
Entrevista
Susana Monereo: “Los yogures proteicos pueden ser saludables, pero depende de su composición”
Entrevista a Susana Monereo, jefa de servicio de Endocrinología y Nutrición Hospital Ruber Internacional

1. ¿Por qué están tan de moda los yogures de proteínas?
Los yogures proteicos han ganado protagonismo en los últimos años por múltiples razones. En primer lugar, su alta disponibilidad comercial y su presentación lista para el consumo los hacen una opción práctica, accesible y fácil de incorporar a la rutina diaria, tanto en personas activas como en quienes tienen poco tiempo para preparar comidas equilibradas.
Además, su popularidad responde a una mayor conciencia sobre la importancia de la proteína en la dieta, no solo en el ámbito deportivo, sino también en la salud general especialmente en contextos de control de peso, durante las dietas de adelgazamiento con el objetivo de mantener la masa muscular. A medida que envejecemos, la síntesis proteica se vuelve menos eficiente, lo que hace más difícil mantener la masa muscular y funcionalidad si no se alcanza el aporte adecuado. Esta necesidad es particularmente relevante a partir de los 50 años, cuando comienza la pérdida natural de masa muscular (sarcopenia).
Dado que muchas personas no llegan a cubrir sus requerimientos diarios de proteína —especialmente en el desayuno o entre comidas—, los yogures proteicos se presentan como una solución cómoda, portátil y nutricionalmente densa para ayudar a alcanzar esos objetivos de manera sencilla.
2. ¿Pero, realmente son tan saludables como se cuenta?
En términos generales, pueden ser saludables, pero depende de su composición. Un yogur proteico de calidad suele tener un perfil nutricional equilibrado: alto contenido en proteínas (generalmente entre 10 y 20 g por unidad), bajo o sin azúcares añadidos y con grasas moderadas o reducidas o incluso sin grasa. Sin embargo, no todos los productos etiquetados como “proteicos” cumplen con estos criterios. Algunos contienen edulcorantes artificiales, aditivos o una cantidad de proteínas marginal, lo cual puede desvirtuar sus beneficios esperados.
3. ¿Los hay mejores y peores?
Sí, existe una gran variabilidad en la calidad nutricional de los yogures proteicos. Los más recomendables son aquellos que aportan proteína de alto valor biológico, como la caseína o el suero lácteo (whey), con un bajo contenido en azúcares añadidos, sin exceso de edulcorantes artificiales y con una lista de ingredientes breve y natural.
También han surgido versiones vegetales enriquecidas en proteína, especialmente a base de soja, guisante o avena. Dentro de estos, los más completos son los elaborados con soja, ya que su perfil de aminoácidos es el más cercano al de las proteínas animales. Otros productos vegetales pueden presentar limitaciones en cuanto al valor biológico de la proteína, lo que significa que pueden requerir ser combinados con otros alimentos para completar su aporte nutricional. En el otro extremo, encontramos productos etiquetados como “proteicos” que en realidad contienen cantidades muy bajas de proteína, junto a una carga significativa de aditivos, espesantes o azúcares, lo que reduce su calidad y los aleja de su supuesto objetivo funcional. Por tanto, no todos los yogures proteicos son iguales, y es importante saber identificarlos.
4. ¿Qué hay que considerar antes de elegir unos u otros?
Es clave revisar el etiquetado nutricional. Se debe observar:
• La cantidad de proteína por unidad (idealmente más de 10 g).
• El contenido de azúcares añadidos o edulcorantes artificiales.
• El tipo de grasa (preferiblemente bajos en grasas saturadas).
• La lista de ingredientes, buscando fórmulas más simples y naturales.
Además, conviene tener en cuenta el perfil individual del consumidor: sus necesidades nutricionales, actividad física, patologías y tolerancia digestiva.
5. ¿Cuántos yogures se recomienda consumir al día?
No existe una cifra universal, pero en personas sanas, uno o dos yogures al día puede ser una cantidad adecuada dentro de una dieta equilibrada, siempre que no se supere el requerimiento proteico total diario. El consumo debe ajustarse según el resto de la alimentación y las necesidades individuales. En personas con una alta demanda proteica (como deportistas, en personas con dietas para perder peso o ancianos con sarcopenia), podrían tener un rol más destacado.
6. Sin embargo, no siempre son adecuados para todos. ¿Cuáles son sus contraindicaciones?
Existen algunas situaciones clínicas donde su consumo debe ser valorado cuidadosamente:
• Insuficiencia renal crónica, donde un exceso de proteínas puede ser perjudicial.
• Alergia o intolerancia a la proteína láctea o lactosa, en caso de que el yogur no sea adecuado para estos pacientes.
• Trastornos gastrointestinales como síndrome de intestino irritable, donde los edulcorantes o proteínas concentradas pueden generar síntomas.
• También deben ser evitados en dietas muy restrictivas si desplazan otros nutrientes esenciales.
7. ¿Existe alguna alternativa también saludable para estos yogures de proteínas, para quienes no los puedan/deban tomar?
Sí, hay varias alternativas saludables para quienes no toleran o no desean consumir yogures proteicos. Algunas de ellas son:
• Requesón o queso fresco batido bajo en grasa, que ofrece proteínas completas de alta biodisponibilidad.
• Huevos o claras de huevo, una fuente excelente de proteínas con un perfil aminoacídico completo.
• Legumbres, combinadas con cereales para obtener proteína vegetal completa.
• Yogures vegetales (como los de soja), siempre que estén fortificados y contengan un buen aporte de proteínas.
• Batidos naturales proteicos elaborados con tofu, semillas (como chía o cáñamo), frutos secos o leche vegetal enriquecida.
• Gelatinas con alto contenido proteico, especialmente formuladas con colágeno hidrolizado o proteínas lácteas, que pueden ser una opción ligera, de fácil digestión y buena adherencia en personas con bajo apetito o necesidades especiales, como adultos mayores o convalecientes.
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