Opinión
Muface o la venganza de Mónica García contra Díaz Ayuso
Según García hay que decir a los funcionarios que lo que mejor les puede pasar es que dejen ya la privada y se pasen a la pública
Todos tranquilos porque hemos sabido esta semana que Mónica García ha sido nombrada consejera Ejecutiva de la Organización Mundial de la Salud. Tranquilos porque, con García al frente, tenemos asegurado que la entidad mundialista ya no va a cometer los errores en los que incurrió durante la pandemia de la covid.
Buen ojo ha tenido Bill Gates, el «megacapo» de la OMS, al designar a la de Más Madrid, pese a que su más relevante actividad como profesional de la salud ha sido la del activismo callejero contra Isabel Díaz Ayuso. Se ve que está previsto que durante la próxima pandemia habrá que hacer frente a problemas de seguridad ciudadana, y la experiencia de nuestra mandamás sanitaria en agitación puede ayudar a solventar la problemática.
Mientras tanto, la señora ministra se ha puesto al frente de lo de Muface para llegar a la conclusión de que hay que decir a los funcionarios que lo que mejor les puede pasar es que dejen ya la sanidad privada y se pasen a la pública en masa. Millón y medio más otro millón entre cónyuges y familiares directos para que pidan la vez en la cola de los seis millones de españoles que engrosan las listas de espera en nuestros hospitales.
A la titular del Ministerio de Sanidad esto parece importarle bastante poco, pues sabe que el grueso de tales funcionarios y familiares, caso de que deje de funcionar Muface, pertenecen a la Comunidad de Madrid, por razones obvias: son de la administración central, y la mayoría de los organismos públicos que dependen del Estado están en la capital española. Como no ha podido con Ayuso ni en las urnas ni en la calle, la de Sumar ha visto el cielo abierto con esta operación, de manera que vuelvan las batas blancas a las barricadas contra el aumento de las listas de espera en la capital.
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