Asuntos sociales

1.000 días para acabar con la pobreza

La ONU renueva la hoja de ruta contra el hambre antes de que venzan los objetivos del Milenio. Los países con malnutrición se han reducido a la mitad, pero aún quedan 850 millones de pobres

El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon y Mariano Rajoy clausuraron la cumbre
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon y Mariano Rajoy clausuraron la cumbrelarazon

Comienza la cuenta atrás. A partir de hoy quedan mil días para acabar con el hambre en el mundo o, para ser más exactos, para erradicar al menos la mitad de una lacra que aún sufren 850 millones de personas, el 12,5 por ciento de la población global.

Comienza la cuenta atrás. A partir de hoy quedan mil días para acabar con el hambre en el mundo o, para ser más exactos, para erradicar al menos la mitad de una lacra que aún sufren 850 millones de personas, el 12,5 por ciento de la población global. Éste fue uno de los ocho Objetivos del Milenio que se marcó Naciones Unidas para 2000-2015, quince años en los que se ha logrado sacar de la pobreza a 45 países.

En la Reunión de Alto Nivel sobre Hambre y Seguridad Alimentaria de la ONU celebrada ayer en Madrid, el secretario general, Ban Ki-Moon, recordó que aún queda tiempo e hizo un llamamiento para «acelerar las acciones» porque «nuestro compromiso no caduca». Durante la clausura del acto junto a Mariano Rajoy, Ban recordó su infancia en Corea del Sur. «Yo fui pobre, fui uno de tantos jóvenes que vivía con hambre», comenzó antes de lanzar un mensaje de esperanza. «Con buenas políticas, el hambre y la malnutrición pueden ser erradicadas, y esto es algo que podemos ver en nuestras propias vidas», aseguró.

Por su parte, Rajoy reiteró el compromiso español con la cooperación pese a los recortes impuestos por la crisis y aseguró que «incrementaremos la ayuda en cuanto la situación nos lo permita». «No basta con sacar a hombres y mujeres de la pobreza, hay que darles oportunidades en un medioambiente sostenible. No basta con darles un presente, hay que darles un fututo», dijo el presidente del Gobierno. España ha recortado desde 2009 un 0,31 por ciento del PIB en ayuda al desarrollo. Del 0,46% hemos pasado al 0,15% en 2013, lo que significa un total de 3.100 millones de euros menos en cinco años.

El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, también se mostró optimista y aseguró que aún «hay un aliento» para cumplir el primero de los ocho objetivos establecidos en 2000. Confió en que en los próximos mil días «otros 40 países puedan salir de la pobreza extrema». En rueda de prensa junto al ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, Da Silva aseguró que esto no es «ninguna utopía y cuesta muy poco». Sólo hace falta voluntad política y que se asignen los recursos necesarios para ello.

La cita de ayer sirvió para esbozar la hoja de ruta que debe marcar los objetivos para los próximos quince años (2015-2030). Según declaró a este periódico el secretario general de Cooperación Internacional, Gonzalo Robles, el documento final que será expuesto por Ban Ki-Moon en la Asamblea General en septiembre recoge un nuevo enfoque. A la erradicación total de la pobreza, objetivo a alcanzar antes de 2025, se unirán un esfuerzo por la «sostenibilidad medioambiental» y una «cooperación triangular» que facilite la ayuda entre países subdesarrollados. Robles considera que «los países de renta media tienen que seguir siendo objetivo de las ayudas porque el 70 por ciento de las bolsas de pobreza se encuentra en estos países».

Y es que ya no es sólo importante luchar contra el hambre; también es importante combatir la malnutrición. Los expertos y científicos de las 29 agencias y programas de la ONU reunidos en Madrid coincidieron en que los primeros 1.000 días de vida de un niño, los mismos que faltan para que venza el «plazo» de los Objetivos del Milenio, determinan su desarrollo. El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, reconoció que «la malnutrición y el hambre son la mayor pandemia de la humanidad y uno de los principales problemas» del mundo actual. Por ello, durante su intervención, insistió en la importancia de enseñar a los países a gestionar de forma efectiva las zonas rurales. «La agricultura es la fábrica de alimentos» y por ello es importante que, en aquellos países donde el hambre afecta a un elevado porcentaje de la población, aprendan a manejar sus campos: «Se requiere de una acción potente de capacitación y formación de la población rural y agraria, donde tienen gran trascendencia las actuaciones de fomento del cooperativismo y del papel de la mujer».