Mónica García y la historia que desnuda al paciente

El Ministerio de Sanidad ha impulsado un proyecto que si llega a buen puerto aumentará la información que los profesionales del sector tienen de sus pacientes. La idea es que al revisar la historia clínica electrónica o Historia de Salud Digital, como la denomina, no sólo aparezcan reflejadas las enfermedades padecidas o los tratamientos recibidos, sino también otros aspectos socioeconómicos para conocer los condicionantes en tiempo real «e integrarlos en la atención holística de las personas».

Entre estos condicionantes sociales y del contexto económico que el departamento de Mónica García pretende incluir figuran si se es hombre, mujer o intersexual, y también la identidad de género actual, incluyendo aquí categorías como mujer/niña, hombre/niño, no binario o género fluido, mujer/niña trans, hombre/niño trans u otro, así como el sexo asignado al nacer. Se añadiría también la orientación sexual (heterosexual, gay, lesbiana, bisexual, asexual u otro), y la renta. La historia reseñaría por tanto el tramo de ingresos en el que se encuadra el enfermo, si ha tenido dificultades para llegar a fin de mes y el nivel educativo.

En otras palabras: el sanitario podrá saberlo todo de la persona a la que atiende en el centro de salud u hospital. Más allá de entrar en el debate de si esto es pertinente o no, o de si es acorde a la necesaria protección de datos, lo que cabe preguntarse es si habrá sanitarios suficientes para poder analizar tan preciados datos, porque de la provisión de plazas vacantes, las necesidades futuras, la mejora de los salarios y el problemón que llegará este verano con la falta de 5.700 MIR por incorporarse tarde a sus plazas durante la pandemia no sabemos nada aún. Tal vez sería más importante resolver antes esto y abordar lo primero después.