Recomendaciones

Por qué hay que evitar rascarse las picaduras

En ese gesto donde reside el peligro, ya que se origina un prurito que puede derivar en infección

Las picaduras de medusas "españolas"deben tratarse con agua de mar
Ante la picadura de una medusa, lo ideal es lavar bien la zona con agua salada o suero fisiológicolarazon

No rascarse una picadura es un consejo que forma parte del saber popular. Aunque a veces desconocemos la causa exacta de este tipo de recomendaciones basadas en el sentido común, en este caso el motivo es sencillo de entender. Y es que el "peligro" de las picaduras de insectos y animales durante el verano reside en la mayoría de los casos en "las consecuencias del rascado por el prurito que originan", recuerda Cristina Villegas, jefa de servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, de Madrid. "Las heridas que podemos provocarnos con el rascado pueden acabar convirtiéndose en infecciones más graves que, en algunos casos, requieren atención hospitalaria", explica.

Aunque es poco frecuente que las picaduras de insectos u otros animales desencadenen una reacción grave, cuando esta se produce hay que acudir a un servicio de urgencias de inmediato. "Si se producen síntomas de dificultad respiratoria o inflamación y/o dolor intenso en la zona hay que consultar con un médico. Los remedios caseros no son aconsejables, ya que podría empeorar la situación", insiste. "En general, con un antiséptico y una crema de corticoides se suelen resolver la mayoría de las picaduras y, si son muy pruriginosas, se recomienda un antihistamínico oral".

Entre las picaduras más comunes que se producen en verano se encuentran las de arañas, mosquitos, garrapatas, chinches o abejas, pero también existen otros animales como las medusas o las fanecas- pescado blanco de agua salada- cuyo hábitat natural son las playas mediterráneas o atlánticas, que pueden producir daños leves en la piel.

Una solución para cada tipo de picadura

Lo más importante es tratar las heridas que puedan derivar de las picaduras. En el caso de los insectos, los expertos recomiendan no tocarlas y dejar que desaparezcan de forma natural, pero, en caso de experimentar picores o escozor, se puede aplicar suero fisiológico o algún desinfectante como la clorhexidina y frío local para desinflamar, o fármacos específicos que ayudarán a reducir la inflamación, a aliviar el escozor y a evitar las heridas derivadas de rascarse.

Hay que tener "especial cuidado" cuando se viaja al extranjero, donde los mosquitos pueden transmitir enfermedades como el dengue, el paludismo o el zika, mientras que otros insectos de Asia o África podrían ser venenosos. En estos casos, será necesario conocer los riesgos y los síntomas que pueden aparecer para actuar con rapidez ante una picadura.

Cuando se trata de la picadura de una medusa, lo ideal es lavar bien la zona con agua salada o suero fisiológico, nunca con agua dulce, pues podría empeorar los síntomas. Posteriormente, es preciso aplicar frío local y una crema de corticoide, en caso de que el dolor sea severo.

Si el animal que produce la picadura ha clavado su aguijón, como hacen las abejas, las fanecas o los erizos de mar, es importante retirarlo con unas pinzas previamente esterilizadas, limpiar bien la zona con agua y jabón y aplicar cremas antibióticas. En ocasiones, también será necesario cubrir la herida para evitar infecciones o recurrir a la ingesta de analgésicos, pues este tipo de picaduras suelen ser más dolorosas.

Prevención

El verano es la época en la que más picaduras se producen, fundamentalmente por el hecho de que pasamos más tiempo al aire libre, la ropa que usamos deja más zonas de nuestro cuerpo a la vista y porque proliferan las colonias de insectos, que se instalan en parques, ríos y lugares verdes. Aunque no hay ninguna forma de estar completamente a salvo de sufrirlas, los expertos recomiendan tomar precauciones mediante el uso de repelentes si el lugar vacacional se encuentra en zonas de montaña o en entornos muy cálidos y húmedos; respetando las zonas de playa en los arenales o utilizando escarpines, sobre todo para los niños, e instalando mosquiteras en la habitación en la que se duerme.