Sociedad

Un niño con cáncer terminal pide conocer a Papá Noel y muere en sus brazos

Los hechos ocurrieron en 2016 pero el vídeo se ha hecho viral en internet en las últimas horas

Eric Schmitt-Matzen
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Eric Schmitt-Matzen, de 63 años, es la viva imagen de Santa Claus. Gracias a ello, reparte ilusiones cada año en Tennessee (EEUU). Una de sus actividades preferidas era visitar a los niños en el hospital, para intentar transmitirles la ilusión y la esperanza. Hace tres años, se conoció la triste historia que vivió con un niño de 5 años, con un cáncer terminal, gracias a un conmovedor vídeo que ahora se ha vuelto a hacer viral.

Schmitt-Matzen contaba entre lágrimas cómo unas semanas antes había vivido uno de los momentos más tristes de su vida. Contaba cómo había recibidola llamada de una enfermera que le pedía que acudiera al hospital para que un niño de cinco años, con una enfermedad terminal, pudiera conocerle y cumplir así su sueño antes de morir. Había planificado un viaje con su mujer para visitar a sus nietos pero tuvieron que suspenderlo. La situación era límite.

Schmitt-Matzen se armó de valor y contuvo todas sus emociones para visitar al pequeño paciente. No tuvo tiempo ni de cambiar de traje por uno más nuevo y con unos tirantes mejores. Llegó al hospital en menos de 15 minutos. Allí le esperaban los padres, que le entregaron un juguete de la Patrulla Canina, su favorito. Para no derrumbarse, pidió que saliera todo el mundo de la habitación. Los padres observaron la escena, entre sollozos, desde una ventana de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Papá Noel entró en la habitación y al fondo vio, estaba muy débil, como si fuera a quedarse dormido. Se sentó en la cama y comenzó a hablar con él: “¿Qué es eso de que te vas a perder la Navidad? ¡De ninguna manera! ¡Eres mi duende número uno!”.

El niño levantó la mirada y le preguntó “¿en serio soy yo?”a lo que Papá Noel le dijo “¡claro!”. En ese momento le entregó el regalo, pero el niño apenas tenía fuerzas para abrirlo. Cuando vio el juguete, le dedicó una gran sonrisa, apoyó su cabeza en su regazo y afirmó “dicen que me voy a morir. ¿Cómo puedo saber a donde voy?”. Schmitt-Matzen le pidió que cuando llegara dijera que era su duende número uno y que le dejarán entrar. El menor preguntó "¿Lo harán?, a lo que Papá Noel volvió a decirle “¡claro!”.

En ese momento, el niño se incorporó un poco, le dio un gran abrazo y le dijo una última cosa: “Papá Noel, ¿me puedes ayudar?”. Esas fueron sus últimas palabras. Schmitt-Matzen le abrazó y antes de que pudiera responder, el menor murió.

Fuera de la habitación todos eran conscientes de lo que había pasado. Su madre entró llorando y gritando “¡No, no, todavía no!”. Schmitt-Matzen se derrumbó. No paró de llorar en todo el trayecto de vuelta y llegó a plantearse dejar de ejercer de Papá Noel. Sin embargo, reunió fuerzas para hacer por última vez de Papá Noel y la sonrisa de los niños le devolvieron la ilusión y le hizo comprender que tenía una responsabilidad con ellos y que no podía abandonar. “Es importante para ellos y para mí”, concluyó.