El "mono borracho"
Esta es la razón por la que a los humanos nos gusta el alcohol, según la ciencia
Una teoría conocida como la hipótesis del "mono borracho" remonta nuestro gusto hasta hace más de 10 millones de años
Los humanos ya bebíamos alcohol en la Edad Media, cuando se tomaba en desayuno, comida y cena. Algunos estudiosos apuntan a una explicación más lógica que lúdica: el estado del agua tan insalubre que, de hecho, tomar cerveza en su lugar podía protegerte de la muerte. Por no hablar de que, cuando las hambrunas acechaban, los brebajes de cebada fermentada constituían un buen método para llenar el estómago y aliviar "los problemas". Pero la primera cervecería se remonta mucho más atrás en el tiempo. La más antigua de la que se tiene noticia está en Israel y funcionaba hace 13.000 años, varios milenios antes de que aprendiéramos a a cultivar cereal.
La explicación conservadora sobre por qué el ser humano abandonó la caza y la recolección nómada en favor de la agricultura radica en que hacerlo mejoraría la disposición de recursos. Pero existe una controvertida teoría que riñe con esa exposición. Durante mucho tiempo se ha especulado con la posibilidad de que, en realidad, la sed de cerveza fuera el estímulo que nos impulsó a la domesticación de los cereales.
Sea como fuere, la pregunta clave es ¿por qué a los humanos nos gusta tanto el alcohol?
La hipótesis del "mono borracho"
La cuestión ha interesado a estudiosos como el biólogo de la Universidad de California en Berkeley, Robert Dudley, quien destino 25 años de su vida a hallar la respuesta. Su trabajo culminó en 2014, cuando publicó un libro titulado El mono borracho, por qué bebemos y abusamos del alcohol.
En él, sugería que la atracción del humano a este compuesto surgió hace 10 millones de años, cuando nuestros antepasados primates descubrieron que el olor del alcohol los conducía hacia frutas más maduras y nutritiva. Es decir, a las más fermentadas. Y es que las frutas son una fuente excelente de levadura para hacer alcohol, porque son específicas y están especializadas en fermentar azúcar.
A la hipótesis del "mono borracho" le siguió un estudio llevado a cabo por la primatóloga Christina Campbell de la Universidad Estatal de California en Northridge. Esta investigación analizó las frutas que elegían y las que rechazaban los monos araña de manos negras en Panamá. Las conclusiones de su trabajo, publicadas en la revista Open Science de la Royal Society, probaron que las frutas que comían los monos contenían entre un 1% y un 2% de alcohol en volumen, como subproducto de la fermentación natural de la fruta.
El idilio entre el humano y el alcohol
Dudley ya había demostrado que algunas de las frutas que consumían los primates tenían un porcentaje de alcohol de hasta el 7%. La cerveza tiene aproximadamente un 5%. Los investigadores consideran que los monos consumen frutas con alcohol natural como fuente de calorías. Proporciona unas 7 por gramo, más que el azúcar. Esto es: más que las frutas sin madurar. Los primates necesitan mucha energía, así que es probable que eligieran "por naturaleza" las frutas con más etanol.
Otro beneficio del alcohol residen en que descompone varios de los componentes tóxicos de las plantas y hace que resulten más fácilmente digeribles para los animales. Además, aumenta de manera indirecta el almacenamiento de grasa en el cuerpo, algo muy beneficioso de cara a la escasez de alimentos en el frío invierno.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el gusto del ser humano por el alcohol? Datos como que, por ejemplo, a raíz de lo expuesto, los primates en nuestra rama evolutiva desarrollaran una enzima específica para digerir alcohol llamada ADH4 que permanece inactiva en otros primates. Así que no es de extrañar que nos guste desde tiempos inmemoriales.
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