
Opinión
Innovación sostenible: una oportunidad estratégica para la sanidad española
«Si queremos un sistema sanitario más eficiente y responsable, la sostenibilidad ambiental debe formar parte de la política farmacéutica»

La sostenibilidad medioambiental es hoy una exigencia ineludible para todos los sectores económicos y sociales, incluyendo el ámbito sanitario. Cada vez más ciudadanos, profesionales y pacientes demandan medidas concretas que reduzcan el impacto ambiental de la actividad humana. Esta conciencia medioambiental se manifiesta claramente en la expectativa de una gestión más responsable y eficiente de los recursos naturales, algo especialmente relevante para sectores tan sensibles como el sanitario y el farmacéutico.
Del mismo modo que los consumidores impulsan a las empresas hacia modelos productivos más respetuosos con el medio ambiente, también los pacientes esperan un esfuerzo semejante por parte de las compañías farmacéuticas. Así, se reclama que los medicamentos sean desarrollados, producidos, distribuidos y utilizados con el menor impacto ambiental posible. Este cambio de mentalidad supone un auténtico desafío para la industria farmacéutica, que debe adaptarse rápidamente para mantener su competitividad internacional.
El sector sanitario genera alrededor del 4,4% de la huella de carbono mundial, una cifra que obliga a reflexionar sobre la necesidad de tomar medidas contundentes. En este contexto, el sector farmacéutico español tiene ante sí una oportunidad clara: demostrar su gran capacidad innovadora y de liderazgo a nivel europeo e internacional mediante prácticas sostenibles.
El marco legislativo español avanza significativamente con iniciativas como el Anteproyecto de Ley de Medicamentos y Productos Sanitarios, que incorpora por primera vez criterios de sostenibilidad medioambiental en la evaluación y financiación de medicamentos. Este paso es prometedor, aunque todavía insuficiente si no se acompaña de incentivos claros, concretos y medibles que premien el esfuerzo innovador de aquellas compañías farmacéuticas más comprometidas con la sostenibilidad.
En esta misma dirección, la mayoría de los grupos parlamentarios han mostrado ya su sensibilidad hacia estos temas, mientras que desde el Gobierno se han anunciado medidas complementarias, como la inclusión de algunos criterios ambientales en iniciativas estratégicas entre las que destaca el nuevo plan Profarma. Se configura así un marco regulatorio más flexible, capaz de integrar con eficacia la sostenibilidad medioambiental en la política farmacéutica nacional.
España necesita políticas públicas valientes que no solo integren, sino que también impulsen y reconozcan económicamente la innovación medioambiental. Estos incentivos deben orientarse hacia soluciones que combinen excelencia terapéutica, seguridad para los pacientes y una menor huella ecológica. Solo mediante una visión equilibrada, realista y responsable se evitará que la necesaria transición hacia un modelo farmacéutico sostenible implique restricciones injustas en el acceso a tratamientos eficaces, especialmente para enfermedades crónicas que requieren continuidad terapéutica. Los criterios ambientales deben incorporarse como un factor adicional a considerar en la toma de decisiones clínicas, siempre supeditados, lógicamente, a la eficacia terapéutica y la seguridad de los pacientes.
En el ámbito internacional, la Unión Europea, en línea con sus compromisos climáticos, valora fijar para 2040 una ambiciosa reducción del 90% en las emisiones de gases de efecto invernadero. Alcanzar este objetivo exige que todos los sectores económicos y sociales, incluido el ámbito farmacéutico-sanitario, se alineen decididamente con las metas medioambientales definidas desde hace años por la Comisión Europea. Países de nuestro entorno ya han fijado incluso objetivos más ambiciosos, aspirando a alcanzar las cero emisiones netas en sus respectivos sistemas sanitarios. España, sin duda, debería también contemplar con determinación este horizonte estratégico.
Esta apuesta por la sostenibilidad y por la innovación medioambiental representa además una oportunidad para reforzar valores fundamentales como la responsabilidad colectiva y el cuidado del bienestar de las futuras generaciones. De este modo, al fomentar un sistema sanitario más eficiente y comprometido con el entorno, estaremos también construyendo un legado positivo para quienes vendrán después de nosotros.
En definitiva, asumir la sostenibilidad ambiental como una prioridad estratégica no solo responde a una exigencia social y medioambiental creciente, sino que puede convertirse en un factor clave para reforzar el liderazgo competitivo de la industria farmacéutica que desarrolla su labor en España. Estamos ante un reto complejo, sí, pero también ante una gran oportunidad que no podemos desaprovechar. Si queremos un sistema sanitario más eficiente y responsable, la sostenibilidad ambiental debe formar parte de la política farmacéutica. Así, defender esta necesidad significa apostar por el futuro de la salud pública y, en definitiva, cuidar nuestra salud personal, la de nuestras familias y también la del entorno que compartimos.
José Mª Martín-Moreno es catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia y director de la Cátedra de Gestión Innovadora para la Salud, FES
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