Reportaje
La ingeniería se hace fuerte en el hospital
El Ramón y Cajal, de Madrid, pone en marcha una pionera Unidad de Ingeniería de Procesos
En un hospital uno da por sentado que habrá una unidad de Cardiología, de Oncología, de Reumatología o de Anatomía Patológica, pero lo que quizás no se espera encontrar es una de Ingeniería. Porque, si bien es cierto que la tecnología y la informática cada vez acaparan más relevancia en la vida actual y que la Medicina no es una excepción en esto, hasta ahora siempre había ocupado un lugar, digamos secundario. Al menos en cuanto a lo que «espacio físico» se trata, o como entidad propia, si se prefiere. Su papel era más transversal y de «apoyo» al resto de especialidades. Pero la realidad es que ha cobrado ya tanta importancia que, desde hace unos meses, cuenta con su espacio particular en uno de los grandes hospitales españoles, el Ramón y Cajal de Madrid.
La iniciativa surgió de la Gerencia y de la Dirección de Gestión del centro, que tiene una larga trayectoria en la aplicación de la ingeniería de procesos a los flujos asistenciales. «Hace más de ocho años comenzó una colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid, impulsada por el jefe del Servicio de Radiología, Javier Blázquez, mediante la cual, a través de una asignatura del máster, se desarrollan proyectos reales de mejora de procesos en distintos servicios del hospital», explica Francisco Javier Guijarro, director de Gestión del Ramón y Cajal. En este tiempo se han llevado a cabo casi 40 proyectos que han permitido generar un conocimiento muy valioso sobre la ingeniería de procesos aplicada a la salud. «Gracias al impulso de la Gerencia y la Dirección de Gestión, esta experiencia ha podido ahora institucionalizarse y dotarse de recursos propios, dando lugar a la creación de la Unidad de Ingeniería de Procesos con el objetivo de abordar proyectos de mayor alcance para todo el hospital», continúa.
Hay proyectos en ámbitos como la telemedicina, la digitalización o la sostenibilidad
Pero, ¿de qué forma ayuda la ingeniería de procesos a la Medicina moderna? «Permite mejorar la eficiencia del sistema y, al mismo tiempo, identificar dónde tiene sentido devolver la parte más humana y artesanal de la Medicina. Un buen ejemplo es la metodología Lean Healthcare, una adaptación del pensamiento Lean, originado en la industria automovilística, al ámbito sanitario –cuenta Javier Soto, coordinador de la Unidad de Ingeniería de Procesos del Ramón y Cajal–. Hay numerosos casos de éxito, también en nuestro hospital, con proyectos de gran calado en el Servicio de Farmacia o en el Hospital de Día Médico. Más allá del Lean, en el Ramón y Cajal se han desarrollado numerosos proyectos de ingeniería de procesos en ámbitos como la telemedicina, la digitalización, la sostenibilidad, la humanización o la seguridad del paciente».
Proyectos transversales
La Unidad, que lleva apenas tres meses en marcha, está participando en varios proyectos transversales del hospital. Entre ellos destacan la acreditación del centro en calidad de la atención oncológica por parte de la Organización de Institutos Europeos de Cáncer, un proyecto para optimización de la planificación de agenda quirúrgica, distintos proyectos Lean centrados en el paciente oncológico, o el desarrollo de un cuadro de mando de la Dirección de Gestión. Además, ya han iniciado varias evaluaciones sobre nuevas tecnologías para analizar su encaje y viabilidad en el hospital.
Durante estos primeros meses, sin embargo, el foco principal ha estado en definir la unidad y su estrategia. «Hay muchísimo por hacer, y queremos construir una estructura sólida y sostenible que pueda dar servicio a toda la organización. Entre las próximas acciones está la creación de un Comité Clínico Asesor, que acompañará a la Unidad en la orientación y priorización de los proyectos desde una perspectiva asistencial», señala Soto.
Y es que, como asegura Guijarro, la Unidad de Ingeniería de Procesos nace con el propósito de mejorar la calidad asistencial del hospital, a través del rediseño de procesos, la incorporación eficiente y orientada al valor de la tecnología, y el uso avanzado de los datos: «Se concibe como una unidad transversal, al servicio de todo el hospital. Su labor se centra sobre todo en proyectos de carácter asistencial, aunque también abordará procesos de soporte y gestión que, al final, también influyen directamente en la atención que reciben los pacientes. La unidad quiere ser, además, un espacio de encuentro entre profesionales clínicos e ingenieros, y un punto de coordinación entre los distintos perfiles técnicos que ya trabajan en el hospital favoreciendo las sinergias y el intercambio de conocimiento. También aspira a actuar como un catalizador de la innovación interna, impulsando la transferencia de conocimiento a la práctica clínica, la colaboración público-privada y el vínculo con el entorno académico y científico».
El Ramón y Cajal lleva siendo pionero en este ámbito desde hace años, con proyectos impulsados por distintos servicios clínicos y en colaboración con universidades, especialmente con la Universidad Politécnica de Madrid. Gracias a ese trabajo conjunto, se ha consolidado la Unidad de Ingeniería de Procesos, un verdadero hito para el hospital y nuestro sistema de salud.
Su auge es tal que se plantea crear un programa de Ingeniero Interno Residente
Aunque se trata de una iniciativa innovadora, afortunadamente, cada vez es más habitual encontrar perfiles de ingeniería de procesos integrados en la actividad clínica de los hospitales. En la Comunidad de Madrid hay otros ejemplos, como el Hospital Fundación Alcorcón, y también en comunidades como Aragón o Cataluña, donde se han creado unidades similares u oficinas de mejora continua (Kaizen). Además de la ingeniería de procesos, están floreciendo y consolidándose muchas otras iniciativas de ingeniería aplicada a la salud, como la Unidad de Planificación Avanzada y Manufactura 3D del Hospital Gregorio Marañón, la Unidad de Bioingeniería e Ingeniería Clínica del Hospital Sant Joan de Déu o el proyecto La Paz 5.0 del Hospital La Paz, por citar solo algunas.
El crecimiento de estas experiencias ha sido tal que se está planteando incluso la creación de un programa de Ingeniero Interno Residente (INIR), similar al MIR en Medicina. «Esta iniciativa está siendo impulsada por la Comisión Estratégica del Ingeniero Interno Residente (Ceinir), en la que participo», añade Guijarro, quien también ejerce el cargo de Secretario General de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH).
«Estamos sólo al principio, pero con mucha ilusión y un fuerte compromiso por consolidar esta nueva forma de colaboración entre la ingeniería y la medicina en beneficio de los pacientes», concluye Soto.