Opinión

Testosterona y Política (III)

Las elecciones presidenciales de 2016 aceleraron la visibilidad de las conexiones populares entre la testosterona, masculinidad y conservadurismo

El expresidente Donald Trump
El expresidente Donald TrumpAndrew HarnikAgencia AP

Donald Trump acudió al programa del Dr. Oz sonriendo mientras el presentador enumeraba y elogiaba sus niveles de T. Un médico publicó anuncios en los que sugería que votar a Clinton podía evidenciar niveles bajos detestosterona.

Las asociaciones entre T, masculinidad y conservadurismo no hicieron más que acentuarse. Algunas voces de extrema derecha ahora tachan a la gente que no les gusta de «baja T». Las teorías sobre supuestos complots para castrar a los estadounidenses y convertirlos en serviles liberales de pene pequeño, llenándolos de estrógeno salieron de algunos medios paranoicos.

Algunos estudios sugieren que los estadounidenses pueden estar experimentando un descenso generalizado de sus niveles medios de T con el paso del tiempo. Pero el descenso que describen es mucho más modesto de lo que se cree, y, probablemente, se deba a factores como el sedentarismo y los contaminantes ambientales. Los endocrinólogos sostienen que el concepto de T, como hormona sexual masculina es erróneo.

Después de todo, los ovarios también producen T –aunque a niveles más bajos– y desempeña un papel vital en el desarrollo sexual femenino y en la salud general. Etiquetar a los estrógenos como una hormona básicamente femenina también puede ser erróneo, dado que las personas que nacen con testículos también los producen, y la salud general de los hombres depende de un buen equilibrio entre éstos y la T.

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