Opinión
Las razones que hay detrás del nuevo plan antitabaco
Surge la duda de si el plan encierra realmente fines de salud pública o persigue más bien actuar como una cortina de humo frente a asuntos ajenos a la Sanidad
El consumo de tabaco es causante de alrededor de 50.000 muertes en nuestro país, según las estimaciones de la Sociedad Española de Epidemiología, y se encuentra vinculado además con la irrupción de 35 enfermedades. Desde este punto de vista, cualquier norma o directriz dirigida a reducir el consumo y aminorar la mortalidad debe ser bienvenida. En este contexto hay que enmarcar el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo que el Ministerio de Sanidad ha sometido al debate de la Comisión de Salud Pública del Interterritorial para que esté vigente entre 2024 y 2027.
El documento plantea una batería de medidas para lograr tales fines, muchas de ellas demandadas de largo por las sociedades científicas. Sin embargo, su divulgación estos días, en mitad del escándalo Koldo-Ábalos y la concesión de la amnistía a los independentistas catalanes, puede llevar a cuestionarse si el plan encierra realmente fines de salud pública o persigue más bien actuar como una cortina de humo frente a asuntos ajenos a la Sanidad.
El texto presentado es prácticamente idéntico al que ya filtró el propio Gobierno hace alrededor de tres años y acabó guardado finalmente en un cajón del Ministerio. Si tan importante era combatir el tabaquismo, que lo es, ¿por qué ha esperado tres años Sanidad en desempolvar el plan? ¿Qué razones epidemiológicas le llevaron a archivar el anterior texto y a rescatarlo ahora, en medio de la tormenta política? ¿Se ha disparado mucho el consumo de tabaco en este tiempo? ¿Se está incorporando gente cada vez más joven a este hábito? Si es así, ¿no se preveía en 2021 que esto fuera a ocurrir? Puestos a ir más allá, ¿por qué no un plan similar contra el consumo de vinos y bebidas alcohólicas, tan lesivas o más para la salud?
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