Investigación
El precio de la igualdad: el número de mujeres asesinadas aumentó en los 60 por el cambio en su rol social
En un estudio publicado en la Revista europea de política Criminal e investigación elaborado con datos de los últimos 104 años, vinculan el aumento de homicidios a mujeres con el abandono de sus roles tradicionales
La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Lausana en Suiza han elaborado el estudio "Female Homicide Victimization in Spain from 1910 to 2014: the Price of Equality? en la Revista europea de Política Criminal e Investigación, que pretende demostrar que el aumento de homicidios en mujeres desde 1914 a 2014 tuvio que ver con el cambio de rol social que sufrieron a partir de los años 60.
El estudio presenta resultados de víctimas de homicidios, masculinos y femeninos, en España entre 1914 y 2014, aunque “se ha centrado sobre todo en las víctimas mujeres”. Obra de Antonia Linde, directora del grado de Criminología de la UOC,
incluye datos de mujeres que han sido víctimas de homicidio perpetrado tanto por hombres como por mujeres. «Esto se debe a que, hasta finales de los años noventa no se encuentran datos públicos disponibles sobre víctimas femeninas por homicidio cometido por hombres», explica la investigadora. Teniendo en cuenta que hubo un par de periodos en los que fue interrumpida una tendencia al alza desde principios del siglo XX, 1923 y 1930 y entre 1939 y 1975, durante el resto del tiempo la línea de mortalidad femenina por homicidio no es estable en todo el siglo, pero el estudio identifica una tendencia alcista a partir de los años sesenta. En esos años el rol de la mujer cambia ostensiblemente hacia la igualdad de derechos y deberes y sus “rutinas cotidianas se modifican rápidamente”. Esto es, las mujeres pasan más tiempo de su vida trabajando o estudiando y fuera de casa y pasan más tiempo estando solteras y sin tener hijos: "«Estas nuevas actividades habrían aumentado su exposición al riesgo de ser victimizadas (pasan más tiempo fuera de casa, interaccionan con más personas, etc.)», explica Linde.
A partir de los años 60 aumenta el número de mujeres matriculadas en instituciones de enseñanza superior de manera significativa (el 2% entre 1915 y 1916 y el 25% en los 60), mientras se reduce el número de matrimonios en un 50% en estos 104 años (Pasando de 7 por cada 1.000 habitantes en 1910 a 3,4 en 2014). “El estudio muestra asociaciones entre la evolución de las mujeres víctimas por homicidio con seis indicadores del rol y el estatus social de la mujer en España: matriculación en estudios superiores, presencia en el mercado laboral, edad media de la madre en el nacimiento del primer hijo, matrimonio, divorcio y aborto", resuelve el estudio, que también resalta como datos que aumentan los divorcios (“se multiplica por 6, de 1982 a 2014, la proporción del número de divorcios por cada 100 matrimonios”), los abortos (hay 4 por cada 1.000 mujeres —de 15 a 44 años— en 1990 y 10,5, en 2014), la presencia en el mercado laboral (“2,7 hombres trabajaban en 1976 por cada mujer y, en 2014, 1,2”) y la edad media de las madres al nacer el primer hijo (“tienen 25 años en 1975, mientras que en 2014 tienen 31 años”).
Según Linde, “la brecha de género en la victimización de los homicidios en el Estado español no es estable a lo largo del tiempo” y en la proporción entre hombres y mujeres víctimas por homicidio ha disminuido desde 1900 hasta los inicios del XXI (“En la década de 1910, eran 7-9 hombres por cada mujer, en la segunda mitad de los sesenta, 2,7 por cada mujer, y a principios de 2010, menos de 2 hombres por mujer”). Si se estudia casi por décadas, el estudio encuentra el incremento de las mujeres muertas durante la década de 1910, su descenso en los 20 y el nuevo aumento en los años 30, justo antes de la Guerra Civil. “Después de la guerra, los homicidios decrecen constantemente hasta llegar a su nivel más bajo a principios de los años sesenta”.
La autora también plantea muchos interrogantes porque los datos que recopila pueden ser objeto de muchos más análisis. “La ética de investigadora me ha llevado a hacer públicos estos datos para que puedan ser utilizados por otros colegas en investigaciones futuras”, destaca Linde.
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