reciente estudio realizado en España, se ha estimado que cada euro invertido en el Calendario Común de Vacunación reporta entre 2,91 y 4,58 €, con un beneficio económico total de alrededor de 800 millones de euros.
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