
Investigación
Los niños tambien se benefician de acortar a 12 horas la ventana de alimentación
Un estudio de la UCM demuestra que, como sucede en adultos, adelantar el horario de la cena mejora su salud metabólica

La obesidad infantil, considerada una epidemia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a casi el 40% de los niños entre 6 y 9 años en España. Tanto esta condición como el sobrepeso están extrechamente ligados al nivel de renta familiar: a menor renta, mayores porcentajes. Según la World Obesity Federation, para 2035 se estima que dos de cada cinco niños y adolescentes entre 5 y 19 años tendrán sobrepeso u obesidad.
En este sentido, la investigación es clave para identificar los factores que pueden ayudar a mejorar estas cifras. Un ejemplo de ello es un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que ha revelado que comer dentro de un periodo de menos de doce horas al día desde la primera hasta la última comida, adelantando la hora de la cena, es una estrategia clave para mejorar la salud metabólica infantil.
De este modo, no solo es importante qué comen los menores sino en que horario lo hacen. Este es el objetivo de la crononutrición, el estudio de cómo afecta al metabolismo el momento del día en el que se ingieren los alimentos.
"El papel de la crononutrición ha cobrado fuerza en los últimos años. Sin embargo, la mayoría de los estudios realizados son en adultos. En niños, la disponibilidad de la información es menor debido a la complejidad para la recogida de datos y el desarrollo de estudios dentro de este grupo de edad", ha destacado la investigadora del grupo Valornut de la Facultad de Farmacia de la UCM, Viviana Loria-Kohen.
En concreto, una ventana prolongada de más de 12 horas de alimentación se asoció con valores menos favorables de glucosa y colesterol, además de mayores índices de aterogénicos (que son indicadores para medir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a largo plazo). También se observó que, tanto desayunar como cenar tarde, se relacionaban con una peor calidad global de la dieta.
Para llevar a cabo el estudio, que se publica en la revista Pediatric Obesity, se contó con una muestra de 880 escolares de entre 8 y 13 años residentes en A Coruña, Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia. A través de cuestionarios respondidos por los padres y evaluaciones realizadas en las escuelas, se recogieron datos sobre horarios de comida, composición y calidad de la dieta, parámetros bioquímicos (niveles de glucosa, insulina, colesterol, triglicéridos) y medidas antropométricas (peso, altura, circunferencia de la cintura, pliegues corporales y composición corporal).
"Si bien se trata de un estudio observacional, sus hallazgos refuerzan la importancia de considerar el cuándo se come como un factor más en la prevención del sobrepeso infantil, especialmente en países como España donde la cena suele realizarse tarde. La obesidad infantil es uno de los grandes desafíos de salud pública a nivel mundial", ha añadido la también investigadora de Valornut María Dolores Salas, según recoge Ep.
Desde el grupo de investigación se sugiere seguir investigando en esta línea e incorporar variables como el cronotipo (si el niño es más activo por la mañana o por la noche), la duración de las comidas o los niveles de melatonina, para entender mejor cómo el reloj interno influye en nuestra salud desde la infancia.
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