
Día Internacional de Acción Contra la Migraña
Migraña y depresión: el círculo vicioso de esta patología
Es una enfermedad neurológica infravalorada, sobre todo en el caso de niños y personas mayores

Gran parte de las personas que sufren de migraña se sienten incomprendidos por la sociedad, que no entiende generalmente su condición y piensan que es tan solo un dolor de cabeza, y por los médicos en particular.
Hoy en día, la migraña sigue siendo una enfermedad infravalorada e infradiagnosticada. Entre otros motivos, por un gran desconocimiento o un concepto erróneo de la misma. Y eso que a nivel mundial, constituye el sexto trastorno más prevalente y la segunda causa de discapacidad al reducir la calidad de vida de la población afectada. En nuestro país, se estima que «la migraña afecta a un 12-15% de la población, por lo que es una de las enfermedades neurológicas más prevalentes», afirma el doctor Cristian Morales Hernández, neurólogo del Hospital Universitario de Canarias.
Y entre «un 30-40% de los pacientes desarrolla ansiedad o depresión, sobre todo aquellos que tienen migraña crónica», precisa.
Esto se debe, según él, tanto al impacto invalidante de las crisis, que impide llevar una vida normal cuando la frecuencia de los episodios es alta, como a la incomprensión social, laboral y familiar que hay, que reduce esta enfermedad a un «simple dolor de cabeza» cuando en realidad es una enfermedad altamente incapacitante.
Varios son los motivos por los que la sociedad aún cree que «no es más que un dolor de cabeza intenso». El doctor Morales destaca el desconocimiento general que hay al respecto y es que «mucha gente no sabe que la migraña es una enfermedad neurológica compleja que tiene muchos otros síntomas aparte del dolor de cabeza (náuseas, hipersensibilidad a estímulos, efectos a nivel cognitivo…)».
A ello hay que añadir que «no hay una lesión visible o una prueba médica rutinaria que haga que la migraña “se vea”», recuerda.
Además, en ocasiones se compara con otras cefaleas más prevalentes, pero a menudo no tan discapacitantes como pueden ser la cefalea tensional. «Esto hace que muchos piensen que “es lo mismo, pero más fuerte”, cuando en realidad es una condición totalmente distinta con un impacto en la calidad de vida que puede ser tan discapacitante como una crisis de asma o un ataque epiléptico», explica el neurólogo.
Los pacientes se sienten en muchos casos estigmatizados cuando un amigo, un familiar o un compañero le dice comentarios «como “es solo estrés”, “a mí también me duele y no me pongo así” o “tómate algo y ya está” porque estas afirmaciones refuerzan la idea de que no es una enfermedad “seria”, lo que lleva a que los pacientes se sientan incomprendidos e incluso interioricen que es “su culpa que estén así”», añade.
La migraña puede generar ansiedad, depresión y una disminución significativa en la calidad de vida de la que en pocas ocasiones se habla. Y el problema es que la depresión y la ansiedad a su vez pueden causar un brote de migraña. «La depresión, la ansiedad y el estrés actúan como combustible para las crisis de migraña y se produce, además, un círculo vicioso peligroso: la migraña puede generar ansiedad y depresión, y estas pueden aumentar la frecuencia e intensidad de las crisis», enfatiza el doctor Morales.
No solo cosa de mujeres
Un mal que sufren principalmente las mujeres, ya que aproximadamente el 80% de los pacientes con migraña son mujeres, «debido a la influencia de los estrógenos y la progesterona, así como a las fluctuaciones hormonales (por ejemplo, en la menstruación)», detalla. De hecho, en edad infantil, la prevalencia de migraña entre hombres y mujeres es muy parecida. En cuanto llega la primera menstruación, la prevalencia de migraña en mujeres se dispara.
Ahora bien, como se asocia este tipo de cefalea a la mujer, por un lado en demasiadas ocasiones se reduce la importancia de esta patología, y por otro, hace que los hombres, niños y personas mayores que sufren también de migraña se puedan sentir en cierta medida «olvidados».
Los menores con migraña a menudo son mal diagnosticados. Y no es un asunto baladí. Esta enfermedad puede causar una discapacidad significativa en esta población, y conducir al absentismo escolar, al deterioro del rendimiento escolar y a la pérdida de actividades sociales.
«Afecta al 8-10% de los niños en edad escolar y puede aparecer desde los 3-4 años, aunque la mayoría de los diagnósticos se hacen a partir de los 6-7 años», precisa el doctor Morales.
En el caso de los hombres, tienen menor prevalencia de migraña, pero como recuerda el doctor, «la enfermedad es igualmente incapacitante». Y en el caso de las personas mayores, «estas suelen tener menos crisis, pero en algunos casos se cronifican o cambian de características y pueden ser infradiagnosticadas e infratratadas», añade el especialista.
Información realizada con la colaboración de Teva
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