Estudio

¿Puede un antibiótico prevenir las enfermedades de transmisión sexual?

La Universidad de Barcelona y la ONG Stop han llevado a cabo el primer estudio en España sobre el uso del método DoxyPEP como estrategia preventiva posterior a una relación de riesgo y evitar sífilis, clamidia o gonorrea

El Servicio de Dermatología del General de València diagnostica más de 1.000 casos de infecciones de transmisión sexual en dos años y medio
El Servicio de Dermatología del General de València diagnostica más de 1.000 casos de infecciones de transmisión sexual en dos años y mediolarazon

La creciente incidencia de las infecciones bacterianas de transmisión sexual es un problema de salud pública importante en todo el mundo. En la actualidad, entre las terapias que se estudian destaca la utilización del antibiótico doxiciclina como método de profilaxis posterior a una relación sexual sin protección —que se conoce como DoxyPEP. Ahora, la Universidad de Barcelona y la ONG Stop han llevado a cabo el primer estudio en España sobre el uso del método DoxyPEP como estrategia preventiva entre la comunidad formada por gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) en España.

«Los resultados sugieren que, aunque las asociaciones médicas y científicas rara vez avalan el uso comunitario del DoxyPEP como estrategia de prevención, la comunidad GBHSH ya le está integrando como medida preventiva», explica Sergio Villanueva, que ha liderado la investigación y es profesor de la Facultad de Información y Medios Audiovisuales e investigador del Centro de Investigación en Información, Comunicación y Cultura de la UB (CRICC). El trabajo, publicado en la revista Infection, lo ha impulsado Stop, una ONG dedicada a la salud sexual de la comunidad GBHSH, de la que es miembro el profesor Villanueva.

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Prometedor pero con riesgo de aumentar las resistencias

Diferentes investigaciones clínicas de los últimos años —como el ensayo clínico Ipergay en Francia, en 2015; el DoxyPEP en Estados Unidos, o el DoxyVac en Francia, en 2022— han evaluado la eficiencia de la doxiciclina como método de profilaxis postexposición —conocido como DoxyPEP—, con resultados prometedores contra la sífilis (Treponema pallidum), la clamidia (Chlamydia trachomatis) y, en menor medida, la gonorrea (Neisseria gonorrhoeae). A pesar de estas evidencias, la mayoría de las asociaciones médicas y científicas no recomiendan su uso comunitario, sobre todo por la preocupación por el potencial impacto de esta terapia en el incremento de resistencias a los antibióticos.

Los investigadores explican que «la Sociedad Clínica Europea del Sida (EACS) indica que se puede proponer el DoxyPEP a personas con infecciones de transmisión sexual (ITS) repetidas que conviven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y solo caso por caso. Siguiendo estas recomendaciones, varias asociaciones nacionales de países europeos han emitido directrices similares, como la Asociación Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), que recomienda el DoxyPEP solo para casos concretos».

Datos coincidentes con estudios en otros países

En este contexto, los expertos han intentado realizar una panorámica sobre la penetración de esta herramienta farmacológica en la comunidad GBHSH. Con este objetivo, han encuestado a 150 personas del colectivo a través de las redes sociales de la ONG. Los resultados han revelado que habían utilizado doxiciclina como DoxyPEP el 35,4 % de los encuestados, un 17,2 % de los cuales no siguieron las pautas de administración evaluadas en los ensayos clínicos —es decir, 200 mg en las setenta— dos horas posteriores al sexo sin preservativo.

Villanueva reconoce que «estos hallazgos coinciden con los observados en un estudio similar realizado en Alemania, en el que una proporción comparable de miembros de la comunidad GBHSH muestreada había tomado doxiciclina el año pasado y la estaba utilizando como DoxyPEP (35,4% vs 23%)». Respecto a los métodos más comunes para obtener la doxiciclina, según el estudio, los más habituales son a través de la receta de un especialista o utilizando pastillas sobrantes de un tratamiento anterior; en algunos casos también la consiguen pidiéndola en línea o a través de canales no oficiales.

Además, la investigación también mostró que su uso se relaciona con una disminución durante el último año en la frecuencia de diagnóstico de enfermedades como la sífilis y la gonorrea, pero de forma significativa solo en la clamidia. Sin embargo, los investigadores subrayan que estos hallazgos deben interpretarse «con cautela, ya que se basan en datos autoinformados, y factores cruciales como la duración o la adhesión al DoxyPEP no se recogieron de forma adecuada en la encuesta».

Necesidad de regulación

En cualquier caso, para los investigadores, «la falta de regulación y la toma de decisiones pueden provocar, por un lado, el uso indebido de la doxiciclina como estrategia preventiva en regímenes de medicación que no se basan en pruebas sólidas y, de por otra, la adquisición del fármaco por canales no regulados o proporcionando información falsa a los profesionales sanitarios».

En este sentido, los autores subrayan la necesidad de «un discurso médico y científico que, en colaboración con las entidades de la sociedad civil dedicadas a la salud sexual, formule pautas sistemáticas y basadas en la evidencia para esta herramienta preventiva, de forma que se garantice la calidad de los tratamientos y la formación de los profesionales responsables de recetarlos».