Opinión

Pseudoterapias

Muchas de estas terapias «no contrastadas científicamente», funcionan y ayudan a sanar

Mujer practicando yoga y meditación en posición de loto en la puesta de sol.
Mujer practicando yoga y meditación en posición de loto en la puesta de sol.Dreamstime

El Ministerio de Sanidad está llevando a cabo un severo plan contra lo que llaman pseudoterapias, entre ellas el taichí, luminoterapia, respiración consciente, chi-kung, zero balancing, aromaterapia… A estas hay que añadir otras muchas ya analizadas anteriormente como el pilates, el yoga, la terapia floral, la reflexología, la musicoterapia, la meditación, el masaje estructural… Me temo que, para empezar, el Ministerio está mezclando churras con merinas. El yoga, por ejemplo, es una disciplina física, mental y espiritual originada en la India, que enfatiza la meditación y la liberación a través de fundamentos prácticos. En los años 80, el yoga se popularizó como una forma de ejercicio físico y relajante sin considerar la importancia de la meditación y el equilibrio cuerpo-emoción-mente. No obstante, muchas escuelas fueron integrando la meditación en sus prácticas y millones de personas se benefician de ellas. Tantas como que en EE UU hay más de veinte millones de personas practicantes. ¿Será que el yoga no es terapéutico?

El Ministerio desea analizar cuáles sí y cuáles no de estas técnicas están contrastadas científicamente. El absurdo, desde mi punto de vista, es que una terapia es, y lo dice la RAE, el tratamiento de una enfermedad o de cualquier otra disfunción. Y muchas de estas terapias «no contrastadas científicamente», funcionan y ayudan a sanar. Entre otras cosas porque son tratamientos generalmente humanizados en los que se escucha al paciente, se le asiste sin agresividad, se le ofrece tiempo, se le relaciona con el grupo…, métodos muy beneficiosos para alguien que se siente desvalido, incomprendido y no bien tratado por ciertas terapias sí contrastadas científicamente. Por eso las practicamos la mayoría, no porque nos dejemos engañar. Así que, si el Ministerio de salud nos quiere proteger, que comience por socorrernos de la tardanza en la atención primaria, el acelere en las consultas, las listas de espera en cirugías, la deshumanización de las urgencias… En fin, que empiecen protegiéndonos de sus propias políticas.