Salud
Identifican olores que disparan la capacidad cognitiva y la memoria un 226%
Un experimento descubre que la aromaterapia provoca una mejora enorme de estas funciones y abre una vía de investigación para luchar contra las enfermedades neurodegenerativas o prevenir la demencia
La mayoría de la gente piensa que el olfato es el menos importante de los cinco sentidos. Pero cada vez hay más estudios que sugieren que oler no sólo es esencial para percibir cosas como la comida o la fragancia de las flores, sino también para recordarlas. Hay olores que nos transportan en el tiempo y nos producen sensaciones que incluso no podemos explicar.
Pero este no es el único beneficio. Ahora, un experimento llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California-Irvine ha descubierto que la exposición a distintos olores —o aromaterapia— sí que podría ayudar a mejorar la capacidad cognitiva de nuestro cerebro.
Cuando una fragancia recorrió las habitaciones de adultos mayores durante dos horas cada noche durante seis meses, la memoria se disparó. De hecho, los participantes en este estudio incrementaron su capacidad de cognición en un 226% más que el grupo de control.
Los investigadores afirman que el hallazgo transforma el vínculo entre olfato y memoria, conocido desde hace tiempo, en una técnica fácil y no invasiva para reforzar la memoria. No solo eso. La nueva investigación abre una vía de investigación nueva para luchar contra las enfermedades neurodegenerativas y, potencialmente, prevenir la demencia.
El estudio del equipo se ha publicado en la revista Frontiers in Neuroscience. En él participaron hombres y mujeres de entre 60 y 85 años sin problemas de memoria. Todos recibieron un difusor y siete cartuchos, cada uno con un aceite natural esencial diferente, cada uno enriquecido con rosa, naranja, eucalipto, limón, menta, romero y lavanda; de The Essential Oil Company.
Las personas del grupo enriquecido recibieron cartuchos de máxima potencia. Los participantes del grupo de control recibieron los aceites en pequeñas cantidades. Cada noche, antes de acostarse, los participantes colocaban un cartucho distinto en el difusor, que se activaba durante dos horas mientras dormían.
Las personas del grupo enriquecido mostraron un aumento del 226% en el rendimiento cognitivo en comparación con el grupo de control, medido mediante una prueba de lista de palabras utilizada habitualmente para evaluar la memoria.
Además, las imágenes revelaron una mayor integridad de la vía cerebral denominada fascículo uncinado izquierdo. Esta vía, que conecta el lóbulo temporal medio con el córtex prefrontal de toma de decisiones, se vuelve menos robusta con la edad. Los participantes también declararon dormir más profundamente.
El poder del olfato y la memoria
Los científicos saben desde hace tiempo que la pérdida de la capacidad olfativa, o habilidad para oler, puede predecir el desarrollo de casi 70 enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Entre ellas se encuentran el Alzheimer y otras demencias, el Parkinson, la esquizofrenia y el alcoholismo. Te puede interesar: Las personas con mayor riesgo genético de alzhéimer pierden primero el olfato. Por otro lado, cada vez hay más pruebas de la relación entre la pérdida de olfato debida al Covid y el consiguiente deterioro cognitivo.
Anteriormente, los investigadores habían descubierto que exponer a personas con demencia moderada a hasta 40 olores distintos dos veces al día durante un periodo de tiempo potenciaba su memoria y sus habilidades lingüísticas, aliviaba la depresión y mejoraba sus capacidades olfativas. El equipo de la UCI decidió intentar convertir estos conocimientos en una herramienta fácil y no invasiva para combatir la demencia.
"La realidad es que, por encima de los 60 años, el sentido del olfato y la cognición empiezan a caer por un precipicio", afirma Michael Leon, catedrático de Neurobiología y Comportamiento de la Universidad de California-Irvine. "Pero no es realista pensar que las personas con deterioro cognitivo puedan abrir, oler y cerrar 80 frascos de odorantes al día. Esto sería difícil incluso para quienes no padecen demencia".
"Por eso redujimos el número de aromas a sólo siete, exponiendo a los participantes a uno solo cada vez, en lugar de los múltiples aromas utilizados simultáneamente en proyectos de investigación anteriores. Al hacer posible que las personas experimentaran los olores mientras dormían, eliminamos la necesidad de reservar tiempo para ello durante las horas de vigilia todos los días", afirma la primera autora del estudio, la científica del proyecto Cynthia Woo.
Los investigadores afirman que los resultados de su estudio confirman lo que los científicos han aprendido sobre la conexión entre el olfato y la memoria. "El sentido del olfato tiene el privilegio especial de estar directamente conectado con los circuitos cerebrales de la memoria", argumenta Michael Yassa, catedrático de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria e investigador que colaboró en el trabajo.
"Todos los demás sentidos pasan primero por el tálamo. Todo el mundo ha experimentado lo poderosos que son los aromas para evocar recuerdos, incluso de hace mucho tiempo. Sin embargo, a diferencia de las alteraciones de la visión, que tratamos con gafas, y de los audífonos para las deficiencias auditivas, no ha habido ninguna intervención para la pérdida de olfato".
Al equipo le gustaría estudiar a continuación el impacto de la técnica en personas con pérdida cognitiva diagnosticada. Los investigadores también afirman que esperan que el hallazgo dé lugar a más investigaciones sobre terapias olfativas para el deterioro de la memoria. Se espera que este otoño salga al mercado un producto basado en su estudio y diseñado para que la gente lo utilice en casa.
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