Avance esperanzador
Los trasplantes de riñón de cerdo logran dos años de supervivencia en macacos
La modificación genética del órgano extiende de 24 a 758 días la vida de uno de estos animales con varios rasgos muy similares a los humanos
La ciencia persigue incansablemente el objetivo de obtener órganos "de repuesto" para trasplantes en humanos, ya que existe una grave crisis de escasez de órganos en el mundo. La mayoría de los grupos investigadores en este campo a nivel internacional desarrollan sus trabajos utilizando animales modificados genéticamente, con el objetivo de evitar el rechazo hiperagudo- la reacción más frecuente cuando se realizan trasplantes entre diferentes especies- y, por encima de todo, el riesgo de zoonosis.
2022 fue un año de buenas y malas noticias en el ámbito de los xenotransplantes, con dos hitos de medicina experimental que devolvieron la esperanza a esta vía de investigación. El primero fue el trasplante de un corazón de cerdo modificado genéticamente a un paciente de Baltimore, David Bennet, que sufría una grave enfermedad cardiaca y fue desahuciado. El paciente falleció seis meses después a causa, según una investigación publicada recientemente, de varios factores superpuestos que condujeron a la insuficiencia cardiaca de Bennett, entre ellos su mal estado de salud antes del trasplante, que le llevó a una inmunodepresión grave. El trabajo confirmó también que no se produjeron signos de rechazo agudo durante las primeras semanas tras el trasplante. Los investigadores descubrieron que el paciente era probablemente más vulnerable al rechazo del órgano por los anticuerpos fabricados por el sistema inmunitario. También hallaron pruebas indirectas de rechazo mediado por anticuerpos. Por último, el estudio investigó la presencia de un virus latente, denominado citomegalovirus porcino, en el corazón porcino, que podría haber contribuido a la disfunción del trasplante.
El segundo caso fue el trasplante de un riñón de cerdo modificado genéticamente a un paciente en el hospital Langone Health,de la Universidad de Nueva York (EE. UU). El caso fue especialmente llamativo porque el hombre, de 57 años, se encontraba en muerte cerebral, pero su corazón seguía bombeando con asistencia. El órgano logró funcionar 32 días, lo que supuso todo un hito ya que solo había sido modificado un gen, mientras en otros casos similares habían tenido que incorporar hasta diez modificaciones genéticas.
Esta semana, la revista Nature publica una investigación liderada por científicos de la Universidad de Harvard y la compañía eGenesis en la que se demuestra que han conseguido implantar riñones de cerdo editados genéticamente en macacos y, lo más importante, logrando una cifras de supervivencia de más de dos años en uno de los casos.
Para minimizar el riesgo de rechazo y la posibilidad de transmisión de virus porcinos con el trasplante, los investigadores realizaron 69 modificaciones genéticas en el animal donante, un cerdo de Yucatán. Estas modificaciones pueden agruparse en tres bloques: en primer lugar, eliminaron tres antígenos glicanos, 'marcadores' presentes en la superficie de las células que inducen un rechazo inmediato. Además, introdujeron cambios para que las células animales expresaran siete genes humanos con el objetivo de mejorar la tolerancia y neutralizar otros fenómenos asociados al rechazo hiperagudo. Y, por último, se inactivaron todas las copias de la genética relacionada con retrovirus porcinos. En combinación con medicación inmunosupresora, este cóctel de ingeniería genética proporcionó una supervivencia de 758 días a uno de los macacos.
Los investigadores indicaron en una rueda de prensa que una de las claves para conseguir esta cifra de supervivencia fue la manipulación para añadir los genes humanizados, implicados en varias vías relacionadas con el rechazo, como la inflamación, la inmunidad innata o la coagulación. Los estudios in vitro, señalaron los científicos, mostraron que las células endoteliales renales de los animales con estas ediciones genéticas eran capaces de modular la inflamación de una forma "indistinguible" de las células endoteliales humanas. "Nuestros resultados nos colocan un paso adelante para alcanzar la compatibilidad humana", subrayó Michael Curtis, responsable de eGenesis.
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