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Dermatología

Psicodermia: cuando la mente se ensaña con la piel

El acné escorado, el delirium parasitarum o la dermatitis facticia son consideradas enfermedades psicodermatológicas

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El cerebro tiene un peso muy importante sobre todas las enfermedades que afectan a la piel. Es decir, hay enfermedades mentales que influyen directamente en patologías dermatológicas. También ocurre al revés, que determinadas patologías de la epidermis, al generar estrés y ansiedad, desembocan en una depresión.

Un ejemplo de este último caso es la psoriasis grave. «Tiene un impacto psicológico sobre el paciente más importante que una depresión. Verse afectado de arriba a abajo le produce un estigma», asegura Juan Escalas Taberner, coordinador del Grupo Español de Investigación en Dermatología Psiquiátrica de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). «Algunos de ellos evitan durante años ir a un gimnasio, a la playa, a la piscina... porque les da vergüenza quitarse la ropa. También les afecta a la hora de tener relaciones íntimas», explica.

Acné escoriado

Por otra parte, las enfermedades mentales que tienen repercusión sobre la piel se asocian a autolesiones. «Por ejemplo, hay adolescentes que cuando se miran en el espejo y se ven un grano no pueden evitar explotarlo y hacerse heridas en la cara. Cuando vienen a la consulta tiene la cara hecha un desastre, ¡por ellos mismos, no por la enfermedad en sí! A lo mejor solo tienen un acné ligero pero son incapaces de no tocarlo», señala Escalas. Estos casos son considerados por los médicos un tipo de trastorno obsesivo compulsivo (TOC). En concreto, lo denominan acné escoriado.

Delirium parasitorum

El delirium parasitorum es otro ejemplo de enfermedad psicodermatológica, uno de los más frecuentes. Son personas que afirman tener la piel llena de bichos, y que los ven, cuando en realidad no es así. «El paciente lo pasa muy mal. Incluso, en la última reunión del Grupo Español de Investigación en Dermatología Psiquiátrica de la AEDV, que tuvo lugar a finales del pasado mes de febrero, una residente presentó el caso de un hombre que se había quemado las piernas con el objetivo de matarlos», indica.

Es más, este doctor señala que incluso se da el caso de lo que se ha denominado «folie a deux», que algún familiar afirma también que ve insectos sobre la piel del paciente, lo que da lugar a tener que tratar a los dos. «Tuve un caso de una mujer a la que su marido le aplicaba matamoscas sobre la oreja. Hay quien ha llegado a quemar el sofá porque decía que los bichos salían de allí», relata.

El origen de esta patología puede ser un delirio simple, que se da en personas mayores sobre todo, o formar parte de una esquizofrenia. También es frecuente que lo presenten jóvenes que consumen drogas excitantes, como cocaína.

Dermatitis facticia

Otra enfermedad psicodermatológica es la dermatitis facticia, que se produce cuando una persona se hace heridas a sí misma y lo niega. «En el acné escoriado al menos el paciente reconoce que no puede evitar explotarse los granos, pero en este tipo de patología lo grave es que llega a consulta y le plantea al médico, convencido, que le ha salido algo en la piel y que no sabe porqué», detalla Escalas. «La psquiatría moderna considera, por ejemplo, que los estigmas que aparecían en las manos de los santos -que eran considerados señales de clavos de la cruz como una manifestación divina- son una dermatitis facticia», añade.

Precisamente porque todas estas enfermedades requieren, muchas veces, tratamiento con psicofármacos, se ha creado, dentro de la AEDV, el Grupo de Investigación en Dermatología Psiquiátrica, de manera que los dermatólogos tengan la formación suficiente para tratar estos casos sin tener que derivarlos a otros especialistas.

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