Sanidad

Guerra entre médicos y enfermeras por el ácido hialurónico: la sentencia que desata el conflicto

Una sentencia en Madrid absuelve a dos enfermeras por administrar este tratamiento estético, pero los facultativos señalan que eso no las habilita para ello

Una mujer se somete a una mesoterapia facial con ácido hialurónico
Una mujer se somete a una mesoterapia facial con ácido hialurónicoDreamstimeDreamstime

La aplicación del ácido hialurónico, uno de los tratamientos estéticos más demandados, ha reavivado una guerra abierta entre médicos y enfermeras por la prescripción de fármacos y productos sanitarios. La reciente sentencia del Juzgado de lo Penal nº 30 de Madrid ha desatado una cascada de comunicados enfrentados entre las principales organizaciones profesionales.

Mientras el Consejo General de Enfermería (CGE) sostiene que la Justicia reconoce la capacidad de las enfermeras para administrar este producto, la Organización Médica Colegial (OMC) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Dentistas lo niegan con contundencia: la resolución "en ningún caso" habilita legalmente a las enfermeras para administrar ácido hialurónico, según afirman en un comunicado conjunto.

El caso parte de una denuncia por intrusismo profesional contra dos enfermeras que aplicaban ácido hialurónico para fines estéticos. El juzgado las absuelve, pero según los médicos no lo hace porque reconozca su competencia, sino porque no aprecia intención de cometer un acto prohibido.

"Por parte del Consejo General de Enfermería se afirma que la justicia dictamina que las enfermeras son competentes para administrar ácido hialurónico", remachan ambas entidades. Sin embargo, subrayan que "tras una lectura detallada de la sentencia" no encuentran que en ningún punto se reconozca expresamente que las enfermeras tengan competencia para prescribir o administrar este producto sanitario.

Los médicos reconoce que el juzgado determina que "no existe una norma expresa que la administración y prescripción de ácido hialurónico corresponda a una profesión sanitaria en concreto". No obstante, recuerdan que la normativa sanitaria sí establece de forma expresa que esa competencia corresponde exclusivamente a los médicos y, en determinados tratamientos bucodentales, a los dentistas.

Por último, indican que el tribunal analiza la sentencia del Tribunal Supremo 653/21 de 10 de mayo que anuló la resolución del Consejo de Enfermería por la que se atribuían como propias la competencia en tratamientos estéticos, incluyendo la administración de ácido hialurónico.

Por qué el ácido hialurónico genera tanto debate

El ácido hialurónico es la gallina de los huevos de oro de los tratamientos estéticos faciales, que además son los más demandados en España año tras año. Esta sustancia natural sirve principalmente para retener agua, lo que mantiene la piel flexible, elástica y suave. Muy utilizada en medicina estética para "rellenar arrugas", también se suele infiltrar en las articulaciones para mejorar su movilidad.

El debate sobre quién puede administrar este producto no es nuevo en los tribunales. Sin embargo, el CGE admite haber sentido un "espaldarazo" tras esta última sentencia.

La lectura del fallo que realiza el Consejo General de Enfermería es totalmente distinta. La institución considera que de la sentencia "se desprende" que las enfermeras son competentes para indicar e inyectar ácido hialurónico, ya que el juez concluye que es un producto sanitario y no un medicamento.

Para este organismo, la sentencia "supone una luz al final de un túnel que dura ya demasiado tiempo". De hecho, Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, afirma que "llevamos años defendiendo que los enfermeros y enfermeras expertas en dermoestética están formados y capacitados para realizar estos tratamientos".

Aunque el fallo judicial no es firme, la sentencia reabre un debate que lleva años dividiendo a la sanidad estética española. Mientras los médicos apelan a la delimitación legal yla seguridad clíica para evitar una invasión de competencias, las enfermeras reivindican su autonomía y su formación específica en dermoestética.

Ambas partes coinciden, sin embargo, en algo: la normativa actual es ambigua y necesita una actualización urgente, más en un sector que crece a gran velocidad y en el cual debe asegurarse la seguridad del paciente.