
Salud
Estos son los últimos avances para frenar la amenaza emergente del virus del Nilo
Vacunación animal y fumigación son las medidas aplicadas para evitar brotes como los del año pasado, que costaron la vida a 20 personas en nuestro país. Mientras, el laboratorio español Hipra investiga una vacuna humana

Contra todo pronóstico, al cierre de este suplemento aún no se había notificado ningún caso de infección por virus del Nilo Occidental (VNO) este año en España. Decimos que contra todo pronóstico, porque un 2025 extremadamente lluvioso y un 2024 récord de contagios hacían presumir lo peor. Desde 2010, primer año en el que oficialmente se notificaron los dos primeros casos en España, hasta el pasado verano, en el que esa cifra pasó a los 158 casos, 20 de ellos fallecidos –según el Informe epidemiológico sobre la situación de la fiebre del Nilo occidental en España 2024, del Centro Nacional de Epidemiología– su avance parece imparable, y todo hace presagiar que acabará convirtiéndose en una enfermedad endémica.
Para evitar que esto suceda, o al menos tratar de que lo haga lo más lento posible, existen una serie de medidas basadas en una labor de vigilancia humana, entomológica y animal del virus. Incluidas en el Programa Nacional de Vigilancia, Control y erradicación de la Fiebre del Nilo Occidental 2025, sus objetivos son detectar la presencia de circulación vírica en una zona e identificar las áreas de riesgo a partir de las cuales se puede difundir la enfermedad, así cómo disponer de información que permita valorar su riesgo de aparición desde el punto de vista de la sanidad animal y de la salud pública y dar una respuesta eficaz.

De hecho, este mismo miércoles la Dirección General de Salud Pública de la Junta de Andalucía detectó la presencia del VNO en una trampa de vigilancia entomológica ubicada a menos de 1,5 kilómetros del municipio almeriense de Zurgena. Hasta ahora las zonas consideradas de riesgo estaban circunscritas fundamentalmente a Andalucía y Extremadura y en menor medida a Castilla-La Mancha.
«En la actualidad se están realizando medidas de prevención basadas en la vigilancia epidemiológica de los vectores; de las aves; de los equinos; y de los casos en humanos, para con ellas realizar intervenciones dirigidas de control, principalmente vectorial, con el fin de que sean lo más eficaces y sostenibles. Se están llevando a cabo con una visión de una salud, sanidad ambiental, animal y humana, como corresponde a esta infección “tridimensional”. Por lo tanto, se está haciendo lo correcto y espero que contribuya a mitigar futuros brotes, aunque hay que señalar que, a pesar de ellas, es posible la aparición de nuevos casos de infección por el VNO en la población», asegura José Miguel Cisneros, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío, y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
A día de hoy no disponemos de ningún tratamiento específico, por lo que este es sintomático
Estas medidas resultan vitales, ya que a día de hoy no disponemos de ningún tratamiento específico contra el VNO, por lo que este es sintomático. Y, aunque existe una vacuna veterinaria –fundamental para frenar su transmisión–, no hay ninguna de uso en humanos.
Además, a diferencia de enfermedades similares como el dengue, cuyo aumento en España va parejo a la mayor presencia del mosquito tigre, el VNO se transmite por la picadura del género Culex, el mosquito común. Son las aves las que actúan como principal reservorio epidemiológico, y a ellas se les atribuye un papel importante en la diseminación del virus, siendo las zonas húmedas como deltas de ríos, zonas pantanosas o lagos con abundancia de aves migratorias y mosquitos, el hábitat óptimo para su propagación.
Para hacernos una idea de lo que puede pasar en un futuro no muy lejano, Cisneros explica que «en EE UU el VNO entró en 1999 por Nueva York. Desde entonces, se ha extendido a casi todo el país, solo quedan tres estados sin casos. Lo esperable es que en España pase algo parecido». Y es que, siguiendo con el caso de EE UU, entre 1999 y 2021 el VNO causo 55.000 casos y 2.600 fallecimientos. Es por ello que ha marcado como prioritaria la necesidad de desarrollar una vacuna humana. Pero no es tan fácil y, por desgracia, hay muy pocos avances. Entre las principales dificultades que presenta su consecución, como explica Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), destaca «que los brotes de la enfermedad son impredecibles y por lo tanto la necesidad de realizar ensayos de eficacia a gran escala hace muy complicado conseguir el tamaño muestral suficiente para poder probar la eficacia de la vacuna. Un segundo factor es que, en general, la enfermedad va a ser más grave en personas de mayor edad por lo que hace falta una vacuna que brinde protección a aquellos con una inmunidad más débil como mayores o inmunodeprimidos. Se intenta extraer la experiencia de otros flavivirus como el dengue o la fiebre amarilla, pero es una cuestión compleja». «Hasta ahora, todos los prototipos desarrollados en humanos han fracasado, lo que da prueba de las dificultades para conseguir una vacuna eficaz y segura; y a la vez resalta la necesidad de aumentar la financiación de la investigación en esta infección, para la que carecemos también de antivirales eficaces», añade Cisneros.

Tras la vacuna
Pese al desalentador panorama, la buena noticia es que hay en marcha un par de proyectos que tratan de conseguirla. «Uno, promovido por el NIH americano: se trata de una vacuna inactivada, pero que está en fase I por lo que todavía estaría en un momento muy preliminar y, por supuesto, no sabemos si llegará a fases posteriores de desarrollo», explica Pérez.
El otro, está desarrollado por la compañía española Hipra dentro del proyecto LWNVIVAT (del inglés Limiting West Nile Virus Impact by Novel Vaccines And Therapeutics Approaches), financiado por la Comisión Europea y coordinado por el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, que cuenta con la participación de 6 socios de España, Francia y Dinamarca. Tal y como cuenta Laura Ferrer, directora de I+D de Salud Humana de Hipra, el proyecto se encuentra en una fase inicial en la cual se están seleccionando los inmunógenos. «Una vez seleccionados, se trabajarán aspectos como la formulación, la dosis o la pauta de administración, y por ello se llevarán a cabo los ensayos de inmunogenicidad y seguridad correspondientes. Asimismo, se iniciará el desarrollo del proceso de producción y de métodos analíticos».
La vacuna se está trabajando en base a la plataforma de proteína recombinante, en diferentes formatos (la misma que se usa para la producción de su vacuna frente la Covid-19), y será profiláctica con el objetivo de ser administrada a poblaciones de riesgo. «No obstante, y según avance la infección por el virus, se podría decidir ampliar la cobertura a otras poblaciones. Inicialmente estaba pensada para ser desarrollada y tenerla en fase avanzada en caso de futura emergencia sanitaria, pero por el avance que tiene la prevalencia del virus, es probable que se plantee recomendarla en estas poblaciones de riesgo», apunta Ferrer.
En cuanto a los tiempos, la previsión es que a principios de 2028 esté a punto de poder iniciar las fases clínicas en humanos. «A partir de aquí, se procedería con los ensayos clínicos de fase I, II y III. El período estimado para completar esta fase clínica depende mucho de las características de la enfermedad, indicaciones que se quieran obtener, circulación del patógeno, etc., pero en unos cinco o seis años se podría completar». Cuando se consiga, será Hipra la encargada de su producción a nivel internacional, pues es el único socio industrial en este consorcio y el que dispone de la tecnología de producción a escala industrial.
Además, y dentro del mismo proyecto, el equipo científico diseñará, producirá y analizará la eficacia y potencial terapéutico de anticuerpos específicos para el VNO. «Su aproximación es novedosa, ojalá tenga éxito, pero de alcanzarlo, su aplicación clínica requerirá años por lo que sigue siendo necesario intensificar la investigación en la prevención y tratamiento de esta infección», concluye Cisneros.

Medidas para evitar el contagio
►El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha publicado una guía con una serie de medidas para ayudar a las autoridades a evaluar riesgos, priorizar recursos y fortalecer el control del VNO.
►También, ha realizado una serie de recomendaciones personales para evitar el contagio, tales como aplicar repelente de mosquitos en la piel expuesta; usar mangas y pantalones largos, especialmente al amanecer y al anochecer cuando la actividad de los mosquitos es máxima; y dormir bajo mosquiteros o en habitaciones con mosquiteras o aire acondicionado.
►Otras acciones esenciales para reducir la reproducción de mosquitos y prevenir brotes son las de carácter ambiental y comunitario, por lo que ha aconsejado eliminar el agua estancada de recipientes como macetas, cubos y canaletas obstruidas, lo que puede limitar significativamente los criaderos. En algunos casos, se pueden usar larvicidas en masas de agua más grandes y adulticidas durante brotes activos, considerando siempre el impacto ecológico.
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