Sociedad

San Valentín: los brutales y oscuros orígenes del día más romántico del año

Sacrificios de animales, sexo y despiadados azotes son algunas de las costumbres que marcaron en el calendario el 14 de febrero

Los orígenes de San Valentín poco tienen que ver con lo que es ahora
Los orígenes de San Valentín poco tienen que ver con lo que es ahoralarazon

El día de los enamorados está al caer y con ello las cenas románticas a la luz de las velas, las escapadas, los regalos, las cartas (ahora cada vez más vía whatsapp o derivados) expresando nuestros sentimientos, y un sinfín de detalles que recuerdan a nuestra pareja lo bonito que es estar a su lado y la suerte que tenemos por ello.

Sin embargo, el día que hoy celebran las parejas a lo largo y ancho de todo el mundo no siempre fue igual de romántico, de hecho, todo lo contrario. Hace siglos, las tradiciones nada tenían que ver con las de ahora. Se dice que fueron las fiestas lupercales romanas las que dieron pie al día de San Valentín. Pero en estas celebraciones, los actos de barbarie predominaban y no eran evidentemente nada románticos. En estas, las mujeres se sometían voluntariamente al azote de los hombres, quienes usaban pieles de animales crudos para el acto, todo con la creencia de que esto les ayudaría a ser más fértiles y facilitaba el parto.

En el festival romano, también está la antesala de lo que inspiró al programa que tanto ha impresionado a España, y sí, hablamos de la “Isla de las Tentaciones”. Al igual que en el programa, o al menos de forma similar, las mujeres eran obligadas a participar en una especie de lotería de emparejamiento. Básicamente consistía en buscarles un pretendiente que se encontrase en el festival y con el que tendría que mantener relaciones sexuales durante el resto de la fiesta.

El origen: sacerdotes desnudos sacrificando cabras

La fiesta pagana de lupercalia surgió en torno al VI a.C. en una cueva oscura y considerada sagrada. Allí, un grupo de sacerdotes se reunían, se desnudaban y sacrificaban una cabra, como una representación de la sexualidad, y un perro, para la purificación. Luego, los sacerdotes eran untados con la sangre de los animales sacrificados en la frente y usando el mismo cuchillo que en las matanzas, para posteriormente limpiarlo con un trozo de lana empapado en leche. De nuevo, el tema de la fertilidad tiene importancia, ya que la leche se creía que al provenir de las madres, humanas o animales, aumentaba la fertilidad.

Esto no acababa aquí, es más, el ritual se volvía más oscuro si cabe. Los sacerdotes, conocidos como Lupercis, “hermanos del lobo”, cortaban las pieles de los animales en tiras y las introducían en sangre. Esas mismas tiras servirían para azotar a las mujeres. No obstante, las mujeres se presentaban voluntariamente a este acto porque pensaban que si eran golpeadas por un sacerdote se volverían más fértiles.

Después de las brutales palizas, la ceremonia de emparejamiento podía comenzar. Las mujeres metían en una urna enorme un papel con su nombre, antes de que los romanos eligiesen aleatoriamente a la mujer con la que pasarían el festival y posiblemente el resto de su vida. Todo ello sin olvidar la gran carga sexual que tenía el festival donde las parejas practicaban actos sexuales toda la noche, buscando dejar embarazada a la mujer.

Sin embargo, el festival fue evolucionando y volviéndose mucho menos violento. En el siglo V, el papa Gelasio eliminó la desnudez y los azotes, quedaron reducidos a pequeños golpes en la mano, de las ceremonias.

El sacerdote San Valentín y su trágico final

Si bien, el 14 de febrero era el día escogido para la macabra celebración, no recibió su nombre hasta que el santo San Valentín dio se lo dio a la tan famosa fiesta. Éste se dedicaba a organizar matrimonios secretos entre jóvenes de Roma. Acción que se dio porque el emperador Claudio II prohibió casarse a los hombres jóvenes, puesto que pensaba que eran mejores soldados que los casados. Por desgracia, el santo fue capturado y sentenciado a muerte, especialmente, por su intento de convertir al cristianismo a los romanos de la época. Valentín sería decapitado en torno al 278 D.C.

En los siglos posteriores, autores como Shakespeare, fueron escribiendo obras dedicas a esta fiesta, volviéndose mucho más romántica y parecido a lo que es hoy en día.