Dormir bien es fundamental para la salud. Durante el descanso nocturno, el organismo lleva a cabo procesos esenciales como la reparación celular, la regulación hormonal y la consolidación de la memoria. Sin embargo, más allá de la duración o la calidad del sueño, hay un aspecto que suele pasar desapercibido y que puede tener consecuencias visibles: la postura al dormir.

No solo el cuello o la espalda se ven afectados por una mala posición durante la noche. Según advierte la dentista y divulgadora Janira Sánchez, el rostro también puede sufrir las consecuencias. En un vídeo reciente publicado en su cuenta de TikTok, Sánchez ha alertado sobre un fenómeno conocido como "pillowing", cada vez más comentado entre profesionales de la salud estética y dental.

¿Qué es el 'pillowing'?

El término hace referencia al efecto negativo que puede provocar el contacto prolongado del rostro con la almohada, especialmente en quienes duermen de lado o boca abajo. Esta presión mantenida durante horas puede contribuir al descolgamiento facial, a la formación de arrugas y, con el tiempo, incluso a alteraciones en la simetría del rostro.

Así, Sánchez asegura que las posturas que más deforman la cara son "dormir siempre del mismo lado, dormir con la mano debajo de la almohada o cara o también dormir boca abajo", explica Janira Sánchez en el vídeo, que ya ha superado las 10.000 visualizaciones. El problema no es solo estético. En algunos casos, el pillowing puede estar relacionado con tensiones musculares en la mandíbula e incluso dolor de cabeza crónico, especialmente en personas con tendencia al bruxismo.

¿Cómo prevenir estos efectos?

Para evitar los posibles efectos negativos del pillowing, los expertos recomiendan dormir boca arriba siempre que sea posible, o ir cambiando de postura a lo largo de la noche, ya que la primera se traduce en una menor presión en nuestro rostro, mientras que la primera permitiría igualarla y que no tenga tanto impacto en nuestra apariencia. También se sugiere el uso de fundas de almohada de seda o satén, que reducen la fricción, y optar por almohadas ergonómicas que repartan mejor la presión.