Salud
Un estudio pionero español revela la estrategia a seguir para prevenir el alzhéimer
La investigación realizada en personas de 50 años demuestra que "cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro"
Los factores de riesgo cardiovascular no solo están relacionados con el infarto, las enfermedades arteriales o los accidentes cerebrovasculares (ictus), también influyen en el desarrollo de alzhéimer y otras demencias. Sin embargo, hay pocos estudios longitudinales —que investigan al mismo grupo de sujetos de manera repetida durante años o décadas— en personas de mediana edad, 50 años, que hayan evaluado la interacción entre la aterosclerosis y su impacto sobre la salud del cerebro.
Ahora, una investigación pionera realizada en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de España arroja nuevos datos sobre esta relación. Sus resultados confirman la relevancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo o el sedentarismo, no solo para cuidar la salud del corazón, sino también para prevenir enfermedades como el alzhéimer.
Publicada hoy en The Lancet Healthy Longevity, la investigación del CNIC muestra que la aterosclerosis, una afección frecuente que aparece cuando una sustancia pegajosa llamada placa de grasa se acumula en el interior de las arterias, y sus factores de riesgo también están implicados en alteraciones cerebrales típicas de la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia.
Cabe destacar que la aterosclerosis es además la principal causa de enfermedad cardiovascular el mundo. En los países desarrollados es el motivo más frecuente de mortalidad y de enfermedades crónicas: aproximadamente 120.000 personas mueren al año por ella en España.
La información que se ha obtenido en este nuevo estudio es muy relevante, asegura el doctor Valentín Fuster, director general del CNIC y uno de los autores principales del estudio. De hecho, abre la posibilidad de intervenir sobre un trastorno modificable, como las enfermedades cardiovasculares, para prevenir el desarrollo de las demencias para las que no existe tratamiento en el caso de muchos pacientes. "Cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro", subraya Fuster.
Asimismo, indica que "a pesar de que todos sabemos la importancia de cuidarse y controlar los factores de riesgo cardiovascular para evitar un infarto, el hecho de que están relacionados con un deterioro de la salud cerebral puede hacer que haya una mayor conciencia de la necesidad de adquirir hábitos saludables en las fases más jóvenes de la vida".
El estado de las arterias influye en la salud del cerebro
En 2021, los investigadores del CNIC descubrieron que la presencia de factores de riesgo cardiovascular y de aterosclerosis subclínica (antes de que aparezcan los síntomas) en las arterias carótidas, que son las que suministran sangre al cerebro, en individuos de 50 años aparentemente sanos, estaba asociada a un menor metabolismo de glucosa cerebral. Y el metabolismo de la glucosa cerebral es considerado un indicador de salud cerebral.
Este proyecto de investigación se llama PESA-CNIC-Santander. Dirigido por el doctor Fuster, el estudio prospectivo incluye a más de 4.000 participantes asintomáticos. A esta gran muestra se suma el hecho de que los científicos evalúan de forma exhaustiva la presencia y desarrollo de aterosclerosis subclínica desde el año 2010.
En concreto, el equipo de Fuster, liderado por los doctores Marta Cortés Canteli y Juan Domingo Gispert, siguieron a estos individuos a lo largo de 5 años. ¿El resultado? Aquellos que mantuvieron un riesgo cardiovascular elevado durante todo este tiempo sufrieron una disminución aún mayor del metabolismo cerebral, medido a través de técnicas de imagen como tomografía por emisión de positrones (PET).
"Hemos detectado un declive metabólico cerebral tres veces mayor que el de personas que se mantienen en bajo riesgo cardiovascular", señala Catarina Tristão-Pereira, primera firmante del artículo y becaria INPhINIT de la Fundación "la Caixa". Te puede interesar: Esta dieta limpia las arterias de grasa, pero solo la sigue un 2% de la población en España
La glucosa es la principal fuente de energía de las neuronas y otras células cerebrales. "Si el consumo de glucosa cerebral disminuye durante varios años puede limitar la capacidad del cerebro de lidiar en un futuro con enfermedades neurodegenerativas o cerebrovasculares", asegura el doctor Gispert, experto en Neuroimagen del CNIC y del Barcelonaβeta Research Center.
De hecho, en colaboración con los doctores Henrik Zetterberg y Kaj Blennow —expertos mundiales en la determinación de nuevos biomarcadores en sangre de la Universidad de Gotemburgo, Suecia— los investigadores de CNIC descubrieron que este declive metabólico se debía en parte a que ya existía daño neuronal en estos individuos.
"Este dato es particularmente relevante ya que la muerte de las neuronas es un proceso irreversible", remarca la doctora Cortés Canteli, neurocientífica del CNIC e investigadora Miguel Servet del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz.
Además, el equipo del CNIC descubrió que la progresión de la aterosclerosis subclínica en las carótidas durante estos 5 años se relacionaba con una disminución del metabolismo en regiones cerebrales vulnerables a la enfermedad de Alzheimer, de manera aditiva al efecto de los propios factores de riesgo cardiovascular.
"Estos resultados corroboran que la detección por imagen de la aterosclerosis subclínica aporta información muy relevante", añade Fuster. "La relación entre el cerebro y el corazón es un tema fascinante y con este estudio hemos visto que empieza mucho antes de lo que se creía", continúa.
Los investigadores concluyen que a la luz de estos resultados, "el cribado de la carótida tiene un gran potencial para identificar a las personas vulnerables a sufrir alteraciones cerebrales y deterioro cognitivo en el futuro". Así, escriben, "este trabajo podría tener importantes implicaciones para la práctica clínica, ya que apoya la implementación de estrategias de prevención cardiovascular primaria en etapas tempranas de la vida como enfoque valioso para una longevidad cerebral saludable".
"Aunque aún no conocemos el impacto que esta disminución en el metabolismo cerebral puede tener sobre la función cognitiva, el haber detectado ya daño neuronal sí que nos indica que cuanto antes empecemos a controlar los factores de riesgo cardiovascular, mejor será para nuestro cerebro", concluye Canteli.
El estudio PESA está cofinanciado a partes iguales por CNIC y Banco Santander. Además, recibe financiación del Instituto de Salud Carlos III, del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y del Fondo Social Europeo. Asimismo, para este estudio en particular también se ha recibido financiación de la Fundación BrightFocus y una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA.
CNIC cuenta con el apoyo del ISCIII, el Ministerio de Ciencia e Investigación (MCIN) y Fundación Pro-CNIC. En el estudio han participado investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CiberCV), del CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CiberFES) y el CIBER de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciber-BBN).
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