Sociedad
Cuando la ayuda implica el cuidado
Los bomberos de la Comunidad de Madrid, pese a la creencia, trabajan sin cesar en el rescate de animales
El día de Reyes, mientras las familias españolas se reunían alrededor del roscón entre regalos y festejos, tuvo lugar el rescate de un perro y un gato tras un leve incendio en un domicilio del municipio de Majadahonda (Madrid). No había ninguna persona en la vivienda y, gracias a la participación de los bomberos, del Summa y el Samer, todo quedó en un susto. LA RAZÓN se ha puesto en contacto con una de las personas que participaron en el rescate, Erno Parra, bombero (y psicólogo) de la Comunidad de Madrid. «No fue un gran incendio, pero sí había mucho humo. Los compañeros consiguieron sacar a ambos animales. El gato estaba intoxicado y lo veíamos casi muerto, el perro en cambio estaba mejor. Por suerte, ambos se salvaron», explica Erno.
Según el joven, «no hay una pauta específica para los animales, pero disponemos de un gran número de medios y la preparación necesaria para enfrentarnos a cualquier situación. Cuando trabajas te puedes encontrar animales heridos o intoxicados y, ante ello, nos adaptamos al tamaño del mismo y utilizamos los recursos de los que disponemos. Por ejemplo, con el gato trabajamos con mascarillas como las que se usan para los niños». Pese a no ser una labor muy reconocida, los bomberos trabajan sin cesar en el rescate de animales. Se dan intervenciones muy variopintas, desde perros que se caen a un pozo, hasta gatos atrapados a grandes alturas.
Por otra parte, aunque en la Comunidad de Madrid no haya canes adiestrados, sí existen convenios para recibir su ayuda si fuese necesario. Además, en operaciones internacionales, el entrenamiento es esencial en lo que respecta a la búsqueda en derrumbes y rescates acuáticos. «Son muy eficaces y es impresionante su capacidad de entrenamiento. Saben distinguir cuándo una persona necesita ayuda y cuándo no», comenta Erno. Y añade: «Los perros ayudan también en casos de violencia de género o detectando plomo en las paredes. En la Unidad Militar de Emergencia también participan en casos de terremotos».
La vida callejera
El abandono animal es desgraciadamente un hecho. Según Erno, la presencia de gatos callejeros está más normalizada que la de los perros, aunque señala que se está avanzando a la hora de tomar conciencia sobre el problema. Los ayuntamientos, en colaboración con la sociedad civil, se encargan de la alimentación, atención sanitaria y castración para evitar plagas: «De esta manera se equilibra la balanza con las personas que tienen prejuicios hacia los animales callejeros. Al final, cuando los proteges y los controlas, ambas partes salen beneficiadas».
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