Opinión

El Ministerio de Sanidad, una fábrica de globos sonda

No hay semana que no trascienda un supuesto proyecto de mejora en áreas que lo necesitan. Sanidad es mucho ruido y pocas nueces

La ministra de Sanidad, Mónica García, ofrece una rueda de prensa, en el Ministerio de Sanidad, a 22 de marzo de 2024, en Madrid (España).
La ministra de Sanidad, Mónica García, ofrece una rueda de prensa, en el Ministerio de Sanidad, a 22 de marzo de 2024, en Madrid (España). Jesús HellínEuropa Press

El Ministerio de Sanidad se está convirtiendo en una fábrica de globos sonda. Desde que Mónica García llegó a su cúspide, no hay semana que no trascienda un supuesto proyecto de mejora en áreas que lo necesitan, generando siempre amplias expectativas.

El procedimiento es el siguiente: primero se selecciona un medio afín o se opta por una intervención en algún acto público para lanzar después al aire ideas y más ideas que van retroalimentándose, en un bucle que parece no tener fin. De su traslación a la práctica a través de textos normativos poco o nada se sabe hasta la fecha. Sucedió, por ejemplo, con las listas de espera, un síntoma evidente de que la Sanidad pública se encuentra colapsada tras cinco años de Gobierno socialcomunista. Se va a constituir un grupo de trabajo, sí, pero ya se sabe que con ellos sucede siempre lo mismoque con las subcomisiones parlamentarias, que acaban en nada.

Con el tabaco, el proyecto quizás más avanzado, ocurre otro tanto. Se ha desempolvado el plan integral, desde luego, pero el texto carece de consenso alguno, es prácticamente idéntico al que acumulaba polvo en un cajón desde hacía ya tres años, y todavía queda su articulación a través de una ley que deberá ser tramitada.

Camino parecido llevan el anunciado plan contra el consumo juvenil de alcohol, el plan de choque para revitalizar la primaria, el proyecto para nutrir de médicos y enfermeras a los centros sanitarios, o el consistente en contener el gasto farmacéutico. En este caso, resulta llamativo que el Ministerio se descuelgue con un plan para incentivar la dispensación de genéricos y lograr así más ahorro, mientras mantiene congelado el acuerdo que reportaba a las arcas públicas una cuantiosa aportación de la industria farmacéutica. Sanidad es eso: mucho ruido y pocas nueces.