Salud
La ironía de no dejar de fumar porque «engorda»: el tabaco aumenta la grasa visceral
Un nuevo estudio publicado en la revista científica 'Addiction' que utiliza datos de más de 1,2 millones de personas afirma que el tabaco puede aumentar la peligrosa grasa visceral
Una excusa habitual de los fumadores para no dejar de fumar es que «engorda», pero ¿qué hay de cierto en esta creencia? ¿Tiene más de mito que de realidad? La ciencia ha dado con la respuesta, y lo más posible es que no guste a nadie. Así de controversiales son los resultados de un nuevo estudio publicado ayer, en la revista científica Addiction.
Liderado por investigadores del Centro Novo Nordisk Foundation de Investigación Metabólica Básica de la Universidad de Copenhague, el trabajo ha descubierto que tanto empezar a fumar como fumar durante toda la vida, en realidad, puede «engordar» de una forma discreta y provocar un aumento de grasa abdominal (lo que comúnmente llamamos «tripa»).
Pero lo más importante: la investigación demostró que este resultado se debería a que el tabaco incrementa la peligrosa grasa visceral, un tipo de grasa poco saludable que rodea los órganos y se encuentra en la parte profunda del abdomen. Su acumulación está relacionada con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiacas, diabetes, ictus y demencia.
Entonces, ¿por qué decimos que fumar adelgaza? Según los investigadores del trabajo, lo cierto es que, sí, los fumadores suelen pesar menos que los no fumadores. Sin embargo, también tienen más grasa abdominal y, peor si cabe, más grasa visceral abdominal.
La grasa visceral es difícil de ver; se puede tener un vientre plano y aun así tener cantidades poco saludables de grasa visceral, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades graves. Este nuevo estudio aporta pruebas de que fumar puede aumentar ese tipo de grasa. ¿Cómo?
Primero, los científicos utilizaron una forma de análisis estadístico denominada aleatorización mendeliana para determinar si fumar provoca un aumento de la grasa abdominal. Esta prueba combinó los resultados de distintos estudios genéticos de ascendencia europea para buscar relaciones causales entre la exposición al tabaquismo y medidas de distribución de la grasa corporal, como la circunferencia de cintura y cadera.
El autor principal, el Dr. Germán D. Carrasquilla, explica: "Este estudio descubrió que empezar a fumar y fumar a lo largo de la vida podría causar un aumento de la grasa abdominal, como se observa en las mediciones de la relación cintura-cadera. En un análisis posterior, también descubrimos que es más probable que el tipo de grasa que aumenta sea la visceral, en lugar de la que se encuentra justo debajo de la piel", señala.
También tuvieron en cuenta otras influencias, como el consumo de alcohol o los antecedentes socioeconómicos, para asegurarse de que cualquier conexión que encontraran entre el tabaquismo y la distribución de la grasa corporal se debiera realmente al tabaquismo en sí y no a otros factores.
"Los estudios anteriores han sido propensos a la confusión, que ocurre cuando una variable independiente afecta a los resultados. Como el diseño de nuestro estudio utiliza variaciones genéticas, reduce o controla mejor esas variables", indica. De este modo, el estudio demostró la influencia del tabaquismo en la grasa abdominal "con independencia de otros factores, como el nivel socioeconómico, el consumo de alcohol, el TDAH o el grado de riesgo de una persona".
"Desde el punto de vista de la salud pública, estos hallazgos refuerzan la importancia de los esfuerzos a gran escala para prevenir y reducir el tabaquismo en la población general, ya que esto también puede ayudar a reducir la grasa visceral abdominal y todas las enfermedades crónicas que están relacionadas con ella. Reducir un riesgo importante para la salud en la población reducirá, indirectamente, otro riesgo importante para la salud".
Los investigadores determinaron que el exceso de grasa abdominal en los fumadores era predominantemente grasa visceral estudiando cómo las variantes de ADN relacionadas con el hábito de fumar y la grasa abdominal se relacionan con los compartimentos de grasa en diferentes partes del cuerpo.
El hallazgo clave es que estos factores genéticos están más fuertemente relacionados con el aumento del tejido adiposo visceral (la grasa profunda que envuelve los órganos abdominales) que con la grasa subcutánea que se almacena bajo la piel.
Los dos estudios subyacentes sobre la ascendencia europea eran de gran envergadura: el estudio sobre el tabaquismo analizó a 1,2 millones de personas que empezaron a fumar y a más de 450.000 fumadores de por vida, y el estudio sobre la distribución de la grasa corporal incluyó a más de 600.000 personas.
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