
Cirugía estética
Quitarse el pecho a los 50, una realidad de cada vez más mujeres
Pese a lo que se creía hace 25 años, las mujeres adultas están optando por retirarse los implantes. ¿Qué motivos hay detrás?

Hace dos semanas la actriz Alyssa Milano, una de las impulsoras del movimiento #MeToo que saltó a la fama por salir en «Melrose Place» y «Embrujadas», anunció que se retiraba las prótesis mamarias. El motivo: liberar su cuerpo que fue «sexualizado, que fue abusado», y que se puso en su día porque «creí (que era) necesario para ser atractiva, amada, exitosa y feliz».
Una decisión que cada vez toman más mujeres a partir de los 50 años (la actriz tiene 52), unas por naturalizar su cuerpo, otras por no tenerse que operar a los 70, otras porque con el paso del tiempo sus pechos no están acorde con el implante.
«En el sector se está comentando mucho este perfil de pacientes que se están retirando las prótesis mamarias. Se trata de pacientes que se operaron en el ‘‘boom’’ del aumento mamario entre finales de los 90 y principios de los 2000», explica Joan Fontdevila, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre).
Entonces ningún cirujano imaginaba que iba a pasar lo que sucede hoy. «Hace 20 años pensábamos que estas mujeres se iban a volver a poner los implantes mamarios. En cambio, hoy lo común, pasados los 50, es eliminar las prótesis», reconoce.
«No tenemos cifras aún, pero en mi consulta –prosigue– al menos el 85% de las mujeres de 50 años optan por eliminar y no volver a colocarse implantes. Se necesita una estadística, porque este dato solo responde a lo que veo en mi clínica, pero también es cierto que coincide con lo que hablamos en el sector con otros compañeros de profesión».
El motivo detrás no es una moda como está sucediendo con el maquillaje, donde el iluminador, la línea de ojos vibrante o el contorno intenso han dado paso a la tendencia de parecer que no se lleva casi maquillaje, aunque eso se logre trabajando la tez, los labios, las cejas...
«No podemos interpretar que la gente se quite prótesis de senos de forma masiva por miedo o por naturalizar. Al contrario, la población joven sigue colocándose implantes mamarios. De hecho, esta demanda va en aumento entre las jóvenes en paralelo a cuánto crece la población», incide. Así, las intervenciones más frecuentes, según el informe «La realidad de la cirugía estética en España» (publicado en 2023), siguen siendo las cirugías de la mama (52,6%) con implante (27,6%) a la cabeza. Y en el caso concreto de 18-29 años, la cirugía de mama femenina representa un 62,1% del total de intervenciones: un 45,7% corresponde al aumento de mamas con implante.
Pero si en población joven sigue creciendo, en mujeres que están en los 50 sucede lo contrario. «En mujeres adultas cuando van a evaluarse los pechos al tener prótesis de hace 20 años se encuentran con problemas de rotura, con deterioro del implante o también con que el pecho no está acorde con el implante. Por ejemplo, con el paso de los años el cuerpo cambia. No es lo mismo el cuerpo de una persona que se opera con 20, delgada y sin hijos, que con más años y embarazos, ya que la piel se distiende» debido a la pérdida de colágeno y elastina, y se «coge peso, lo que puede hacer que el pecho natural quede descolgado por encima del implante y quieras naturalizar esa forma», detalla el presidente de Secpre.

«A mi consulta vienen mujeres que me dicen que se operaron con 20 y que no se ven teniendo que operarse de nuevo a los 70 años y me piden que les dé opciones. A otras pacientes, en cambio, te dicen que el volumen ya no les importa. Y otras optan por sustituir sus implantes mamarios por grasa de la propia paciente, siempre ha de ser grasa autóloga, y equilibrar así la distribución de grasa para que no tenga tanta reducción de volumen como sucedería de quedarse sin nada. Otras pacientes te dicen que cuando se operaron con 26 años pesaban 52 kilos y ahora 62 y que han tenido varios embarazos por lo que tienen más pecho ahora que cuando se operaron, por lo que piden que se le limpie el pecho, ya que con lo que tienen es suficiente».
También hay pacientes que por la edad les ha cambiado la forma de todo el cuerpo y «tienen que remodelar de nuevo el pecho porque no es para siempre la forma del pecho. Al igual que alguien sin implantes el pecho cambia, a las mujeres que llevan implantes también les pasa, por lo que muchas optan por operar para recolocar y situar todo en su sitio».
Fontdevila insiste en que no se trata de una moda, que ahora se quieran tener pechos más pequeños, porque las jóvenes siguen queriendo un pecho grande, ni por querer parecer naturales, sino que es más bien por la perspectiva de que la mujer madura quiere olvidarse del implante y quedarse limpia de cuerpos extraños, porque se ha roto implante u otro problema como el encapsulamiento o que ha cambiado su pecho. Es decir, ya que paso por quirófano que me lo remodelen, no me voy a volver a colocar».
En cuanto al procedimiento en sí, Fontdevila explica que si el pecho natural ha ido cayendo, «lo que se hace es quitar la prótesis, subir y remodelar. Y si, además quiere añadir volumen con grasa, lo que permite conseguir la mitad de volumen que te da una prótesis, lo que se hace es abrir por donde se operó la primera vez, limpiar la zona y colocar la grasa, cortar piel si fuera necesario o nada si se tiene la piel firme».
Eso sí, añadir grasa no te da la sensación de tener el «escotazo» de antes. «A la paciente se la explica que tendrá una sensación de pérdida de volumen al añadir grasa cuando se ponga el sujetador», porque por presión el pecho quedará más aplastado que con los implantes. Es decir, «nunca será tan exuberante, sino que se verá como una mama natural».
Sea de un modo u otro, la intervención para quitarse las prótesis «es mucho más laboriosa que ponerlas. Requiere más tiempo. Colocar un implante puede ir, según la anatomía de la persona y la técnica empleada, de una a dos horas y quitar el implante y la capa que ha rodeado el implante y sin poner implante puede llevar más de dos horas y añadir grasa cuatro o más si hay que subir el pecho». A cambio, no hay que volver a pasar por quirófano.
Mejor no ponerse una copa voluminosa
►No solo la extracción de prótesis es una intervención más laboriosa que ponerse implantes, también es muy importante el punto de partida. Es decir, «si el aumento mamario inicial tenía un volumen adecuado al cuerpo las consecuencias van a ser menores que si el implante era grande y ha hecho que se estire mucho la piel. A futuro, esto puede dificultar la remodelación si el paciente quiere quitarse las prótesis», explica Fontdevila.
Así, «cuando se le ha estirado demasiado la piel tenemos que cortar. En cambio, si tiene firme la piel y no tiene mucho volumen de prótesis hay pacientes que no necesitan que le corten nada de piel», añade.
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