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Siete muertos y más de 600 heridos en las masivas marchas contra Mursi
Al menos siete manifestantes han muerto y 600 han resultados heridos en las masivas manifestaciones que piden la renuncia del presidente de Mursi. Las protestas continúan esta mañana.
Cientos de manifestantes protestan esta mañana contra el presidente egipcio, Mohamed Mursi, tras haber pernoctado en tiendas de campaña en la cairota plaza Tahrir, mientras la oposición ha dado de plazo hasta mañana, martes, al mandatario para que dimita. El movimiento "Tamarrud"(Rebelión), que asegura haber recogido 22 millones de firmas para pedir la dimisión de Mursi, fijó un ultimátum para mañana a las 17.00 hora local (15.00 GMT) para que éste deje su cargo y convoque elecciones. Si no lo hace, el grupo llama a comenzar una campaña de desobediencia civil, según un comunicado difundido hoy en su página web."Ya no es posible una solución intermedia y no hay alternativa al final pacífico del poder de los Hermanos Musulmanes, representado en Mursi, y al llamamiento a elecciones anticipadas", señaló "Tamarrud", antes de pedir a la policía, el ejército y la justicia que "tome partido de manera clara"por sus demandas.
Al menos siete personas han muerto y más de 600 han resultado heridas en los enfrentamientos que se han producido durante las manifestaciones celebradas este domingo para exigir la dimisión del presidente de Egipto, según han revelado a Reuters fuentes médicas y de seguridad. El jefe de Seguridad de la ciudad de Assiut, el general Abou El Qassem Abou El Deif, ha informado en un comunicado de que tres personas que participaban en la manifestación contra Mursi han fallecido al ser atacadas por hombres armados.
El ministro de Sanidad, Mohamed Hamed, ha confirmado horas antes la muerte de un joven de 25 años de edad, identificado como Ammar Gouda, en la manifestación opositora celebrada en la ciudad de Beni Suef, que ha sido atacada a disparos, al parecer, por islamistas.
Al Gamaa Al Islamiya ha indicado que Gouda era uno de sus miembros y ha acusado a los simpatizantes de Mursi de su muerte. Uno de sus líderes, Atef Marzouk, ha asegurado que los seguidores del presidente han disparado perdigones contra los manifestantes. "Nos hemos defendido hasta que uno de nosotros ha caído", ha dicho al diario 'Al Ahram'.
En la misma línea, Corriente Popular Egipcia (CPE), grupo opositor liderado por Hamdeen Sabbahi, ha informado en un comunicado de que al menos una treintena de miembros del "movimiento 'yihadista'"en Beni Suef han disparado contra los manifestantes.
Por su parte, fuentes médicas han revelado a Reuters que dos personas han muerto a causa de los disparos que se han producido en el marco del ataque que se ha llevado a cabo contra la sede de Hermanos Musulmanes en un suburbio de El Cairo.
Al parecer, cientos de personas han lanzado cócteles molotov contra la sede de Hermanos Musulmanes con varios de sus miembros en el interior, que se han defendido con ráfagas de disparos.
Además, el Ministerio de Sanidad ha confirmado que un total de 613 personas han resultado heridas en todo el territorio egipcio a causa de los enfrentamientos en esta jornada de movilización nacional.
Irhal
Cientos de miles de egipcios bajaron ayer a la calle para pedir la marcha de Mursi, coincidiendo con el primer aniversario de su toma de posesión. «Irhal» (vete) fue el eslogan del día en la plaza Tahrir y en otras plazas de Egipto, que esperan poder forzar la dimisión del islamista con manifestaciones multitudinarias. «Hay tanta gente en las calles que es imposible que nos ignore», aseguraba Marwa, una joven, con velo, empleada de una compañía petrolífera, en la plaza Tahrir. Allí, en el centro de El Cairo, se reunieron familias, niños, hombres y mujeres de todas las edades y clases sociales, y muchos más se dirigieron desde varios puntos de la capital hasta el Palacio presidencial, en el barrio de Heliopolis.
El palacio de Ittihadiya había sido fortificado en los pasados días con muros de hormigón, ante los cuales los manifestantes estuvieron cantando lemas contra Mursi y enseñándole la tarjeta roja, que se ha convertido en el símbolo de estas protestas. Pero el presidente se trasladó ayer al palacio de Al Qubba, a muy poca distancia de Ittihadiya, donde prosiguió con su trabajo, ignorando las voces de una gran parte de la población, que exige la convocatoria de elecciones anticipadas. «En este año no ha hecho absolutamente nada y no ha cumplido sus promesas, y no ha mejorado las condiciones de vida del pueblo», asegura Abdelhany, un profesor de mediana edad que se encuentra acampado a las puertas del palacio presidencial y asegura que no se irá hasta que Mursi dimita.
Los egipcios confían en poder echar a su presidente de la misma forma que derrocaron al dictador Hosni Mubarak, tras 18 días de protestas y acampada en las plazas del país entre enero y febrero de 2011. La diferencia radica en que Mursi fue elegido democráticamente en las urnas, pero un número creciente de ciudadanos considera que ha perdido la legitimidad tras un año de gestión nefasta, que ha llevado el país al borde del colapso. El Frente del 30 de junio, que reúne a los organizadores de las protestas, emitió ayer un comunicado en el que asegura que la voluntad del pueblo «ha sido expresada alta y clara en todo el país». El Frente también pide a los egipcios que sigan adelante con la presión a través de huelgas y protestas en los próximos días, que serán cruciales para el Gobierno.
Con todos los ojos puestos en el Ejército, los militares no se dejaron ver ni oír en el día de ayer, pero ambos bandos se mostraban confiados de contar con el apoyo o, al menos, la protección de los generales.
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