Entrevista
«A partir de los 40 hay fallos de memoria. El problema es discernir lo patológico de lo normal»
"El cerebro busca caminos para seguir funcionando, desde lagunas hasta olvidar personas", explica Aarón Fernández del Olmo, neuropsicólogo clínico y autor de «El cerebro es un cabrón»
El cerebro, al igual que sucede con la vista, cambia con la edad, unos cambios que es importante detectar. Algo que no es precisamente fácil porque, como dice Aarón Fernández del Olmo, neuropsicólogo clínico, «El cerebro es un cabrón» (editorial Kailas).
¿Por qué lo es?
El cerebro hace cosas, se reorganiza cuando tienes un daño. Así, cuando sufres una enfermedad neurodegenerativa busca caminos para seguir funcionando. En ocasiones los caminos que encuentra es crear lagunas u olvidar personas, que es mejor que un cierre, pero causa delirios.
En su libro aborda historias de vidas alteradas por una enfermedad neurológica. ¿Qué secuelas en el cerebro le han llamado más la atención?
Te diría que la anosognosia, que es cuando la persona no reconoce las dificultades que tiene. No es una negación, es que no son conscientes de lo que tienen. También destacaría aquellos que piensan que una parte de su cuerpo no es suya y llegan a experimentar que tiene vida propia; piensan que le han cosido un brazo y quieren que se lo quiten. O aquellos que han perdido la visión en un ojo y aseguran que siguen viendo.
¿Qué sucede en el cerebro cuando no es capaz de guardar información?
Es muy curioso. El cerebro no deja de funcionar pero lo hace con menos información de lo que debería. Cuando ves una serie y te saltas un par de capítulos sabes que te falta información y tratas de hilar. Pero si no eres consciente vas a buscar interpretaciones en tu entorno. Pues las personas con alzhéimer empiezan perdiendo los recuerdos de los últimos años hasta la infancia. No recuerdan haber sido madre y por eso pueden confundir a su hija con su hermana. Ver a su hija les despierta una emoción, saben que es de su familia, y, como van perdiendo los últimos años, piensan que debe ser su hermana.
Muy interesante el caso de Eugenia que cuenta en el libro. ¿Se puede mejorar el funcionamiento de la memoria?
Cuento casos extremos. Muchas veces no son tan graves. Pero es importante entender que hay muchos tipos de memoria y muchos procesos. Si tienes amnesia anterógrada, dificultad para generar nuevos recuerdos, otros sistemas funcionan y puedes compensar los que están fallando. Podemos mejorar, siempre y cuando nos pongamos en manos de un neuropsicólogo.
Entiendo que cuando uno empieza a notar que no recuerda qué ha dicho a un familiar o no es capaz de encontrar las palabras lo puede pasar muy mal. ¿Algún consejo?
A partir de los 40 ya hay fallos de memoria que son normales. Yo tengo 44 y asusta. La gente considera normal ponerse gafas si ve mal, pero no aceptan que puede funcionar mal su memoria. El problema es discriminar lo patológico de lo que es normal. El cerebro cambia con la edad y tenemos que adaptarnos a estos cambios: usar agenda, apuntar cosas en una pizarra, prestar más atención... porque a todos nos pasa lo de no recordar palabras, eso también se deteriora con la edad. Lo que es más contraproducente es reducir las conversaciones por miedo a que no salgan las palabras, a equivocarse.
¿Deberíamos chequearnos?
Ante la duda de cualquier tipo de deterioro superior al lógico de la edad se debería hacer revisión. Y a partir de los 45-50 años hay que hacer una revisión neuropsicológica para ver cómo estamos.
¿Por qué si no tiene cura?
Porque detectar neurodegeneración temprana permite que el proceso de degeneración vaya más lento.
En su libro ahonda en cómo el cerebro a veces se reorganiza de formas inesperadas que dan lugar a síndromes que rozan lo paranormal, ¿hasta ver fantasmas?
Nuestro cerebro modula nuestra experiencia perceptiva. Una cosa es lo que hay y otra lo que tú esperas. Pero cuando se degenera el cerebro este puede hacer que uno vea caras flotando en la pared o escuchar voces, por ejemplo. Esto sucede en algunas enfermedad neurodegenerativas.
Las altas temperaturas pueden provocar deshidratación y afectar la presión arterial, lo que puede ser peligroso para personas con alzhéimer. ¿Es así?
Las altas temperaturas y los cambios de tiempo afectan al cerebro, también a una persona sana. Pero no tienen que llegar a suponer un problema grave. En cambio, a los pacientes con ictus, traumatismos o covid persistente los cambios de tiempo sí les afectan mucho.
¿Cómo pueden explicar los padres a un niño que su abuelo o abuela tiene una enfermedad neurodegenerativa o que su padre ha sufrido una lesión cerebral por la que no es él o no parece él?
Es un tema muy complejo. Damos herramientas, cuentos, historias para ir introduciendo ciertas realidades como que su progenitor o abuelo ha perdido capacidades y que hay que adaptarse a los cambios.
Hay pacientes que por su enfermedad neurodegenerativa se vuelven irritables. No se les puede llevar la contraria. En estos casos llevarlos al médico puede ser imposible. ¿No se debería establecer una revisión anual como el chequeo del trabajo a partir de los 65 años?
Muchas veces no quieren acudir, porque creen que no les pasa nada o por no querer preocupar al entorno. Se puede hablar con ellos por teléfono antes de que vayan. No puedes arrastrarlos de la puerta de casa. Estoy de acuerdo con lo de la revisión, pero a veces se hace revisión rápida de 10 minutos y eso no sirve. El problema es que la neuropsicología no está implantada en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Una revisión anual o cada seis meses sería vital. La población lo necesita.
No hace falta tener un familiar con una enfermedad neurológica para leer su libro. ¿Por qué deberíamos leerlo todos?
No solo porque sea mi libro, hay que leer cualquier libro que trata de sensibilizar una realidad que está ahí, pero que parece invisible. Los pacientes no se van a levantar para exigir sus derechos. Pero están ahí y necesitan apoyo. Y luego, por la parte egoísta, puede pasarnos a nosotros mañana. Es necesaria una atención más especializada. Y leer este tipo de libros ayuda a valorar cosas que hacemos en nuestro día a día que no damos valor, como que estoy hablando contigo y ando a la vez. Hay gente que no puede por daño cerebral. Es un milagro a veces que todo funcione como debe. Por eso digo que el cerebro es un cabrón, porque tiene a normalizar lo que funciona. Y no te pone de manifiesto todo lo que tienes.