Hallazgo

La sorprendente relación entre tener pesadillas de niño y sufrir párkinson de adulto

Una investigación encuentra un fuerte vínculo entre las pesadillas de los niños y la posibilidad de desarrollar demencia y párkinson de adulto

La sorprendente relación entre tener pesadillas de niño y sufrir párkinson de adulto
La sorprendente relación entre tener pesadillas de niño y sufrir párkinson de adultoFreepik

Dormir bien es esencial para mejorar nuestra calidad de vida. En teoría, consumimos un tercio de nuestra vida en hacerlo. Sin embargo, a veces resulta difícil conciliar el sueño debido a diferentes factores como el estrés, la ansiedad, el insomnio y los trastornos del sueño. Son varias las circunstancias que suelen reducir ese idílico estándar de ocho horas al día. Para muchos, dormir mal o menos de lo que necesita nuestro organismo, tiene que ver con las pesadillas o terrores nocturnos que les hacen despertar. Todavía poco se sabe sobre la relación entre los malos sueños y la salud, pero los científicos comienzan a indagar y algunos de los resultados que están hallando son cuanto menos extraordinarios.

Es el caso de un estudio publicado en eClinicalMedicine, del grupo The Lancet, que asegura haber probado que los niños que tienen pesadillas de forma regular tienen más riesgo de desarrollar demencia o párkinson. Dado que la enfermedad de Parkinson es aún es incurable y se prevé que la prevalencia mundial se pueda llegar a duplicar en la próxima década, la comunidad científica considera una prioridad identificar a las personas que corren un alto riesgo de padecerla. Lo que ya se sabía es que las personas con esta afección neurológica devastadora son propensas a tener sueños aterradores, pero los científicos no habían considerado usarlos como una señal de advertencia hasta ahora.

Todo comenzó con una primera publicación que indicó que las pesadillas frecuentes en hombres adultos están asociadas con una mayor probabilidad de desarrollar demencia en los años posteriores. Fue el mismo equipo, liderado por Abidemi Otaiku, investigador de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), el que comenzó a analizar qué relación podría haber entre las pesadillas y esta afección. Para ello, recopiló los datos de estudios realizados en EEUU en los que se había realizado un amplio seguimiento a 3.818 hombres, de 67 años o más.

Así, comprobó que los sujetos que tenían pesadillas frecuentes durante los primeros cinco años de investigación tenían el triple de probabilidades de desarrollar Parkinson que los que no las soñaban. Además, las personas de mediana edad que sufrían malos sueños que les hacían despertar tenían cuatro veces más riesgo de sufrir deterioro cognitivo en la década posterior. Aquella investigación le dio una pista al equipo de Otaiku: la mayoría de los adultos que tenía este problema con el sueño afirmaron que ya lo sufrían de niños.

La relación entre pesadillas y Parkinson en niños

Es por ello que los investigadores decidieron ir más allá: tras los hallazgos en adultos, se centraron en estudiar si las pesadillas de los niños también aumentan la probabilidad de padecer párkinson en la vida adulta. Para averiguar esta correlación era cierta, utilizaron datos de un estudio británico de cohortes realizado en 1958. Agruparon a los niños participantes en función de la frecuencia con las que experimentaban pesadillas entre los 7 y los 11 años y, después, usaron un programa para relacionar esta característica con las probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo o párkinson cuando tuvieran 50 años (en 2008).

Lo que descubrieron muy significativo. Según el nuevo estudio, si un niño de entre 7 y 11 años tiene malos sueños de forma constante puede tener casi el doble de probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo cuando tenga 50 años. Es decir, que estaría anticipando lo que le va a ocurrir dentro de 40 años. Pero la asociación es todavía más fuerte en el caso de la enfermedad de Parkinson: estos mismos niños tendrían hasta siete veces más probabilidades de ser diagnosticados con la enfermedad de Parkinson cuando cumplan el medio siglo.

"Los resultados fueron claros", explica Otaiku en The Conversation. "Cuanto más regularmente los niños experimentaban pesadillas, más probable era que desarrollaran un deterioro cognitivo o que les diagnosticaran párkinson". En concreto, los niños que tenían pesadillas persistentes tenían un 76 % más de probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo y un 640 % más de probabilidades de desarrollar párkinson. Este patrón era similar en niños y niñas.

Parece un dato alarmante, pero lo cierto es que pocos niños tienen pesadillas persistentes. En concreto, de los aproximadamente 7.000 niños que incluyó el estudio, 268 tenían estos malos sueños que les despertaban, el 4 %. De estos, cuando tuvieron 50 años solo el 6% había desarrollado deterioro cognitivo o párkinson; es decir, 17 personas (el 6%).

A pesar de los sorprendentes resultados del estudio, Otaiku afirma que se necesitarían más estudios que confirmen si las pesadillas condicionan a las personas para que después padezcan estas enfermedades neurodegenerativas, ya que experimentar pesadillas está determinado, en gran medida, por la genética de cada persona. Además, el científico puso de relevancia que esto no significa que quienes tengan pesadillas vayan a desarrollar enfermedades neurodegenerativas necesariamente. Simplemente, se trata de un estudio muy relevante que podría servir para tirar del hilo, entender mejor cómo influyen nuestros sueños y ampliar la perspectiva en la que se investiga sobre el párkinson.